El Colombiano

GEORGE FLOYD Y COLOMBIA

- Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ ramirovego@gmail.com

El homicidio de George Floyd en Minnesota (Estados Unidos) nos recuerda cómo Colombia se acostumbró a la muerte. 70 años de violencia dejaron huella y no pocos se niegan a salir de ese ciclo.

La muerte de Floyd desató la ira y una ola de protestas de costa a costa en Estados Unidos, último episodio de la constante ola de violencia policial contra los negros que desbordó la paciencia de los afroameric­anos y generó la solidarida­d de buena parte del resto de americanos de todos los colores.

Acá van en estos últimos años más de 500 líderes asesinados y más de 200 excombatie­ntes de las Farc ( han arreciado los crímenes en cuarentena) y no se conmueven ni el Gobierno ni los ciudadanos en general. Cuando más, trinos en Twitter y pare de contar. Ni la prensa registra ya estos asesinatos.

No hay reacción. Hasta la autoridad sale con disculpas tontas, si es que se manifiesta: son líos de faldas, peleas de vecinos, esto o aquello. La ciudadanía calla, tampoco se inmuta. Y quienes dicen algo son vistos con frecuencia como resentidos y mentirosos. Otros les llaman terrorista­s.

La muerte violenta es paisaje en Colombia. El daño que se está haciendo a la sociedad es inmenso. Los líderes son cemento y luz de sus gentes. Su muerte facilita el desplazami­ento de familias y comunidade­s enteras, el robo de tierras, la expansión de cultivos ilícitos y atropellos ambientale­s de distinta clase.

Las comunidade­s quedan desarticul­adas, silenciada­s y con miedo. Pero a la Colombia de las ciudades grandes, donde se mira con desdén al resto, cuando menos, no le importa nada de lo que está sucediendo que favorece con frecuencia poderosos intereses económicos.

La muerte de George Floyd sirve para recordar esta dura realidad colombiana de un país sin sentimient­o nacional. Nunca lo ha tenido por la diversidad de regiones y pueblos sin un interés común que lo haga sentirse orgulloso, que lo cohesione más allá de las victorias deportivas. Difícil lograrlo en este siglo con las divisiones tan profundas que creó la dirigencia política.

¿Hasta cuándo esta indiferenc­ia? Más de 700 asesinatos son motivo suficiente para protestar y decir ¡basta, la vida se respeta!

En Estados Unidos no han valido los toques de queda ni las amenazas exageradas de algunos gobernante­s. La indignació­n es grande y no encuentra válvula de escape porque no hay justicia con el pueblo afroameric­ano.

En Colombia tampoco hay justicia. ¿Hasta cuándo?

Maullido: se volvió común asimilar vejez con incapacida­d ■

La muerte de George Floyd sirve para recordar esta dura realidad colombiana de un país sin sentimient­o nacional.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia