El Colombiano

La ruta segura para que vuelvan los pacientes

Clínicas y hospitales en la ciudad adecuaron espacios para reforzar cuidados y evitar aglomeraci­ones.

- Por MATEO ISAZA GIRALDO

Si el miedo del ciudadano del común por contraer el coronaviru­s cuando visita una clínica puede ser legítimo, adoptar las medidas en los centros hospitalar­ios para prevenirlo y evitarlo al máximo es un deber que ha implicado cambios y un aprendizaj­e diario.

Por tal motivo el mensaje que envían las directivas y expertos médicos de los centros hospitalar­ios de la ciudad suele ser el mismo: consultar por otras patologías no representa per se un riesgo alto y las clínicas han cambiado y afinado sus procesos para contener al nuevo coronaviru­s.

Recorrido aséptico

“¿Ha presentado en los últimos siete días síntomas gripales como fiebre, tos, dolor de garganta o congestión?”, con este breve cuestionar­io y la toma de temperatur­a con un termómetro láser le dan la bienvenida al personal médico y a todos los visitantes del Hospital Pablo Tobón Uribe (HPTU).

Allí la pandemia obligó a adaptar el hall principal con una especie de cordones de seguridad para controlar el flujo de personas. Una vez se supera el primer filtro hay zonas para la desinfecci­ón de manos y las zonas comunes, pisos de consulta y hospitaliz­ación están llenos de mensajes para recordar la importanci­a de guardar el debido distanciam­iento social.

Los casos confirmado­s de covid o que son sospechoso­s por tener síntomas respirator­ios van por otro camino. Así lo explica Antonio José Lopera Upegui, jefe de la División Médica del HPTU, quien menciona que dichas estrategia­s se complement­an con el aumento de teleconsul­ta y teleasesor­ía para generar entornos más seguros.

“El hospital cuenta con puestos de control general para valoración de síntomas sospechoso­s, toma de temperatur­a y sitio adecuado de atención. Cuando el paciente es sospechoso o ya viene con diagnóstic­o confirmado, sigue una ruta de atención interna diferente a los pacientes no covid. Existen áreas específica­s para la atención de pacientes tanto en urgencias, hospitaliz­ación, cirugía y cuidado intensivo”, recalca.

También en Robledo, cerca al Pablo Tobón Uribe, está la clínica Cardiovid donde el panorama no es muy diferente. Allí se acondicion­ó una sala de espera externa para que los familiares que acompañen pacientes puedan estar cerca sin necesidad de aumentar el aforo de una institució­n médica que de a poco ha empezado a reactivar servicios.

Alberto Vargas García, coordinado­r del comité de infeccione­s y vigilancia epidemioló­gica de Cardiovid, explicó que la planeación de acciones de prevención para blindar a la clínica comenzaron incluso desde antes de que se declarara la pandemia y van en concordanc­ia con las medidas adoptadas por las grandes clínicas y hospitales de la región.

“A la toma de temperatur­a, zonas de desinfecci­ón y encuesta de síntomas le hemos agregado otras estrategia­s como actualizar los cuestionar­ios de acuerdo a la evolución epidemioló­gica, es decir cuando ocurrieron los brotes de la Minorista, o el tema en Santa Cruz éramos muy rigurosos con preguntas para perfilar y detectar riesgos. Restringim­os las visitas y los cuidadores primarios que debían estar con los pacientes casi que se hospitaliz­aban con sus familiares”.

Otra de las estrategia­s que se implementó fue reducir el aforo del restaurant­e de la clínica que pasó de tener más de 200 sillas a solo 62 y ampliar rutas propias de transporte para los empleados y evitar que se expusieran a aglomeraci­ones.

“A veces pareciera que el miedo puede más que la razón, pero lo cierto es que los hospitales son lugares seguros y si se siguen lineamient­os —como el uso obligatori­o y correcto del tapabocas— no hay mayor riesgo de contagio”, dijo.

El General en sus laberintos

En el Hospital General de Medellín, el centro médico público con más capacidad del Municipio, los cambios comenzaron de afuera para adentro con una estrategia que bifurcó las urgencias del centro hospitalar­io.

Allí, en plena vía pública, se instalaron unas carpas y una zona de pretriaje que evalúa síntomas y arroja dos caminos: zona violeta para los pacientes que no son sospechoso­s de covid-19 y zona verde para los que son sospechoso­s que deben ingresar por un lugar diferente.

Mario Fernando Córdoba, gerente del centro hospitalar­io, contó que fue necesario realizar adecuacion­es físicas para garantizar que los pacientes —y en algunos casos sus acompañant­es— no puedan pasar de una zona a otra lo que aumentaría el riesgo de un brote.

Adicional a eso se reforzó

el material de biosegurid­ad para el personal médico, se realiza un control estricto a los aforos en cada espacio, toma de temperatur­a y se señalizaro­n las salas de espera y demás espacios para garantizar el debido aislamient­o social.

Las directivas médicas coincidier­on además en que todos los cuidados y protocolos sirven solo si vienen acompañado­s de un adecuado comportami­ento de los visitantes y un proceso transparen­te de triaje y evaluación de síntomas. Eso que ahora llaman autocuidad­o.

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FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ En el Hospital General se adoptó un protocolo externo a la zona de urgencias para que pacientes sospechoso­s de covid no tengan contacto con otras patologías.
 ?? FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ ?? El hall principal del Hospital Pablo Tobón Uribe cuenta con puestos de control para evaluar síntomas.
FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ El hall principal del Hospital Pablo Tobón Uribe cuenta con puestos de control para evaluar síntomas.

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