Una vía 4G busca sortear sus virus
Se trata de la autopista Conexión Norte que va entre Remedios y Caucasia. La inversión es de $1,3 billones.
Son 58 kilómetros de carretera que llevan 83 días bloqueados. A veces es una cuerda la que impide el paso. A ratos hay un grupo de personas que se sientan a esperar que un carro llegue para detenerlo. Otros días es un señor con un sombrero grande que tiene un letrero que dice “pare”. Hay semanas en que se pone tensa la situación y aparece el Ejército. Hay otras en las que no. Al inicio eran cerca de 10 pares, hoy son tres. Los que bloquean dicen que son controles para que no llegue el coronavirus a la región.
La batuta de la parálisis, y esto lo confirma uno de los líderes de la zona, la tienen los grupos armados ilegales que operan en la región: los Caparrapos y el Clan del Golfo. Otras veces, el que se opone a la reactivación es un alcalde, el de Remedios, Jhon Jairo Uribe. Y esto lo confirman varias personas del pueblo, trabajadores de la obra, líderes gremiales y hasta sus más cercanos amigos políticos de Cambio Radical, el partido por el cual llegó a la Alcaldía con 3.596 votos. Ninguno revela el nombre. En ese sentido, vale la pena preguntarse: ¿por qué es atractivo este bloqueo? ¿qué intereses hay detrás? ¿qué es lo que piden? ¿qué vía se construye?
Empecemos. La carretera entre Remedios y Zaragoza es una trocha amarillenta que se abre paso entre potreros, pequeños caseríos, cultivos ilegales, deforestación y minería ilegal. Son 58 kilómetros de una vía que solo se utilizaba para comunicar a esos dos municipios. Un trayecto que se recorre en cuatro horas. Sin embargo, en diciembre de 2014, los habitantes de la zona de influencia se ganaron la lotería y esta trocha se convirtió en una autopista de Cuarta Generación de concesiones en la que se alcanzará velocidades de 80 kilómetros por hora. Ya no comunicará dos puntos de la geografía antioqueña sino al centro del país con la región Caribe. Se recorrerá en 35 minutos.
Este proyecto se llama Autopista Conexión Norte. En total tiene una longitud de 145 kilómetros que van entre Remedios y Caucasia y es la única obra de concesiones de Antioquia que hasta la fecha no se ha podido reactivar, luego de que el 25 de marzo la construcción de obras quedara paralizada tras la emergencia sanitaria. El coronavirus fue la excusa perfecta para detener su construcción.
Camilo es uno de los subcontratistas del proyecto. No da su nombre real porque le da miedo que le quemen la maquinaria, pero ha estado en todas las reuniones y conoce a los líderes de cerca. Para él es claro: las obras incomodan a los grupos armados ilegales que tienen esa carretera como la ruta para sacar droga, madera y conectarse fácilmente con el Bajo Cauca antioqueño.
“Esta vía es un corredor de narcotráfico, hay cultivos ilícitos, minería ilegal y hay tala indiscriminada de árboles. Estos grupos ilegales no quieren el proyecto, han quemado unas 20 máquinas a la obra, nos han disparado, nos han amenazado y por esa razón, no les interesa que les pase una autopista por la mitad de su monte, donde estaban antes escondidos tranquilos haciendo sus fechorías. Ahora, cuando se pararon las obras por el coronavirus, encontraron una forma de sacarnos y de no volvernos a dejar entrar”, dijo Camilo.
El asunto es tan grave como esto y el relato es de Camilo: “Hace un mes le dispararon a una volqueta de la concesión que iba a ir a recoger un derrumbe. Le dispararon con fusil a las llantas y el carro quedó atravesado en la vía entre Zaragoza y Caucasia. El rumor se regó por todo el pueblo, lo que decían era que estaba disparando en la carretera. En menos de 30 minutos quedó vacía, nadie pasaba. En la noche, y esto lo sabe cualquiera al que le pregunte en Remedios, pasaron varias camionetas con hombres armados y dicen que iban cargados, que de qué, no sé, concluya usted”.
El relato oficial también lo tiene Camilo. Cuenta que ha participado en varias reuniones con la comunidad para saber qué es lo que quieren y no logra entender por qué para detener el contagio del coronavirus, hay que poner 15 bloqueos. “Es claro que hay líderes que están orquestando esto, 15 bloqueos no salen de la nada. Pusieron a la comunidad en contra de nosotros. El alcalde fue uno de los que ayudó a que todo se nos complicara, dilataba las reuniones, hacía exigencias. Sin embargo, descubrimos que la discusión del covid pasó al lugar número 10, dejó de ser importante. Empezaron a pedir de todo, por ejemplo, hacer consulta previa, cuando ya es claro que no es procedente”.
Cuando se le pregunta a Camilo por el papel del alcalde de Remedios explica que tiene bastante poder local. El alcalde pide insumos médicos como condición y se le dan. El alcal
de exige una cuarentena de todos los trabajadores y eso se cumple. El alcalde dice que no hay obras y no hay obras. “Todos los días sale con algo distinto. Ha ido cediendo, pero es porque de la Gobernación y de la misma Presidencia lo han llamado, pero él ni siquiera escuchaba la necesidad de reactivar obras que están a cielo abierto, obras que se van a dañar, se hacía de oídos sordos”, dice el subcontratista.
Frente a este tema EL COLOMBIANO durante las últimas semanas llamó diez veces al alcalde. De estas llamadas, solo una vez contestó y dijo que estaba ocupado. La última vez que se le marcó fue el sábado 13 de junio a las 10: 26 a.m. De todas formas, sería bueno saber, alcalde: ¿qué está esperando para ir con el Ejército o la Policía a levantar los bloqueos?
Mientras el alcalde se define, Juan Manuel Mariño Maldonado, gerente general de la Concesión Autopistas del Nordeste, dice, diplomáticamente: ha sido difícil retornar con las obras. Explica que, inicialmente, tuvieron las demoras normales al socializar los protocolos con los alcaldes. Después de sortear esos procesos encontramos los bloqueos. “Desde el 21 de abril la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, nos aprobó el protocolo y hemos tratado de reactivar las obras y no ha sido posible, nos preocupa porque cada día que pasa es un día más que tenemos expuestas las obras a la intemperie y es un día más de perjuicios, este es un proyecto que tiene desembolsados de 1,1 billón de pesos a la fecha, todos con deuda de bancos nacionales e internacionales y no avanzamos. Esta es una obra de interés nacional que necesitamos para poder conectar el centro del país, la Ruta del Sol, con los puertos del Caribe”.
Mariño explicó que, lamentablemente, el reinicio de obras no depende de ellos y que por ahora, no hay fecha para retornar. La cifra es bastante diciente: Pasaron de tener 3.120 trabajadores a 400 esta semana.
Para entender las dimensiones de este proyecto y de la parálisis, basta con leer a José Fernando Villegas, director de la Cámara Colombiana de la Infraestructura Seccional Antioquia, quien explica la situación de esta manera: “Esta carretera es un pedazo de un rompecabezas. Aquí lo que está pasando es que faltan varias fichas”.
En ese sentido, Villegas dice que si Autopistas del Nordeste no funciona queda completamente anulada la conexión entre Medellín, Caucasia y Cartagena. Además, no operarían adecuadamente la concesión Vinus –conexión que va desde Bello hasta el Alto de Dolores– y tampoco el proyecto Antioquia-Bolívar que es la que empata en Caucasia rumbo a Cartagena y toda la costa.
“Tenemos una frustración muy grande con esta vía. En la reactivación de las obras de las 4G en Antioquia es la única que no ha podido arrancar al ciento por ciento. Y esto pasa básicamente por un tema de orden público. Nos da profunda tristeza. Es un tema complejo que si no lo solucionamos pone en riesgo la operación de las concesiones”.
Entretanto, el señor con su letrero de “pare” seguirá ahí en medio de la densa trocha decidiendo a quién deja pasar y a quién no. A unos metros, una docena de trabajadores se juegan su vida, literal, al ir contracorriente en medio de un proyecto en el que espantan. Mientras tanto, el alcalde sigue en su trono, con su batuta y sin oír razones