FF. AA.: caídas que hay que revertir
Muy preocupante para la institucionalidad, y desmoralizador para todos los uniformados de bien, que las Fuerzas Armadas vean caer sus índices de aprobación. Deben recuperar su sitial de honor.
Desde hace varios años las encuestas de opinión y los estudios demoscópicos arrojan una preocupante –y creciente– ola de desafección ciudadana por instituciones, dirigentes y corporaciones tan esenciales para la democracia como lo son el Congreso, las altas cortes, los entes de control, la justicia, los partidos políticos y sus líderes. No es un fenómeno solo colombiano. Las mediciones del Latinobarómetro indican que es de ocurrencia generalizada en el continente. Pero en el caso de Colombia el manto de desconfianza e imagen negativa va cubriendo paulatinamente todo el espectro institucional.
Es muy preocupante que ahora se vayan a añadir las Fuerzas Armadas a ese listado de desplome en los índices de respaldo ciudadano. Ellas y cada uno de sus componentes –tanto las Fuerzas Militares (Ejército, Fuerza Aérea y Armada Nacional), en rubros muy altos; como la Policía– habían marcado tradicionalmente el punto más elevado, dentro de las instituciones públicas, de imagen positiva. Sin embargo, una serie ya muy larga y desafortunadamente persistente en el tiempo, de escándalos y noticias de irregularidades y casos de corrupción, hace que, como se temía, el colchón de prestigio lo estén desinflando quienes no han hecho honor a su juramento militar.
Esta semana se conoció la encuesta Pulso País (Datexco, para W Radio), y trae cifras muy preocupantes, incluso alarmantes, para las Fuerzas Armadas, de las que sus cabezas políticas y militares habrán de tomar nota. Desde febrero de 2019 (en el que tenía un apoyo del 79 % de los encuestados), el Ejército Nacional viene descendiendo, hasta el 55 % de esta medición de junio de 2020. Y su imagen negativa sube desde el 16 % de enero de 2018 hasta el 35 % hoy, la más alta en casi una década.
Es muy llamativo que la Armada Nacional y la Fuerza Aérea también se vean afectadas por este clima de impopularidad. Estas dos fuerzas no han estado sumergidas de la misma forma que el Ejército o la Policía en escándalos tan recurrentes. Sin embargo, son “castigadas” por el mismo reproche ciudadano reflejado en estas mediciones de opinión. La
Armada tenía un 86 % de favorabilidad en agosto de 2017 y ahora cae al 53 %, mientras la imagen negativa pasa del 8 % en enero de 2018 al 35 %. La Fuerza Aérea muestra un descenso menos abrupto (tenía el 78 % de favorabilidad en la penúltima encuesta Datexco y pasa al 63 %), pero la imagen negativa está subiendo (23 %).
La Policía es caso aparte, pues su propia misión de estar en contacto permanente con las comunidades y la ciudadanía en las calles la hace objeto de un escrutinio riguroso, pero también la afectan las guerras internas de poder y las recurrentes denuncias de irregularidades administrativas y contractuales. La imagen de la institución es hoy más negativa (53 %) que positiva (40 %), siendo ambas tendencias constantes.
El ministro de Defensa y los comandantes de las Fuerzas Militares y el Ejército están en proceso de cumplir las instrucciones presidenciales de depuración de los evidentes problemas existentes, y de los cuales han dado cuenta los medios de comunicación. Esta labor informativa, a propósito, no puede ser considerada la responsable de los altibajos en la imagen de estas instituciones. Los medios cumplen su deber de informar. La responsabilidad del descenso de respaldo público es de aquellos que, contra la gran mayoría de sus compañeros de armas y uniforme, actúan en contra de la ley y del decoro militar.
No hay que olvidar nunca que decenas de miles de hombres y mujeres entre ellos se juegan la vida por cumplir con su misión constitucional. Los colombianos se lo reconocen y agradecen. Las Fuerzas Armadas deben recuperar el sitial de honor que siempre han tenido en el respeto y afecto nacional