ESPIRITUALIDAD PARA MOMENTOS DIFÍCILES
Llegué presuroso donde mi tío el padre Nicanor. Por su edad avanzada él está en la categoría de riesgo de contagio del coronavirus. También la prima Mariengracia supongo, aunque para evitar problemas si me ponía a averiguar su edad, me quedé callado. Mejor sobrellevar con estoicismo el virus, que aguantar una enfurruscada de ella si le pregunto cuántos años tiene. Me iba a ceñir solo a capear la situación del tío, quien me sintió llegar y ahí mismo paró las orejas.
-¿Qué te pasa, sobrino? ¿A qué tanto revuelo? Ni que me fuera a morir.
-A ver, tío, póngase serio. Lo de la pandemia es grave y usted, por su edad, tiene que saber que está en la lista no solo de los que se pueden contagiar, sino también algo más dramático. Que usted se enferme, que usted, su reverencia, se .…
-¿Que me muera?
- Pues sí, padre, esa es la palabra, aunque todo el mundo tiene miedo de hablar de morirse.
-No te pongas nervioso, hijo. Ha pasado en todas las pestes, en todas a las epidemias a lo largo de la historia. El miedo, en el fondo, es a morirse. Una realidad que de todas manera nos ha de llegar, con o sin pandemias, con o sin cuarentenas.
-Me alegra, tío, que usted sea tan realista. Que esté preparado. Pero no minimice la gravedad.
-No la minimizo. Acojo con respeto y gratitud las normas y restricciones que ordenan la autoridades, aunque a veces la falta de sindéresis en las comunicaciones puede llevar a un pánico insensato. Se trata de no perder la calma.
-No es tan fácil, padre, mantener la calma en medio de las crisis, de la psicosis, de los incendios y las estampidas. Del susto, del pavor por lo inminente. Y porque no tiene vuelta atrás.
-Hay que echar mano de reservas espirituales, muchacho.
-No ve, tío, ustedes, los curas, a veces lo quieren hacer ver todo facilito.
-No vamos a pelear, sobrino. Yo tengo mi fórmula para sortear estas y otras situaciones complicadas. Es lo que yo llamo una espiritualidad para momentos difíciles, expresión que creo haber leído no sé dónde.
-Y que consiste en… -Primero, lo que decía santa Teresa de que hay que hacer de la necesidad virtud. “No podemos más y hacemos de la necesidad virtud”, dice ella. Lo segundo (que recitado, rezado, en los momentos duros, ayuda), es también de la santa carmelita : “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza”. Lo tercero es orar, halar con Dios. Si no ¿con quién más?
Bueno, padre Nicanor, usted pasa esta como ha pasado tantas. Eso sí, cuídeme a Mariengracia. Nos hace mucha falta