ALGO MUY GRAVE SUCEDIÓ EN ESTA COLUMNA
Algo muy grave sucedió en esta columna: hice referencia a un cuento de Gabriel
García Márquez sin darle los debidos créditos.
Bueno, “hacer referencia” y no “dar los debidos créditos” se queda corto: fue una copia tan textual -de hecho, el título, principio y final del cuento son idénticos- que pensé que se sobreentendería que era una alusión al texto de Gabo. Me equivoqué, debí haber hecho la referencia con mucha mayor claridad por respeto a los lectores y a uno de mis autores favoritos.
Sin embargo, a los errores hay que sacarles sus cosas buenas: es increíble la relevancia y vigencia que pueden llegar a mantener los alegóricos relatos de García Márquez. El mensaje de un cuento de ambiente costeño, provincial, se adapta cabalmente hoy en día a los temores que genera un virus anómalo, de pronunciación robótica, importado desde unas profundidades a las que ni siquiera Melquíades se hubiera aventurado a conocer.
Seguro no fui el primero, ni el último, en usar el “algo muy grave (un virus) va a suceder en este pueblo”. Sin embargo, será apenas el comienzo de la tendencia: se vienen largas semanas de abuso a “Cien Años de Cuarentena”, “Crónica de un Virus Anunciado” e, indudablemente, “El Amor en los Tiempos del Coronavirus”.
Y no es para menos: episodios medio fantasiosos, como sacados de un mal sueño, tienen alta probabilidad de incorporarse a nuestra cotidianidad estos días. Largos periodos sin salir de casa que se podrían sentir como una lluvia de “cuatro años, once meses y dos días” en Maconodo. Bajar todos los días a la oficina de correos esperando el resultado de un examen de un conocido o una vacuna que no llega. Ponerles campanitas en el cuello a los forasteros que llegan para no permitirles transmitir la peste del insomnio.
Será mi primer fin de semana en 22 años de vida en el que me levante por la mañana para encontrarme con las ligas de fútbol suspendidas. Será el primero de muchos precios menores que pagar: evitando el pánico, jamás se debe subestimar un riesgo sistémico, de crecimiento no-lineal, como el que representa el coronavirus.
En un futuro, espero que “el olor de las almendras amargas” de estas semanas me recuerden días largos, tediosos, pero no algo mucho peor. Será responsabilidad de todos * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.
Será el primer fin de semana, en 22 años, que me levante con el fútbol suspendido.