Colombia, a cuidar 62 vertebrados de su fauna en peligro
Un estudio evidencia que hay 515 vertebrados al borde de la extinción y 62 de ellos están en Colombia. Conozcazca algunos.
“Es endémica del litoral Caribe colombiano”. COLIBRÍ CIENAGUERO (Lepidopyga lilliae)
“Se encuentra en la
cuenca del río Utcubamba, en la selva alta del norte del Perú”. COLIBRÍ COLA DE ESPÁTULA
(Loddigesia mirabilis)
“Está en el norte de Ecuador y en los bosques
subandinos del sur de Colombia”.
RANA
(Rhaebo colomai)
Como fichas de dominó, la desaparición de una especie vaticina el final de otras. Pero también la reorganización de un panorama que abre las puertas a escenarios nuevos.
Un trabajo publicado en la revista científica PNAS el 1 de junio de 2020 ( Los vertebrados en el borde como indicadores de aniquilación biológica y la sexta extinción en masa) estimó que 515 especies de vertebrados terrestres –aves, anfibios, mamíferos, reptiles– están al borde de una extinción masiva. Se trata de especies animales con poblaciones supervivientes de menos de 1.000 individuos. Según su estudio, se ubican en las regiones tropicales y subtropicales y, de manera significativa, se concentran en regiones muy afectadas por las actividades humanas.
La extinción es una parte natural del proceso evolutivo. Excepto, sugiere el profesor de la U. de A. Sergio Solari, especialista en sistemática y evolución de mamíferos, que el número de especies amenazadas simultáneamente se vincule con una presión directa del hombre.
El investigador está de acuerdo con lo que sugiere el estudio que basa sus datos de las listas rojas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el “Informe Planeta Vivo 2018” del Fondo Mundial para la Naturaleza.
“Estamos ante una crisis de diversidad, de expansión demográfica de los humanos y de cambios rápidos del paisaje y el clima, que está reorganizando el panorama” reconoce Andrés Cuervo, profesor y curador de ornitología del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia. Pero al igual que otro investigador en vertebrados del país, Andrés Rymel Acosta Galvis, especialista en anfibios del Instituto Humboldt, se inclinan por entender esta situación como “procesos de pérdida y disminución gradual o masiva de la diversidad”.
Vertebrados en Colombia
A todas luces es dramático que se pierdan especies y su historia particular que es irrepetible, y Cuervo hace énfasis en que: “verlo desde el punto de vista de las cifras es interesante pero insuficiente porque la vida va más allá de los números”.
Habla de sus interacciones, de la reorganización que la desaparición de una especie suscita y de los cambios que el planeta no conoce y no hubiera conocido si no fuese por el hombre. A su argumento agrega que hay sesgos taxonómicos pues el conocimiento humano de la biodiversidad es incompleto e imperfecto.
Cuervo sugiere que incluso en las previas 5 extinciones lo que pasó después fue un florecimiento de vida. “Nosotros mismos somos producto de eso: la diversificación fuerte por un lado de las aves y por otro de los mamíferos luego de la extinción de los dinosaurios”, discute el investigador.
La complejidad de estas circunstancias reclaman una mirada cautelosa. Cuervo y Acosta están de acuerdo en que el enfoque que proponen en el estudio de PNAS debe ser tratado con cierto recelo para no entrar en estado apocalíptico.
Desde su orilla Acosta expone: “Llevando esto a cifras, si observamos la tasa de descripción, hallazgo y reportes de nuevas especies colombianas de anfibios, en promedio tenemos siete nuevas especies por año; en los últimos 10 años sumamos 56 nuevas. Si la extinciones fueran catastróficas prácticamente no estaríamos reportando nuevas formas”.
De las 515 especies con menos de 1.000 individuos listadas por los investigadores que publicaron en PNAS; 13 son endémicas del país, es decir solo se encuentran en el territorio colombiano; y 62 de ellas están registradas en el SiB Colombia, la red nacional de datos abiertos sobre biodiversidad. Conservacionistas y biólogos valoran los números, pero saben que más allá de los datos, para conservarlos será valioso entender mejor la taxonomía, ecología y evolución de las poblaciones de diferentes especies, muchas de ellas en grado de amenaza