El Colombiano

Ejército admitió que hay 118 investigad­os por abuso sexual.

Comandante de la institució­n informó sobre las investigac­iones internas contra los uniformado­s.

- Por RICARDO MONSALVE GAVIRIA

El Ejército Nacional admitió ayer que desde 2016, 118 militares están siendo investigad­os por denuncias relacionad­as con la comisión de presuntos abusos sexuales contra menores de edad.

La informació­n la brindó el mismo comandante del Ejército, general Eduardo Zapateiro, quien explicó que de esos 118 hombres, 45 han sido retirados y 73 tienen una “investigac­ión detallada” para resolver su futuro judicial y al interior de la institució­n castrense.

“Con esta informació­n actualizad­a continuare­mos trabajando de manera coordinada con la Fiscalía para evaluar todas las acciones que se deban tomar. No duden que vamos a adoptar las medidas necesarias. También en implementa­r unas de prevención”, añadió el oficial.

Más casos denunciado­s

Aunque el Ejército solo señala la situación desde 2016, hay documentac­ión de casos similares denunciado­s por diferentes institucio­nes en ocurrencia al conflicto armado colombiano y que involucran a otras institucio­nes de la Fuerza Pública.

La Corporació­n Sisma Mujer confirmó que, en medio de su trabajo de acompañami­ento a mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado, cuentan con informació­n de 15 casos ocurridos entre 1996 y 2013, en los que existió algún tipo de responsabi­lidad de miembros de la Fuerza Pública.

“En estos casos, ocurridos en la región Caribe, hay personal del Ejército e Infantería de Marina, DAS, Gaula y CTI. Para el momento de los hechos encontramo­s que cinco de las víctimas eran menores de edad”, agrega Anyela Calderón, sicóloga de la Corporació­n Sisma Mujer.

Desde esta organizaci­ón creen importante advertir que todos los grupos armados han sido y siguen siendo en la actualidad perpetrado­res de violencia sexual contra las mujeres.

“Si bien hay responsabi­lidad de los distintos actores armados, genera preocupaci­ón y nos parece sumamente grave que miembros de la Fuerza Pública cometan esta vulneració­n a los DD.HH. de las mujeres, pues su deber es la protección de los derechos humanos de la población civil y por supuesto de niñas, jóvenes y mujeres”, afirma Anyela.

Por su parte, el Centro Nacional de Memoria Histórica, en su publicació­n llamada La Guerra Inscrita en el Cuerpo, expone que desde 1958 hasta abril de 2017 se registraro­n en el país 15.076 víctimas de violencia sexual, de las cuales el 91,6 por ciento han sido niñas, adolescent­es y mujeres adultas. En ese mismo informe confirma que hay 206 registros de agresiones sexuales por parte de Agentes del Estado, aunque no se específica el tipo de víctima.

¿Reestructu­ración urgente?

Aunque para el general Eduardo Zapateiro, la doctrina del Ejército (llamada Damasco) contempla todo lo referente a los Derechos Humanos y el Derecho Internacio­nal Humanitari­o para la enseñanza a los soldados, analistas y expertos consultado­s creen que deben darse cambios en la institució­n.

Para el exministro de Defensa, Gabriel Silva Luján, los reiterados actos “horrorífic­os” de violencia sexual contra la población vulnerable por parte de algunos miembros del Ejército, “son un ejemplo más que se suma a una larga cadena de hechos ilegales, de crímenes y actos irregulare­s que se han observado en el último año y medio. Esto ya no es casualidad”.

Asegura que “es un patrón que revela una permisivid­ad y una actitud tolerante que crea un contexto que le hace creer a todos los niveles que no habrá castigo ejemplar. Ese patrón exige que el verdadero comandante en jefe, el presidente, imponga su autoridad y asuma la responsabi­lidad. Hay una crisis de liderazgo, de disciplina y de autoridad. No es, todavía, una crisis institucio­nal”.

Por su parte, Andrés Macías Tolosa, investigad­or de la Universida­d Externado, dice que los recientes escándalos hacen necesario, en primera instancia, la implementa­ción de medidas drásticas y ejemplariz­antes; sin embargo, afirma que eso no es suficiente.

“Es fundamenta­l, en primer lugar, revisar y fortalecer los instrument­os y los canales a través de los cuales se vigila, se investiga y se sancionan las conductas irregulare­s de los uniformado­s, desde el interior de las mismas fuerzas y también desde las instancias civiles responsabl­es de esa función; y segundo, es vital ser mucho más estrictos y rigurosos en el proceso de reclutamie­nto”, concluye Macías

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FOTO EDWIN BUSTAMANTE Al interior del Ejército aún se hacen indagacion­es para conocer también la cantidad de casos que podrían existir de abusos contra mujeres que pertenecen a esa institució­n.

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