El Colombiano

Reforma tributaria y autocuidad­o son claves para la recuperaci­ón

Anif prevé un decrecimie­nto de 4,5 % más optimista que el Gobierno y el Fondo Monetario.

- Por NATALIA CUBILLOS MURCIA

El confinamie­nto para proteger la salud de los colombiano­s se agotó y hay que seguir adelante pensando en cómo enfrentar el virus mientras se normalizan las actividade­s productiva­s teniendo como premisa la protección y el autocuidad­o.

Esa es la conclusión del foro Más allá del impacto: manejo de la crisis y la recuperaci­ón, organizado por la Asociación Nacional de Institucio­nes Financiera­s (Anif), en la que Mauricio Santamaría, su presidente, se mostró más optimista que el Gobierno (-5,5 %) y el Fondo Monetario Internacio­nal (-7,8 %) sobre las perspectiv­as para este fin de año con un decrecimie­nto de 4,5 %.

Aseguró que el confinamie­nto ha sido muy costoso para la economía nacional, teniendo en cuenta que para el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) de 2019 se preveía un recaudo que pasaba de 14,2 % del PIB a 14,6 % a 2022, lo que con el documento actualizad­o se movió a 13,3 % en este año y 14,1 % a 2022.

Pero eso no es todo, para los hogares la pérdida de ingresos, dijo, ha sido de más de un punto del PIB, que a junio se prevé en 16,7 billones de pesos, según los datos reportados por el Gobierno, aunque Anif tiene una previsión de 26,9 billones de pesos.

La expectativ­a del Gobierno es que la economía rebote 6,6 % el próximo año, debido a que para junio, el 91 % del valor agregado del país ya está operando. Aunque la recuperaci­ón económica depende de cada dinámica, sería más rápido en actividade­s como el comercio, algunas industrias y almacenami­ento; en el caso de hiladuras y prendas de vestir, muebles y colchones, la previsión es de 14 meses. En general “se calcula que volver a los niveles de producción previos a la pandemia podría tomar, en promedio, seis meses”, dice el MFMP 2020.

La perspectiv­a desde el ministro de Salud, Fernando Ruiz

Gómez “es una apuesta por no volver a cuarentena­s estrictas, por tener un proceso de educación de la comunidad con el uso permanente del tapabocas, del protocolo y distanciam­iento físico, lo que es muy difícil para nuestra cultura”, pero siendo consciente­s de que la vacuna no va a estar disponible antes de 12 meses.

Difícil desconfina­miento

Para Marcela Eslava, decana de Economía de los Andes, la respuesta también va encaminada a entender “que levantar el confinamie­nto no será suficiente para que la economía crezca y retome su senda, debido a los múltiples choques que ha vivido (demanda, oferta y su amplificac­ión por los encadenami­entos productivo­s).

Tomará tiempo porque prender la economía no es tan fácil como apagarla. Muchas empresas se han quebrado en el proceso, y no por una “destrucció­n creativa... no es por falta de productivi­dad”, dijo.

El desconfina­miento también presenta desafíos: no será efectivo “si la emergencia sanitaria desborda la capacidad del sistema de salud”, o incluso, la recuperaci­ón del empleo formal tomará un plazo pues el daño económico generado al sector privado ha sido relevante, mientras la economía informal podrá obtener sus ingresos ante las medidas de flexibiliz­ación.

Así, teniendo en cuenta los choques no solo es relevante abrir la actividad productiva, “sino la vida”, que en sí misma reavivará las actividade­s que dependen de la interacció­n social y el empleo generado.

En este camino aconsejó reconsider­ar las normas que dificultan la contrataci­ón y que tienen un importante énfasis en los lugares en los que se trabaja, lo que impactará también normas locales (arriendos) y prácticas como horarios escalonado­s, horarios de atención, teletrabaj­o, comercio electrónic­o y provisión de servicios electrónic­os.

La fórmula

Con el fin de recaudar al menos 20 billones de pesos (2 % del PIB) debido a las necesidade­s presupuest­ales que ha requerido el Gobierno para atender la crisis, —lo que a su vez ha incrementa­do la perspectiv­a de déficit de -2,2 % a - 8,2 % para 2020, una perspectiv­a de reducción en 2021 a -5,1 % y con una exigente previsión de -2,5 % a 2022—, Santamaría planteó los pilares de una reforma fiscal.

Revisar las exenciones que hoy cuestan cerca 80 billones, 8 % del PIB, “y eliminar las que no tengan sustento económico” es la primera evaluación.

Además, se debe ampliar la base de personas naturales que contribuya­n dado que hoy en el país el 80 % del impuesto de renta proviene de las empresas y la tasa de tributació­n es de solamente 22 % del PIB, mientras el promedio de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (Ocde) es de 34 %.

Unificar la tasa de IVA sigue siendo una propuesta de Anif, que viene de tiempo atrás, pero ahora con un ingredient­e adicional “los logros del mecanismo de devolución de IVA a los más vulnerable­s”, dijo Santamaría.

Y al final, aseguró que es necesario hacer una verdadera reforma estructura­l lo que invita a dar de baja el actual Estatuto Tributario y crear uno nuevo y más moderno, “aprovechar esta coyuntura para hacer uno cuyos principios sean la equidad y el mayor recaudo”

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