SOBRE SOBRE-DECADENCIA
Estación Abundancia, concepto que habla de grandes cantidades, multiplicaciones, sumas, pero esta vez no de bienes y aciertos sino de situaciones que se clasifican como flores de pantano, aires enrarecidos, miasmas que se levantan como nieblas, espacios góticos (faltos de luz), pérdida constante de direcciones, cubrimiento (tapamiento si se quiere) de hechos, etc. Y a la que llegan los violentadores de la ley o los que juegan con ella, los que cambian acontecimientos y los mutan de manera extraña, los que no quieren ver ni oír, los que ya viven como en un frasco con formol y mucha otra gente que se controla, vigila, miente, riega información pánica, prospecta calamidades, diseña apocalipsis y bueno, en la estación Abundancia crece la decadencia, palabra que significa pérdida de principios y valores, carencia de sentido común y falta tejido social, anulación de fuerzas que empujan al bien y destrucción elementos serios para ver y manejar la realidad.
La preposición sobre, indica que algo ha superado su nivel y en estas condiciones aparece la confusión, la suspensión o lo que indica un problema que se debe controlar para que no genere otros. Al sobrepeso hay que rebajarle kilos, en el sobreseimiento se suspende por falta de pruebas, en lo sobrenatural no se sabe qué pasa, cuando hay sobrepoblación la ciudad colapsa; si se sobrepasa algo, se nota la deformación, etc. Y para el caso de la sobredecadencia (digamos que la palabra existe), se puede pensar, ampliar o shakesperiar (valga el verbo) lo que se quiera de malo, aumentado y poniendo en exhibición contravalores de todo tipo, tamaño y forma (siguiendo las pautas del consumismo).
En el siglo XX se dieron todas las formas posibles de decadencia y por ello Isaías Berlín, el intelectual judío-inglés, lo llamó el más peligroso de todos los siglos y lo mejor que pudo pasar en él fue que alguien dijera: a mí no me pasó nada. Y de esa decadencia, de la que quedaron películas, libros, fotografías, grabaciones, tomamos una buena parte para el XXI, exacerbándola con esta pandemia que no solo afecta la salud física y mental sino también las conductas morales. Pandemia que ha servido (y en esto se parece a las guerras y las hambrunas) para que aparezcan las grandes dudas en torno a lo político, lo económico, la convivencia debida, la seguridad ciudadana y otras condiciones y acciones de vida que comienzan a vagar por ahí como zombis de una película clase B.
Acotación: Richard Sennett,
en su libro El declive del hom
bre público, habla de la desaparición del hombre social (que se movía libre en sociedad), que es reemplazado por el hombre comunitario claustrofóbico, de pocos contactos y centrado en sus propios intereses, que no ve el afuera sino un a sí mismo continuado. Bueno, esto es la sobredecadencia: el ensimismamiento, la ruptura del tejido social y la duda permanente
En el siglo XX se dieron todas las formas posibles de decadencia y por ello Isaías Berlín lo llamó el más peligroso de todos los siglos.