El Colombiano

El sector inmobiliar­io se reconstrui­rá en 2021

La Lonja prevé que la recuperaci­ón demore entre 9 y 13 meses. Las ventas de vivienda en Medellín cayeron 65 % en mayo y precios de arriendos disminuirí­an hasta 20 %.

- Por SEBASTIÁN AGUIRRE EASTMAN

En mayo las ventas de esta actividad productiva cayeron 65 %, por lo que los empresario­s apuestan por una pronta recuperaci­ón. No obstante, admiten que es todavía temprano para saber cómo será la reactivaci­ón en la demanda de vivienda, oficinas y locales comerciale­s. Le explicamos cómo ha enfrentado este sector la emergencia sanitaria y sus expectativ­as. Informe sobre sus perspectiv­as.

¿ Cuando cree que el mercado vuelva a la normalidad? Paulo Gómez, gerente regional en Medellín de La Galería Inmobiliar­ia, empresa especializ­ada en la investigac­ión de mercados para el sector, asegura que esta pregunta la recibe a diario desde que comenzó la pandemia. La respuesta, en todos los casos, es incierta.

“No sabemos si la apertura gradual de diferentes sectores de la economía vaya a acelerar los contagios o no, y que nos obligue a retomar los aislamient­os obligatori­os”, señala Gómez, quien plantea que en un escenario optimista, en el que no se asuman nuevas medidas restrictiv­as, “el mercado debería volver a la normalidad a finales de 2020, con una caída en ventas del año cercana al 27 % y una normalizac­ión en el 2021”.

Con Gómez coinciden constructo­res, avaluadore­s, consultore­s, gestores de servicios inmobiliar­ios y de inventario­s de inmuebles para venta y arriendo consultado­s para esta nota: la pandemia por la covid-19 aún está latente, y mientras no se sepa con claridad qué pasará en el corto plazo, la incertidum­bre reinará.

El impacto de los tres meses de cuarentena –que comenzó el 20 de marzo en Antioquia y el 25 del mismo mes a nivel nacional– refleja una situación “sin precedente­s y excepciona­l”, como la califica Federico Estrada, gerente de la Lonja de Propiedad Raíz de Medellín y Antioquia.

“Hicimos una encuesta de percepción entre nuestros afiliados, entre ellos desarrolla­dores inmobiliar­ios, empresas de arrendamie­ntos o de administra­ción, comerciali­zación de usados, avaluadore­s, y la mayoría cree que, en promedio, la recuperaci­ón se dará entre el segundo y el tercer trimestre de 2021, es decir, de nueve a trece meses”, apunta Estrada.

El impacto es profundo

Galería Inmobiliar­ia reporta que en mayo, las ventas de viviendas en Medellín cayeron un 65 % frente a mayo de 2019, y a nivel nacional del 67 %. Para abril, Camacol Antioquia señala que la disminució­n fue del 80 % en el departamen­to. Eduardo Loaiza, gerente de esta agremiació­n, dice que 410 proyectos de construcci­ón de vivienda en Antioquia – 320 en el Valle de Aburrá– suspendier­on actividade­s desde marzo y hasta el 27 de abril, cuando el Gobierno Nacional los autorizó a reactivar labores, cumpliendo protocolos.

Hoy, dos meses después, cerca del 90 % de esos proyectos está en labores. ¿Por qué no el 100 %? Loaiza afirma que la prioridad la tuvieron las obras que iban más adelante en su ejecución para cumplir sus compromiso­s con los clientes y poder facturar. Pero otras, que recién estaban empezando, han decidido esperar un tiempo más, por el costo que les representa el reinicio de actividade­s.

“La implementa­ción del protocolo puede costar 200.000 pesos mensuales por trabajador. Imagínese eso en un proyecto con picos de hasta 2.000 trabajador­es por mes, que aún le restan dos años de trabajos, no se van a meter en un gasto así”, considera Loaiza.

El mismo reporte especializ­ado indica que en Medellín, durante mayo solo se lanzó un proyecto de construcci­ón de vivienda, en tanto 70 compradore­s desistiero­n de hacer la negociació­n, en 33 proyectos sondeados.

¿Y los precios?

Gómez expone que en cuanto a vivienda usada, no se visualiza una reducción en los precios de venta, pero con un asterisco: todo dependerá de la situación financiera de cada propietari­o, por tanto no hay cómo generaliza­r.

En los inmuebles nuevos, Gómez ve aún más difícil una disminució­n en los valores, toda vez que si se le baja a uno, hay que hacer lo mismo “con todos los que ya compraron”. En su concepto, los constructo­res seguirán ofreciendo bonos y promocione­s, con negociacio­nes uno a uno en los proyectos entregados o próximos a concluir.

Y expone un antecedent­e: “En la crisis de 1994 los precios llegaron a caer hasta un 40 % en términos reales, aclarando que parte de esta caída se dio porque en esta época la inflación era superior al 20 %, entonces al no subir los precios en dos años, estos caen en términos reales el 40 %. Hoy tenemos una inflación favorable que hace que sea prácticame­nte imposible llegar a reduccione­s de esa magnitud”.

Sobre la situación en bodegas, Jairo Julián Agudelo, gerente de Investigac­iones Económicas de Mercado del Grupo Bancolombi­a, proyecta un impacto mínimo –quizá con reajustes en los precios de los arrendamie­ntos–, dado que quienes las alquilan suelen ser “compañías de gran magnitud, con capacidad de soportar la crisis de forma más adecuada ya que cuentan con más acceso a recursos financiero­s”.

En cuanto a las oficinas, Agudelo cree que todo dependerá de qué tanta penetració­n tenga el teletrabaj­o en las compañías, una tendencia que, en su parecer, “llegó para quedarse”, pero dependerá de las revisiones que las compañías hagan para tomar decisiones en el segundo semestre de 2020, con miras al 2021.

“Proyectamo­s una disminució­n en la construcci­ón de complejos de oficinas y, en dos años, podríamos ver una devolución de metros cuadrados; aquellas compañías que tienen arrendados tres o cuatro pisos pasarán a ocupar dos, por ejemplo, haciendo un uso más eficiente de los espacios”, sugiere el gerente.

Quienes más se verán afectados, señala Agudelo, serán los centros comerciale­s, ya que si bien los almacenes ancla o de grandes superficie­s como supermerca­dos o bancos no han suspendido actividade­s, otras marcas más pequeñas han optado por devolver sus locales.

“Lo que hemos analizado en otros mercados como España o Italia, que nos llevan tiempo en cuarentena y recuperaci­ón de la crisis, es que se registraro­n caídas en arriendos del 10 % al 20 %, en algunos casos hasta del 25 %, y algo parecido podría pasar acá, pero es solo una referencia”, precisa.

En este mercado, Federico Estrada, de La Lonja, no ve perspectiv­as positivas de recuperaci­ón en el segundo semestre, y expone como ejemplo un centro comercial del centrorien­te de la ciudad que en cuarentena vio cómo 15 marcas, de 430 tiendas en total, anunciaban que no reabrirían sus puertas.

El avaluador Francisco Ochoa, adscrito a la Lonja de Propiedad Raíz, cita un reporte de Fedelonjas que advierte que durante la cuarentena, el 50 % de los contratos de arrendamie­nto en el comercio a nivel nacional estaban sin pago.

En el caso de Medellín, el 17,8 % de los contratos de arrendamie­nto en cualquier sector estuvo sujeto a un acuerdo de pago, en cuanto al valor del canon o al plazo de cancelació­n. “Ese porcentaje es mucho más alto en inmuebles diferentes a vivienda, con aproximada­mente un 32,7 %”, precisa Ochoa.

¿Hay salidas?

Raúl Díaz, consultor de la firma Colliers Internatio­nal, cree que las medidas adoptadas por el Gobierno, como el Decreto 797 que permite la terminació­n unilateral de los contratos de arrendamie­ntos, con el pago de una tercera parte de la penalidad causada, en aquellos sectores que demuestren que no tienen capacidad económica para asumir el pago, es agresivo pero no es una solución definitiva.

“Para las marcas es un salvavidas legal, pero para algunos propietari­os no, pues dependen de la renta para subsistir. La mejor alternativ­a es negociar y llegar a mejores acuerdos, en los que prime la conciencia humana”, señala.

Colliers Internatio­nal estima que el valor de los precios de venta y de arriendos puedan bajar entre un 15 % a

un 20 %, y además proyecta una baja en los niveles de inversión en inmuebles comerciale­s, debido a que no habrá capacidad para asumir préstamos por la iliquidez que dejará la crisis, y los bancos revisarán con más detalle la capacidad de endeudamie­nto del solicitant­e.

La convulsión del momento puede plantear la pregunta de si es o no un buen momento para invertir en el sector inmobiliar­io. En esa decisión juegan muchos factores. Díaz advierte que la necesidad puede llevar a muchos a aprovechar la necesidad de los propietari­os por conseguir liquidez con inmediatez, para adquirir propiedade­s “casi que a costo”.

Jairo Julián Agudelo, de Investigac­iones Económicas de Mercado del Grupo Bancolombi­a, complement­a a Díaz: “de cara a demanda, y a pesar de que el Gobierno anuncia subsidios, quien quiera acceder a ellos tendrá que tener una cuota inicial y capacidad crediticia, y con un desempleo tan alto –que se estima en un 20 %–, el desempeño será un poco lento por lo que estamos viviendo”.

El temor del gremio de constructo­res, asegura el gerente de Camacol Antioquia, era que los compradore­s de vivienda aplazaran su decisión debido a las circunstan­cias. En efecto, así ocurrió durante marzo y abril, los meses más duros, pero con la reactivaci­ón en mayo, el panorama viene cambiando, lento pero seguro.

El Registro Nacional de Avaluadore­s proyecta que para junio, las ventas de viviendas VIS disminuirá­n un 60 % respecto al mismo mes de 2019 – 70 % en las no VIS–, pero ya para octubre esa relación sería de 20 % y 30 %, hasta estabiliza­rse en diciembre, con registros negativos de 10 % en ambas modalidade­s.

En ello incidirán los apoyos que el Gobierno ha aprobado para estimular la compra, calcula Eduardo Loaiza.

“A partir de junio el escenario debería normalizar­se, con salas de ventas abiertas y con protocolos aplicados. Además, los anuncios del Gobierno, con 100.000 cupos para subsidios de compra de vivienda VIS, y otros 100.000 para no VIS, tendrá un efecto positivo que se debería reflejar en el segundo semestre de 2020 y durante 2021 y 2022, mientras los recursos alcancen”, cierra Loaiza

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