Un plan para aprender del cine
Plataformas y canales amplían su propuesta con estas películas de hace tiempo. Motivos para verlas.
En una mesa Charles Chaplin tiene un zapato en un plato. A su lado el actor Mack Swain mira con hambre. Es su comida. Al separar zapato y suela, Chaplin se queda con la parte de arriba y le da a Swain la otra, pero este lo cambia porque quiere esa que tiene los cordones y ojetes. Empieza la cena y le dan el primer mordisco, al zapato.
La imagen es en blanco y negro y hace parte de la cinta La quimera de oro ( 1925), una película clásica que acaba de cumplir 95 años. La docente y crítica Martha Ligia Parra explica que lo especial que tienen estas producciones es “la magia de lo universal, de lo permanente, de lo que le habla al espíritu humano, de lo que tenemos en común, independiente de nuestra nacionalidad, generación o época”.
Quizá por ello Juan Carlos González, director del Cineclub Eafit, cuenta que su hija de 10 años disfruta del cine de Chaplin a carcajadas. “Es una niña de esta generación viendo filmes en blanco y negro y de cine mudo. Narrativamente las películas son tan poderosas que para ella desde su perspectiva es un disfrute. Eso habla de la calidad”.
¿Qué abarca?
Hay un cine clásico –detalla
Parra– referido al cine de Hollywood estudiado por autores como David Bordwell, Janet Staiger, Kristin
Thompson y que va desde 1900 hasta 1960. Y por otro lado hay filmes que se están convirtiendo en clásicos, “como El Padrino, que es del año 72 o las primeras cintas de La Guerra de las Galaxias, que ya van para allá”, detalla González.
Y no toda película vieja es una cinta clásica, precisa el director del cineclub. Que estén en esta categoría es validado por muchos factores, “la recepción que tuvo en su momento y el impacto e influencia que suscitó en las generaciones posteriores, por ejemplo”. Añade Parra que son obras únicas “que
“Recomiendo visitar the Criterion Collection en la web. Es la selección mejor curada que hay de cine clásico en el mundo”.