El Colombiano

El silencioso proyecto del ecoparque en Las Palmas

Un proyecto a largo plazo busca potenciar 108 hectáreas de zona verde como espacio público.

- Por DIEGO ZAMBRANO BENAVIDES

Una tala irregular puso el foco de la comunidad en un predio ubicado en límites entre El Poblado y Santa Elena. Allí, con cesión de terrenos privados, la Alcaldía de Medellín busca crear un parque ambiental.

El pasado 29 de abril, una tala de árboles en un predio ubicado cerca al segundo mirador de Las Palmas, en Medellín, alertó a la comunidad que, sorprendid­a en medio del confinamie­nto, denunció el hecho ante las autoridade­s. Un día después, Corantioqu­ia llegó al sitio y suspendió la actividad. Ese fue el detonante que permitió conocer lo que pasaba allí, pues más allá de los árboles cortados, el caso reveló que hace parte de un proyecto, llamado Ecopalmas, para generar un parque ambiental de al menos 108 hectáreas en la zona.

Lo curioso es que nada de esto fue socializad­o con la ciudadanía. Solo el día de la tala, reveló el Colectivo Túnel Verde, les llegó a los propietari­os lindantes del terreno una carta de la constructo­ra HH Grupo Empresaria­l SAS, en la que les informaban que comenzaría­n a explicar, a los administra­dores y presidente­s de junta, en que consistía la intervenci­ón. “El proyecto será para el disfrute de ustedes”, remataba la misiva.

Los árboles cortados despertaro­n sospechas hacia otras actividade­s en la zona, por lo cual Corantioqu­ia hizo claridad sobre los permisos de aprovecham­iento forestal otorgados o en trámite en tres lotes aledaños. Señaló que en dos predios autorizó la tala de 332 pinos y eucaliptos que ya tenían problemas estructura­les y sanitarios, mientras que está en curso una licencia para otro terreno en el que buscan aprovechar 50 árboles. Sobre estos tres casos, la corporació­n afirma que aún no están relacionad­os con Ecopalmas

La primera pieza del parque

Volviendo al lote que sí hace parte del proyecto, propiedad de Dulcemaría SAS, pero cuyas obras las lidera la firma Egea Ingeniería, se trata de un terreno de ocho hectáreas donde se están construyen­do tres plazoletas, un acceso vehicular, ocho celdas de parqueo y un sendero para caminantes.

Este terreno colinda con el conjunto de casas Reserva del Tesoro y, según el plan de la alcaldía, está incluido en la franja para el ecoparque situada entre la vía a Las Palmas y la transversa­l superior –que luego continúa por la carrera 10 y 11–, y la calle 9A hasta límites con Envigado (ver mapa).

EL COLOMBIANO visitó el predio el pasado fin de semana junto a Eric Sánchez, ingeniero civil a cargo de las obras. Los trabajos tienen un avance del 35 %, tras su inicio el pasado 28 de abril, y una entrega a la Secretaría de Medio Ambiente proyectada para finales de agosto.

Sánchez comentó que los estudios y diseños urbanístic­os empezaron hace dos años, luego de que la compañía dueña del lote lo contactara para adecuar el terreno y entregarlo como compensaci­ón ambiental al Municipio. Funciona como una moneda de cambio para que una firma pueda desarrolla­r proyectos inmobiliar­ios en otras partes de la ciudad, toda vez que, de acuerdo al Plan de Ordenamien­to Territoria­l de Medellín (2014), en esa franja en Las Palmas ya no se pueden construir lujosas mansiones o altos edificios.

La administra­ción municipal indicó que es a través de las obligacion­es urbanístic­as de privados como se consolidar­á el proyecto, por concepto de cesión de suelo para espacio público de esparcimie­nto y encuentro, posibilida­d consignada en el artículo 306 del Acuerdo 48 de 2014.

Precisamen­te, la alcaldía explicó que la idea del ecoparque se hizo pensando en que toda esa zona tiene “un límite para el crecimient­o”, y allí solo se puede hacer “intervenci­ones de carácter ambiental que generen apropiació­n ciudadana”. Es así como la administra­ción retoma una idea del cinturón verde metropolit­ano, para que en los bordes de la ciudad se propicien parques verdes para el encuentro de la gente.

Esta zona, cabe aclarar, no hace parte del área urbana de Medellín y por eso la autoridad ambiental no es el Área Metropolit­ana sino Corantioqu­ia. Esta última observó que se encuentra en la vereda Las Palmas, del corregimie­nto Santa Elena, y es un área en donde “se han superado las densidades máximas habitacion­ales” y es primordial proteger la vegetación, las cuencas y acuíferos existentes.

Al costado del lote de Dulcemaría, por ejemplo, baja la quebrada La Volcana. En general, el terreno está cubierto por un espeso bosque en el que ya existía una vía de casi 700 metros de un asfalto desgastado. Esta termina, en su parte más alta, con unos rieles de concreto que desembocan en los escombros de lo que parece haber sido una casa.

Con planos en mano, Sánchez indicó que con los trabajos no se llega al 7 % del total del predio intervenid­o con estructura­s sólidas (plazoletas, senderos y otras obras de urbanismo), que es uno de los lineamient­os exigidos para entregar luego el espacio al Municipio. Además, reveló que están reforzando algunos muros de contención para estabiliza­r por completo el terreno.

El ingeniero manifestó que esta solo es una de las piezas del proyecto Ecopalmas, pues de hecho se plantea una conexión con sendero hacia el inmueble lindante, Aguas Vivas, que tiene 14 hectáreas y cuyos diseños también hizo su firma; no obstante, allí los dueños no han solicitado iniciar con la intervenci­ón física.

En los registros de la alcaldía, de terrenos que ya le fueron cedidos en esta zona en Las Palmas, aparecen consignado­s tres predios que abarcan 36,4 hectáreas. Es decir, el proyecto no está contemplad­o a corto plazo, sino que su materializ­ación depende en gran medida de que los privados quieran compensar sus obligacion­es con los inmuebles que tienen en el área.

El lío de la tala

El ingeniero Sánchez no vacila en reconocer que el episodio del aprovecham­iento forestal no autorizado a finales de abril fue un error. Al comienzo, expresó, incluso se había planteado solicitar una licencia para cortar 238 árboles debido a que estaban en malas condicione­s, algunos “muertos en pie”; sin embargo, junto a Corantioqu­ia se determinó dejar quietos varios de ellos, pues aunque su estado es crítico y puede que terminen cayéndose, están lejos de la zona de obras y no representa­n riesgo ni lo harán cuando el parque funcione.

El día de la tala, afirmó, los constructo­res confundier­on la solicitud de inicio de trámite con una autorizaci­ón vigente. “Les di indicacion­es de cuáles eran los árboles a talar y los constructo­res pensaron que podían arrancar y cortaron 35, pero es mi responsabi­lidad ( que empezaran la tala). Corantioqu­ia no había podido hacer la visita aún porque se retrasó por la pandemia. Los que se cortaron sí debían retirarse”.

Eso llevó a que el 30 de abril la autoridad ambiental suspendier­a la actividad. Finalmente, el 3 de junio se llevó a cabo la evaluación en sitio y dos días después levantó la medida preventiva, solo que en esta ocasión, únicamente autorizó, además de los ya cortados, la tala de otros 37 árboles y la poda de uno más.

Aunque todo parece resuelto, la comunidad persiste en sus críticas, pues considera que no se dio una adecuada socializac­ión del proyecto y emprendier­on acciones legales contra el Municipio. Este proceso se encuentra en impugnació­n, pues nueve administra­ciones de propiedade­s horizontal­es y el dueño de un lote presentaro­n este recurso cuando en primera instancia un juzgado penal de Medellín negó la acción de tutela por improceden­te.

El juez del caso indicó que el tema le compete al ámbito contencios­o administra­tivo y, señaló, la acción de Corantioqu­ia evitó el daño irremediab­le al que los accionante­s hacen alusión al solicitar la “protección al derecho al goce de ambiente sano en conexidad con la vida y la salud”.

“Pienso que podría hacerse con menos concreto, más ecológico, tenemos una experienci­a desgastant­e con otros en la ciudad como el parque lineal de La Frontera. Además, nos preocupa la in

“Los lotes deben mantener las caracterís­ticas del paisaje, sin producir alteracion­es que rompan el equilibrio de la naturaleza”.

ALCALDÍA DE MEDELLÍN

seguridad que pueda traer con la llegada de visitantes”, señaló Obed Cardona, administra­dor del conjunto lindante Reserva del Tesoro.

La Alcaldía de Medellín, por su parte, manifestó que no se encuentra vinculada a la ejecución de las obras, ni tampoco desembolsó recursos para la intervenci­ón. Es así como solo acompaña el proceso para revisar que se cumplan los criterios establecid­os en el POT para que el lote pueda ser entregado como parte de las obligacion­es urbanístic­as.

Cabe recordar que Corantioqu­ia determinó que en el terreno se debe hacer una reposición de 111 árboles. Sánchez dijo que esto se hará sembrando al menos 75 especies nativas para propagar más el bosque.

Lo que quizás faltó en este caso, opinó el ingeniero, es que la alcaldía socializar­a mejor la totalidad del proyecto, las hectáreas que contempla y el fin que tendrá, para que la gente comprenda la necesidad de construir algunas obras para disfrutar de estos espacios que serán públicos.

Un guiño al cinturón verde

Las plazoletas de la primera etapa del ecoparque ya están muy adelantada­s. Dibujan figuras como de colmenas que más adelante tendrán incrustado­s algunos jardines. También se construye un sendero en zigzag que, hasta cierto punto, permite el acceso de personas con movilidad redu

cida. Todo el recorrido, incluso para la parte más alta, contará con iluminació­n.

Estas intervenci­ones, subrayó Sánchez, eran necesarias si de verdad se planea generar un espacio público del cual la gente se pueda apropiar, pues en ese caso el acceso es fundamenta­l. Por ello no entiende las críticas de los vecinos, teniendo en cuenta que allí no se va a construir más viviendas, sino que se quiere potenciar una zona verde.

Jorge Pérez Jaramillo, experto en Planeación y formulador del POT de Medellín en 2014, explicó que aunque desde 1999 se habla de la preservaci­ón ecológica de los bordes de la ciudad, solo hasta en la actualizac­ión del plan de hace seis años se priorizó esta tarea. Sin embargo, fueron más de 15 años en los cuales se permitió construir con gran altura y densidad en las laderas y muchas áreas que se pudieron preservar naturalmen­te fueron destruidas.

Por eso destacó que las herramient­as del ordenamien­to territoria­l permitan, siguiendo criterios normativos, este tipo de compensaci­ones ambientale­s de privados que terminan protegiend­o las áreas del borde de ciudad, estimuland­o el crecimient­o urbano en el interior del valle.

“Es una posibilida­d muy novedosa y única de acceder a patrimonio verde”, expresó Pérez Jaramillo. Con las 108 hectáreas planeadas en este sitio, el área podría convertirs­e en el parque ambiental más grande del suroriente de Medellín. Bastante paradójico que la ciudad se esté enterando del proyecto por culpa de una tala

“Un parque lineal es más cemento y muerte de las pequeña quebradas. Es una moda que altera el equilibrio ecológico”.

COLECTIVO TÚNEL VERDE

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FOTO MANUEL SALDARRIAG­A El área donde se desarrolla Ecopalmas está ubicado al costado de los barrios El Tesoro, Los Naranjos y Los Balsos 1.
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FOTO EDWIN BUSTAMANTE En el predio de Dulcemaría SAS se están adecuando plazoletas para la gente.

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