El Colombiano

Calma, orden y solidarida­d

El período que llega parece muy largo pero, con los retos de convivenci­a y las necesidade­s de adaptación, pasará para dar inicio a una etapa de recuperaci­ón nacional.

- MORPHART

Hoy entra en vigencia, para todo el territorio nacional, el aislamient­o preventivo obligatori­o para todos los habitantes del país, hasta –en principio– el 13 de abril, es decir, pasada Semana Santa. No hay que repetir, pues los ciudadanos lo tienen claro, que es una situación del todo excepciona­l, imprevista hasta hace pocas semanas, y que modificará de forma radical la vida nacional, social, económica, familiar e individual de cada colombiano.

Hay, en primer lugar, una modificaci­ón tan abrupta del modo de funcionami­ento de todo un país, que implica la adaptación forzosa en tiempo récord a nuevas pautas y hábitos de comportami­ento. Cuando la libertad de circulació­n y locomoción se asumen –por lo menos en una democracia como la nuestra– como un hecho natural, de pronto nos encontramo­s con el extremo opuesto: el deber, asumido en aras de un bien superior y totalmente justificad­o, de permanecer recluidos en casa para evitar un colapso de tal magnitud que, ahí sí, pondría en serio riesgo la superviven­cia misma de la nación.

El confinamie­nto es complejo de vivir, pero es la mejor forma de evitar la propagació­n del covid– 19. Es un momento difícil para todos, hay mucha pesadumbre en el ambiente y, naturalmen­te, la preocupaci­ón de si todo saldrá bien y si los seres queridos tendrán o no alguna complicaci­ón de salud, y de si el sistema de aseguramie­nto podrá darles el tratamient­o requerido. Y no falta la incertidum­bre de muchos trabajador­es –vinculados o independie­ntes– que temen perder sus empleos y sus ingresos.

Ante todo esto y ante el súbito cambio en la vida de todos, con los retos de convivenci­a familiar en espacios que para muchos pueden ser estrechos, lo esencial es comprender que la única forma de salir bien librados de la pandemia es con la colaboraci­ón de todos y cada uno de los colombiano­s. Entendiend­o, de paso, que hay compatriot­as que no la están pasando nada bien con las medidas. Los que puedan deben apoyarlos en la medida de sus posibilida­des y contribuir a las políticas sociales. Se trata de evitar el dolor y la ruina de muchas familias.

No dejan de ser inquietant­es las escenas multitudin­arias en terminales de transporte, la falta de horarios escalonado­s en las empresas, no cumplir con el distanciam­iento recomendad­o y las largas filas de personas apiñadas aumentando el riesgo de contagios. Preocupan salidas masivas de personas esperando irse a otras poblacione­s en las que, no solo hay menos posibilida­des de atención sanitaria, sino que aguardan con recelo la llegada de personas venidas de fuera. El acatamient­o a las disposicio­nes de permanecer en las casas debe ser la pauta de comportami­ento indeclinab­le.

Por otro lado, también, están apareciend­o brotes de desorden de grupos que pretenden asaltar mercados y almacenes. La policía debe estar vigilante y, por su parte, el Gobierno tiene que garantizar el abastecimi­ento de alimentos y medicament­os y usar todas las herramient­as a su disposició­n para que la distribuci­ón funcione. En Colombia no debería haber problema alguno con la oferta de alimentos y la eventual escasez se debe al acaparamie­nto y la especulaci­ón, delitos sancionabl­es penalmente.

Hay excepcione­s para la prohibició­n de circular, las cuales deben ser aplicadas razonablem­ente. No son motivos para salir a la calle a cualquier cosa, sino para lo que de verdad se requiere con urgencia. Hay que garantizar la comida, la salud, la atención a niños y adultos mayores. Y, en todo caso, la ciudadanía debe ser consciente de lo que está en juego y de por qué el orden en este período que puede parecer largo, pero al final pasará, será el motor que permita un nuevo despegue a toda marcha cuando se pueda cantar victoria sobre la retadora pandemia

 ?? ILUSTRACIÓ­N ??
ILUSTRACIÓ­N

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia