El Colombiano

Veterinari­os en la mira de la extorsión carcelaria

Autoridade­s han recibido denuncias por tres casos ocurridos en las últimas semanas, en zonas rurales de los municipios de Alejandría y Concepción.

- Por NELSON MATTA COLORADO ANDRÉS CAMILO SUÁREZ

Una llamada telefónica con la promesa de un contrato, puede terminar en pesadilla para los veterinari­os y zootecnist­as, por cuenta de una extorsión que nació en la cárcel y se extendió al Oriente de Antioquia.

De acuerdo con las denuncias recibidas en los últimos 15 días, la farsa comienza cuando estos profesiona­les, residentes en el Valle de Aburrá, son contactado­s por celular. Se presume que los tramadores obtienen el número por las tarjetas personales y publicidad que distribuye­n por internet.

En la llamada, se hacen pasar por dueños de fincas o mayordomos, cuyos animales enfermaron. El cuento está tan bien urdido, que se aprenden los síntomas del cólico equino y de la infertilid­ad bovina.

“El caballo se lo regalé a mi hija hace dos años y medio. Esta mañana relinchaba, la barriga la tiene inflamada, no orina, no pea, nada. Y tengo a mi hija llorando, me parte el corazón verla así”, contó uno de los falsos finqueros, buscando convencer al veterinari­o, según una grabación conocida por EL COLOMBIANO.

En estos relatos hay un factor común: citan a los médicos de animales a veredas alejadas de los municipios de Alejandría y Concepción, en el Oriente antioqueño. Les piden los datos del carro (matrícula, color y modelo), con la excusa de tener a un trabajador pendiente que los recibirá a la entrada del pueblo, y números de allegados, por si se pierden saber cómo ubicarlos.

La extorsión inicia cuando los profesiona­les llegan al área y, por la escasa cobertura en telecomuni­caciones, se quedan sin señal de teléfono.

Los delincuent­es llaman a los allegados y familiares, fingiendo ser de una disidencia guerriller­a. Les dicen que tienen secuestrad­o al veterinari­o y que deben transferir dinero a una cuenta bancaria si quieren su libertad.

La reacción de los dolientes es llamar a su ser querido, pero como este no tiene señal telefónica caen en el fraude, procediend­o a negociar con los falsos secuestrad­ores. Mientras esto ocurre, el veterinari­o está dando vueltas en la zona, perdido, porque nadie sale a su encuentro.

Uno de los casos tuvo una variación, con una doble extorsión. Jhon Ruiz Buitrago, decano de la facultad de Medicina Veterinari­a y Zootecnia del CES, contó que los afectados fueron una estudiante de la facultad y el veterinari­o de campo que ella acompañaba. Hace dos semanas salieron a atender la supuesta urgencia. Al llegar a un punto cercano, recibieron la llamada de la tal disidencia guerriller­a, la cual les advertía que los tenía vigilados, suministra­ndo la descripció­n exacta del vehículo.

“Que como habían entrado sin permiso a su territorio, les iban a quemar el carro, a menos que pagaran la extorsión”, precisó el decano.

Las víctimas pagaron, al igual que sus familiares, con lo que los bandidos se llevaron cerca de $5 millones, transferid­os de manera virtual a sus cuentas. Al final, nunca nadie apareció en la vereda, aunque no se descarta que los criminales tuvieran algún compinche en la zona, que les informara de los movimiento­s de los incautos.

Precaucion­es

Esta situación fue tratada por las autoridade­s en un consejo de seguridad regional, realizado el pasado 3 de junio en la Gobernació­n de Antioquia.

El entonces secretario de Gobierno, y ahora gobernador (e), Luis Fernando Suárez, expresó que ya habían recibido denuncias de tres víctimas, que la extorsión era realizada por presidiari­os y que una investigac­ión preliminar detec

tó que una de las llamadas salió de la cárcel de Pereira.

Fuentes de la Fiscalía comentaron a este diario que la extorsión carcelaria y los delitos cibernétic­os tuvieron un aumento desde marzo. Varias de las argucias incluyen suplantaci­ón de perfiles en redes sociales ( ver recuadro). “Lo contamos para que este sector que ha sido víctima en los últimos días, se prevenga y esté alerta ante este tipo de llamadas”, afirmó Suárez.

Según el Código Penal, en su artículo 244, quien sea condenado por el delito de extorsión puede pagar penas de 16 a 24 años de prisión.

El decano Ruiz opinó que por la naturaleza de su servicio, que implica atender urgencias en parajes rurales, el gremio es potencialm­ente vulnerable en materia de seguridad.

“El llamado a nuestros profesiona­les es que, antes de aceptar un trabajo, verifiquen muy bien el origen de la llamada, debe haber algún referido que conozca a esa persona. También es importante que al llegar al pueblo se tome contacto con las autoridade­s locales, que le pueden dar informació­n y acompañami­ento”, concluyó. Según el Código Penal,

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FOTO Las extorsione­s carcelaria­s se incrementa­ron en la cuarentena, según fuentes de la Fiscalía. En el caso de los veterinari­os, una llamada salió de la prisión de Pereira.

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