MOMENTOS DE REFLEXIÓN
En el mes de enero fui a mi tierrita en Mutatá y le dije al mayordomo:
- Hombre John, hace tiempo que no veo a estas pavas con pichones. Esta mañana vi como ese pavo no era capaz de encaramarse en una de ellas. Será mejor que hagamos un buen sancocho con ese pavo. Mientras tanto, vamos buscando a ver si en la vereda hay algún vecino que tenga un pavo pichón, bien bonito, para reemplazar al viejo.
Esta semana, me fui otra vez a Urabá, corriéndole al coronavirus, y pregunté si habían conseguido el pavo nuevo, y me dice la mayordoma:
- ¿Sabe qué patrón? Las pavas tienen seis pavitos. O sea que ese pavo todavía sirve. Él mismo, con sus hijos, nos va a buscar su reemplazo.
En estos días en los que por fuerza de las circunstancias de la peste que nos amenaza y el gobernador Gaviria se quiebra la cabeza pensando qué conservador se le quedó sin sacar de su administración, se nos ocurren muchas cosas.
La edad que tenemos por los años que hemos vivido, en lugar de infundirnos pesimismo y amarguras, nos puede recordar muchos momentos felices y positivos que todavía podemos vivir y con los cuales podemos dar ejemplos.
Mientras leyendo a un gran amigo, con innumerables citas de sabios y poetas de este siglo y de la antigüedad nos infunde pesimismo, por lo erudito de su escrito y por lo que valoramos su pensamiento, me me he propuesto, a pesar del confinamiento forzoso, hacer un cambio de pesimismo por alegría. Y cambiar, aunque sea una plaga mundial en algo positivo.
No me quiero morir. Pero tampoco soy dueño de escoger la fecha de mi partida de esta vida. Esta decisión la tomará el Señor a su debido tiempo. Amo la vida, amo a mi familia, y no pido permiso para acelerar mi muerte, ni le pido a Dios que me la prolongue indefinidamente. Pero tampoco que me la deje terminar cuando yo quiera.
Pido paciencia para soportar mis sufrimientos finales y valor para ofecerlos a cambio de mis faltas en este mundo.
Creía que, a mis años, después de trasegar tanto por este mundo, podía resolver a qué horas y qué días podría regresar a casa, pero no, debo esperar a que el gobernador dicte un decreto diciendo a qué horas me debo encerrar para pasar un puente festivo para no contagiarme.
Estos tiempos van cambiando. Unos amigos intelectuales se quieren morir. Yo no me quisiera morir sin ver algunos cambios positivos en este mundo, pero tampoco me puedo quedar para semilla como el pavo de Mocarí. Tranquilos, acepto el turno cuando me toque. Se los digo el día de San José, cuando esto escribo.
Ñapa: Al escribir esta columna, no sabemos si EPM haya ganado la subasta de ofrecer la energía a los departamentos de la Costa Caribe. Por el crecimiento de Antioquia y por el mejor servicio de los departamentos costeños, ojalá que EPM se lo haya ganado, por el bien de todos
Estos tiempos van cambiando. Unos amigos intelectuales se quieren morir. Yo no me quisiera morir sin ver algunos cambios positivos en este mundo.