SE HONRA A LA UNIVERSIDAD Y SE INTERPELA AL PODER POLÍTICO
Los resultados de la encuesta son elocuentes: se expresa un juicio severo a la situación social, política y de coyunturas actuales. La gran división entre país nacional y país político. La perspectiva de Jorge
Eliécer Gaitán cuando planteó la distancia entre el país de la gente de a pie y el de la ficción política y administrativa.
La encuesta es una factura de carácter histórico de un estudiantado que ha retomado su papel de ser interlocutor crítico frente al poder. La recurrencia de malas prácticas en el manejo de lo público llevan a los estudiantes a que declaren como sus “casas morales” a las universidades, sus espacios de formación ética y profesional. Las universidades no están comprometidas en situaciones de desesperanza.
La encuesta retrata a las instituciones públicas como referentes de frustración y promesas incumplidas. Organismos que desde la retórica se presentan como penthouse de la moral, pero que degradan la ética. Por eso califican mal al Congreso, con sus marrullas y trampas. La pregunta es ¿dónde está el Estado?
Igual, se critica al resto de la arquitectura tradicional, porque no representa solidaridad y decencia. Habla la calle. Y la universidad queda con el reto de estar en consonancia con la misión ética y política de la educación superior. Se honra que enseñar no es solo un asunto de instrucción profesional en habilidades, sino de formar ciudadanos, gente con compromiso superior