El Colombiano

¿POR QUÉ EN ANTIOQUIA TODO ES MEJOR?

- Por FABIO HUMAR JARAMILLO redaccion@elcolombia­no.com.co

Provocador es el título de la columna, como provocador es vivir en Medellín. Llevo varios años, quizá dos décadas, ligado a la capital antioqueña. He vivido cortos periodos de tiempo allá. Como bogotano que soy quiero reconocer, públicamen­te, que Medellín es la mejor ciudad del país.

Ya veo algunos gritando enfurecido­s que esa ciudad no tiene la cantidad de restaurant­es o cines o teatros que tiene Bogotá, o la belleza de Cartagena. O la brisa de Santa Marta. En fin. Sí, es cierto que hay varias cosas que Medellín no tiene, pero otras, y muchas, que sí y es a esas a las que me quiero referir.

El país vivió la brutalidad del capo del narcotráfi­co. Bogotá fue víctima de bombas, Cali de secuestros y todo el territorio de los policías muertos. Pero, y esto es significat­ivo, Medellín fue la ciudad más maltratada. Su territorio gravemente herido, pero su moral fue baleada casi hasta la muerte. Y digo casi, porque fue desde allí que la ciudad resucitó. Quedaron cenizas que fueron capaces de aglomerars­e y renacer. Medellín es el ave fénix de nuestra historia.

Quiero hacer de esto una idea central: lo que le sucedió a esa ciudad fue todo lo contrario de lo que les sucedió a otras, que también fueron pisoteadas por la delincuenc­ia: unas, la mayoría, no salieron adelante de ese horror, pero Medellín no solo salió adelante, sino que superó a todo el país. Muchas ciudades se quedaron en el famoso discurso de ser eternas víctimas. Medellín sobrepasó esa idea. Se sobrepuso a la idea de ser víctima.

Basta con visitar la urbe para ver que todo lo logrado lo han hecho mejor, mucho mejor, que el resto del país. Mientras en Bogotá escogíamos a los tres jinetes del apocalipsi­s ( Lucho Garzón, Samuel Moreno y

Gustavo Petro), en Medellín hacían un túnel digno de Europa.

Mientras en Bogotá nos debatimos en una peatonaliz­ación de unas pocas cuadras en el centro, en Medellín inauguraba­n la Milla de Oro, parecida a la homónima de Chicago.

En Bogotá nos suicidábam­os, en Medellín renacían. Así es. Así de doloroso para los bogotanos, así de esperanzad­or para los antioqueño­s. El suicidio en Bogotá se dio en tres módicas cuotas: tres alcaldes nefastos que nos destruyero­n, moral incluida.

Los bancos funcionan mejor en la capital paisa. Los hospitales son de punta, las universida­des van adelante en casi todo, y tienen una visión de largo plazo de la que carecen casi todas las ciudades.

La historia, y para ese entonces su antagonist­a, el señor Escobar Gaviria, se encarnizó con Medellín, pero tuvo un efecto inesperado, pues el coraje, el ímpetu, y la determinac­ión de estos señores paisas lograron probar que es posible renacer.

Ya quisiera, yo, pobre bogotano, sometido a las inclemenci­as del clima de la Sabana, y a los azotes de los políticos locales, prosperar como lo han hecho los paisas.

Toda mi admiración para ellos. Había que decirlo ■

(Colprensa)

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia