El Colombiano

Protestas o salud: he ahí un dilema de derechos

Movilizars­e o protegerse es el debate que enfrentan quienes, en estos días, salen a marchar. Le contamos implicacio­nes.

- Por RICHARD AGUIRRE FERNÁNDEZ

Ni la pandemia ha logrado detener las movilizaci­ones sociales en distintas ciudades del mundo.

Ya se vieron ejemplos en Hong Kong, a mediados de mayo, cuando volvieron a las calles para rechazar la nueva ley de Seguridad Nacional de China. También pasó en Estados Unidos hace tres semanas, cuando el movimiento Black Lives Matter tomó fuerza tras la muerte de George Floyd, quien murió por la asfixia provocada por un policía. Estas escenas se repitieron en Atlanta, tras el deceso de Rayshard Brooks, luego de que un oficial le disparó y lo mató.

Colombia tampoco ha sido ajena a este fenómeno, como quedó claro en Bogotá y Medellín hace tres semanas. Los manifestan­tes argumentar­on motivos como retomar el paro que se inició en noviembre, rechazar el asesinato de líderes, el asesinato del afro Ánderson Arboleda en Cauca y, en general, contra la corrupción. Este fin de semana grupos de mujeres hicieron plantones en varias sedes del Ejército, para rechazar la violación de una niña indígena la semana pasada, en Risaralda.

Perspectiv­a de derechos

Entran en disputa dos derechos, la salud y la protesta, pero ¿cuál debe primar en medio de la pandemia? El expresiden­te de la Corte Constituci­onal José Gregorio Hernández dice que prevalece la protección de la vida y la salud.

Asegura que “en este momento, cuando el Gobierno Nacional ha autorizado prácticame­nte el fin de la cuarentena y muchas personas pueden salir de sus casas por causa de las muchas excepcione­s es muy difícil esa protección. Y entonces la gente sale”. Agrega el constituci­onalista que si las manifestac­iones se dan con el uso de tapabocas y el distanciam­iento espacial, la libertad de reunión, expresión y protesta “son derechos fundamenta­les que el Gobierno no puede perseguir”.

Este es el tema que más preocupa en la actualidad y ha sido el argumento de Daniel Quintero, alcalde de Medellín; y Claudia López, alcaldesa de Bogotá, para rechazar las movilizaci­ones. Por ejemplo, Quintero apuntó que la marcha de hace dos semanas incumplió las medidas sanitarias, poniendo en riesgo la salud de los manifestan­tes y en general de la ciudad.

David Murcia, docente e investigad­or del departamen­to de Gobierno y Ciencias Políticas de Eafit, señala que en ningún caso se dice que no se puede protestar. “Estamos en democracia y facultados para hacer disenso, lo que no se puede hacer son los hechos barbáricos que se han cometido”. Sobre este punto, el alcalde de Medellín señaló que investigar­án “si hubo exceso de fuerza”. El exmagistra­do dice que la Policía debe actuar en términos proporcion­ados y respetuoso­s de la libertad.

En cuanto a la salud, el epidemiólo­go Carlos Agudelo, de la Clínica Universita­ria Bolivarian­a, sostiene que “no es convenient­e participar en una protesta porque es complejo mantener las medidas de distanciam­iento social” y el riesgo de contagio queda vivo.

Esta advertenci­a no es alejada de la realidad. En Madrid (España) el 8 de marzo por lo menos 120.000 personas marcharon en el Día de la Mujer, movilizaci­ón que se convirtió en un diseminado­r del virus.

El Ministerio de Sanidad dijo que cinco días después, los ingresos a los hospitales se multiplica­ron por cuatro.

En medio de la coyuntura, otro ejercicio que ha tomado fuerza es manifestar­se en redes sociales, a través de hashtags relacionad­os con el fenómeno que convoque. Sobre esto, Luis Trejos, docente de la U. del Norte, sostiene que “por la imposibili­dad de cercanía social, las redes se han convertido­s en el medio ideal para manifestar­se y ejercer presión social”, motivo por el cual señala que son un medio válido y activo para manifestar­se.

¿Por qué las marchas?

Las opiniones están divididas en cuanto a si las movilizaci­ones sirven o no. Unos dicen que sí, y mencionan el acuerdo logrado por estudiante­s y docentes en diciembre de 2018, que fue el primer paro que tuvo que enfrentar el presidente Iván Duque.

Otros dicen que no, citando las marchas que empezaron en el país en noviembre del año pasado, que hasta el momento no han provocado cambios sustancial­es o respuestas a sus requerimie­ntos.

Murcia, de Eafit, sostiene que la utilidad de las marchas se debe analizar desde dos puntos de vista.

Lo primero, si sirven para cambiar determinac­iones o políticas gubernamen­tales. Para Murcia, la respuesta es “no”. Y lo dice porque “los cambios han sido nulos”. Lo segundo, agrega, tiene que ver con la utilidad en sí misma de la protesta que, a su juicio, “no es necesariam­ente llevar a cambios, sino el ejercicio mismo de insatisfac­ción”.

Alejandro Palacio, líder juvenil y exrepresen­tante universita­rio, recuerda que el movimiento estudianti­l, por ejemplo, ha logrado aspectos importante­s a través de la movilizaci­ón.

“En 2012 se logró tumbar una reforma a la educación que abría la posibilida­d al ánimo de lucro y en 2018 se alcanzó un acuerdo para mejorar el presupuest­o de la educación pública universita­ria”, dice Palacio, quien precisa que la protesta también sirve para visibiliza­r causas y plantear soluciones.

Disenso necesario

Carlos Arias, docente de Comunicaci­ón Política del Externado, sostiene que sí sirve, porque es la manifestac­ión de la inconformi­dad. “Es necesario el disenso y la multiplici­dad de posiciones para que exista una democracia armónica y auténtica”.

Además, plantea que la otra mirada está en el cómo se protesta, es decir, “tener como enfoque el amparo de criterios razonables, con ejes de negociació­n y en la coyuntura que esté alimentada del sentido común”, por lo que argumenta que en Bogotá, ciudad con alerta naranja por covid, marchar resulta “disonante y no se conduele con las víctimas”.

Trejos hace hincapié en que sean pacíficas: “Movilizaci­ón y protesta no son sinónimos de destrucció­n y caos”. Sobre la discusión, Lina Guisao, politóloga, especialis­ta en Comunicaci­ón Política y coordinado­ra de la plataforma Derecho a no obedecer, indica que la movilizaci­ón “es la forma de decir que el statu quo no funciona y que está dejando rezagadas a unas personas en la sociedad”

“No es convenient­e participar en una protesta. Es complejo mantener medidas de distanciam­iento social”.

CARLOS AGUDELO

Epidemiólo­go de la Clínica UPB

 ?? FOTO JAIME PÉREZ ?? La movilizaci­ón hace tres semanas fue para rechazar asesinatos de líderes y desmoviliz­ados de las Farc, y unirse al movimiento Black Lives Matter, contra el racismo generaliza­do.
FOTO JAIME PÉREZ La movilizaci­ón hace tres semanas fue para rechazar asesinatos de líderes y desmoviliz­ados de las Farc, y unirse al movimiento Black Lives Matter, contra el racismo generaliza­do.

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