El Colombiano

ALGO MUY GRAVE SUCEDIÓ EN ESTA COLUMNA

- Por DAVID GONZÁLEZ ESCOBAR Universida­d Eafit Ing. Matemática y Economía, semestre 7 davidgonza­lezescobar@gmail.com

Algo muy grave sucedió en esta columna: hice referencia a un cuento de Gabriel

García Márquez sin darle los debidos créditos.

Bueno, “hacer referencia” y no “dar los debidos créditos” se queda corto: fue una copia tan textual -de hecho, el título, principio y final del cuento son idénticos- que pensé que se sobreenten­dería que era una alusión al texto de Gabo. Me equivoqué, debí haber hecho la referencia con mucha mayor claridad por respeto a los lectores y a uno de mis autores favoritos.

Sin embargo, a los errores hay que sacarles sus cosas buenas: es increíble la relevancia y vigencia que pueden llegar a mantener los alegóricos relatos de García Márquez. El mensaje de un cuento de ambiente costeño, provincial, se adapta cabalmente hoy en día a los temores que genera un virus anómalo, de pronunciac­ión robótica, importado desde unas profundida­des a las que ni siquiera Melquíades se hubiera aventurado a conocer.

Seguro no fui el primero, ni el último, en usar el “algo muy grave (un virus) va a suceder en este pueblo”. Sin embargo, será apenas el comienzo de la tendencia: se vienen largas semanas de abuso a “Cien Años de Cuarentena”, “Crónica de un Virus Anunciado” e, indudablem­ente, “El Amor en los Tiempos del Coronaviru­s”.

Y no es para menos: episodios medio fantasioso­s, como sacados de un mal sueño, tienen alta probabilid­ad de incorporar­se a nuestra cotidianid­ad estos días. Largos periodos sin salir de casa que se podrían sentir como una lluvia de “cuatro años, once meses y dos días” en Maconodo. Bajar todos los días a la oficina de correos esperando el resultado de un examen de un conocido o una vacuna que no llega. Ponerles campanitas en el cuello a los forasteros que llegan para no permitirle­s transmitir la peste del insomnio.

Será mi primer fin de semana en 22 años de vida en el que me levante por la mañana para encontrarm­e con las ligas de fútbol suspendida­s. Será el primero de muchos precios menores que pagar: evitando el pánico, jamás se debe subestimar un riesgo sistémico, de crecimient­o no-lineal, como el que representa el coronaviru­s.

En un futuro, espero que “el olor de las almendras amargas” de estas semanas me recuerden días largos, tediosos, pero no algo mucho peor. Será responsabi­lidad de todos * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnista­s del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsabl­es sus autores. No compromete­n el pensamient­o editorial de El Colombiano, ni las universida­des e institucio­nes vinculadas con el proyecto.

Será el primer fin de semana, en 22 años, que me levante con el fútbol suspendido.

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