El Colombiano

EL CUENTO DE LA SUSTITUCIÓ­N DE CULTIVOS

- Por JUAN GÓMEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Antes de hablar del tema, voy a contar una experienci­a que tuve en Mocoa, capital del departamen­to de Putumayo.

Después de una reunión sobre vías y transporte en este departamen­to, cuando yo ocupaba el cargo de ministro de Transporte, se me acercó un campesino y me dijo: “ministro, yo soy un cultivador de coca”. Al mostrarle mi sorpresa, me explicó la razón por la que estaba en esa labor.

El campesino tenía una pequeña parcela algo retirada de la carretera. Me dijo que antes cultivaba maíz y yuca. Cuando llevaba sus productos al pueblo, tenía que arrendar unas mulas, cargarlas, sacarlas a la vía y esperar a que pasara un camión para poder transporta­rla al pueblo. Una vez en la plaza, entregaba la mercancía a los vendedores, quienes le pagaban lo que querían. Ya no podía devolverse con sus productos si no los podía vender sin rebajar el precio.

Cualquier día llegaron unos “señores” y le ofrecieron unas semillas para que las sembrara, con el compromiso de que los mismos oferentes de las semillas pasarían por las hojas de coca cuando se produjera la cosecha, las pesaban y en el mismo momento se las pagaban. Se evitaba el transporte y la dependenci­a de los compradore­s.

En los cargos que he ocupado, tuve la fortuna de conocer el país con sus valles, montañas, ríos y selvas. En medio de la selva profunda, alejados de las carreteras, veía los cultivos de coca. El medio de transporte para sacar la producción de coca es el aéreo, el helicópter­o. Los laboratori­os de procesamie­nto, los veíamos en las riberas de los ríos con las huellas de contaminac­ión por los químicos para producir la cocaína.

Esa situación me convence de que la sustitució­n de cultivos, tan cacareada por Juanpa –como le gusta que le digamos–, es imposible. Sacar cacao, o yuca, o maíz, o cualquier producto agrario de esa selva profunda, es imposible. Proponer la sustitució­n es la manera de oponerse a la aspersión con glifosato que es la única posibilida­d de acabar con la cocaína producida por los amigos del presidente entreguist­a. Para eso sí es bueno, para cumplir los compromiso­s adquiridos de protegerlo­s en sus negocios ilícitos.

Recordemos que cuando se acercaba el plebiscito para aprobar o negar la entrega de Colombia a los violentos y negociante­s de cocaína dijo, el entonces funesto presidente, que si ganaba el no, no había acuerdo con la guerrilla. Ganó el no y puso al Congreso a modificar lo acordado y aprobar lo que el pueblo había negado.

Como argumento dijo que había acogido los puntos que el presidente Uribe había pedido. Falso, tan falso como el mismo Juanpa –como le gusta que le digamos–. Tan falso, como la segunda elección de Juanpa. Fui testigo de lo conversado con el presidente Uribe y nunca se modificaro­n los puntos comentados por el presidente que se equivocó al llevar a semejante personaje al solio de Bolívar.

La única solución a los cultivos ilícitos es el glifosato

Proponer la sustitució­n es la manera de oponerse a la aspersión con glifosato que es la única posibilida­d de acabar con la cocaína.

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