Aeroambulancias, un servicio para las comunidades alejadas
Durante los últimos años se ha configurado un mercado de por lo menos 20 empresas.
Pudiese pensarse que el servicio de ambulancias aéreas en Colombia está diseñado solo para personas pudientes, pero no. Es todo lo contrario, pues este sistema de asistencia y traslado de pacientes entre ciudades y sitios apartados es utilizado en mayor medida por aquellas personas de escasos recursos, que son vulnerables y que no tienen centros hospitalarios de alta complejidad cerca de donde habitan; es decir, por los colombianos más pobres.
Lo anterior es gracias al Decreto 5521 de 2013, el cual lo incluyó en el Plan Obligatorio de Salud (POS). De acuerdo con la norma, según lo disponga un médico, todo paciente podrá ser trasladado por vía acuática, aérea o terrestre cuando se requiera atender una urgencia teniendo en cuenta las limitaciones de servicios que salven su vida en territorios apartados.
Sebastián Pérez, gerente de Colcharter, la IPS con la principal cuota de mercado en la misión de conectar el sistema de salud de Colombia por medio del servicio de traslados aeromédicos, asegura que durante los 12 años de experiencia de la empresa han logrado salvar más de 10.000 vidas, atender más de 1.600 patologías distintas y volar por más de 26.000 horas.
“Actualmente, contamos con una flota de 9 aeronaves, distribuida en 5 centros de operación, un equipo de más de 60 colaboradores y una red de aliados que nos ha permitido operar más de 91 pistas en los 32 departamentos de Colombia, ofreciendo un servicio oportuno, seguro y de alta calidad”, puntualiza.
Una de esas vidas salvadas fue la de un parto de alta complejidad en Mitú, hace apenas tres semanas y en plena pandemia. La necesidad del traslado, que en principio se programó de Mitú a Villavicencio, obedeció a que en la ciudad no había un médico ginecobstetra que pudiera realizar una cesárea de emergencia a una mujer embarazada con preeclampsia —una complicación caracterizada por una presión arterial elevada que ocasiona peligro para la madre y el bebé— y cuyo hijo no tenía la posición adecuada para nacer —estaba de pie—.
Cuando se inicia el traslado, la mujer empieza su trabajo de parto y el equipo médico tuvo que tomar la decisión de aterrizar en Yopal. Las dos vidas consiguen ser salvadas. De acuerdo con el director médico de Colcharter, Sergio Castro Díaz, ello fue posible por la logística entre pilotos, médicos y personal terrestre de las otras instituciones prestadoras de salud. “A veces, la misión es salvar una vida y resultamos salvando dos”, dice.
A situaciones como la de esta madre y su hijo están expuestas por lo menos 12 millones de personas en el país que se encuentran en departamentos como Amazonas, Guainía, Guaviare, Vaupés, Vichada, Cauca y Chocó, en los que de acuerdo con el documento Un análisis regional de la salud en Colombia, del Banco de la República, se presentan dificultades en la disponibilidad de infraestructura; como en los servicios de consulta externa, quirófanos, diagnósticos y complementación terapéutica.
La existencia de los traslados aéreos medicalizados ha permitido que estas personas, cuyas condiciones geográficas, de pobreza o de una cobertura inequitativa les impiden tener una asistencia hospitalaria cerca a su lugar de residencia habitual, accedan a un servicio de salud más equitativo.
Aunque transportar un paciente en ambulancia aérea puede llegar a costar entre 5 millones de pesos y 30 millones de pesos, dependiendo de los trayectos y circunstancias como el acceso, los equipos requeridos, los especialistas trasladados y la coordinación logística, las EPS de los dos regímenes — contributivo y subsidiado— deben proveer el servicio.
Características
Los principales jugadores son privados y cuentan con 40 aviones de 20 empresas, que de acuerdo con algunos de los operadores es una oferta superior a la de cualquier otro país en Latinoamérica. Se calcula que cada año están realizando unos 8.500 vuelos de traslados nacionales.
En el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín hay un promedio mensual de 170 servicios de ambulancia aérea.
El capitán Jaime Maya, médico y gerente de la ambulancia Sarpa, pionera en Colombia en traslados aeromédicos, afirma que es cierto que en los últimos años se ha copado el mercado. Esta empresa, que nació en Medellín, y hoy tiene el 80 % de sus operaciones por fuera de Colombia, ha significado el traslado de unos 10.000 pacientes en 17 años.
Estos servicios están regulados por el Ministerio de la Salud y Protección Social, además de los permisos y licencias de la Aeronáutica Civil. Las aeronaves deben acondicionarse para transportar y atender a pacientes que por su condición de salud requieran de un cuidado especial, cualquier tipo de avión no está habilitado para ser ambulancia.
Estos vehículos se convierten prácticamente en una clínica en el aire, puesto que deben configurarse en una unidad de cuidados intensivos (UCI), con equipos como fonendoscopios, ventiladores, succionadores, máscaras de desfibriladores, bombas de infusión, tensiómetros, capnógrafo e incubadoras, para el traslado de neonatos.
Según la Aerocivil, los prestadores de ambulancia aérea, además de estar habilitados por Minsalud, tienen la obligación de contar con personal médico capacitado para atender a los pacientes, infraestructura, dotación, medicamentos, insumos, entre otros, que aseguren salvaguardar la vida de la gente. Otro de los servicios es el traslado de órganos, siempre custodiados por especialistas.
Estas operaciones se realizan con protocolos rigurosos, cuya responsabilidad directa recae sobre un director aero
“A mí me dicen que el servicio que ofrecemos es para los ricos, pero todo lo contrario, la mayoría son beneficiarios del régimen subsidiado”.
JAIME MAYA
Gerente de Ambulancia de Sarpa
médico, quien debe responder por el personal de salud, y equipamiento para la atención de los pacientes. La tripulación aeromédica debe estar compuesta por profesionales de medicina, enfermería, paramédicos o terapistas respiratorios.
Cada traslado involucra unos protocolos de asistencia en los que se desarrollan reuniones con los médicos, se revisan la historia clínica de los pacientes, la bitácora del vuelo, entre otros. “Tenemos dos o tres opciones de aeropuertos extras por si se presentan circunstancias como cierres inesperados de las pistas, la climatología u otro percance”, dice el médico Castro Díaz.
Evacuaciones aéreas
El negocio de las ambulancias se formalizó en Colombia en 2003. Antes, el rescate, traslado y evacuación de pacientes era asumido en mayor medida por la Fuerza Aérea de Colombia (FAC), que aún los apoya, pero se enfoca, sobre todo, en lo que la Aeronáutica define como emergencia con fines humanitarios, y que casi siempre se da desde regiones apartadas. Este tipo de transporte también se puede realizar desde un centro de asistencia a otro, pero su misión se ha caracterizado por asistir emergencias, desastres naturales y accidentes; sin fines de lucro.
El mayor Juan David Agudelo, comandante del Grupo de Combate Cacom-5, de Rionegro, sostiene que “fue en
1933 cuando por primera vez la Fuerza Aérea realizó este tipo de operaciones”. A la fecha, y desde que se empezaron a contabilizar, la institución tiene un registro de 22.482 pacientes salvados.
“Todas las personas en Colombia pueden estar tranquilas porque la Fuerza Aérea está en capacidad de ir hasta donde ocurra la calamidad y salvarlas”, afirma Agudelo.
Aunque estas operaciones son rutinarias, en la memoria del mayor Agudelo está el desbordamiento de un río en Vistahermosa, Meta, en 2015. “Había mujeres, hombres y niños en el agua. Pudimos rescatar con vida a 39 de ellos. Prácticamente el helicóptero tocaba las aguas en medio de la noche”.
En la pandemia
El sector no ha sido ajeno a la crisis económica del coronavirus, si se habla en términos de sostenimiento, pues en general la aviación comercial en Colombia sufre pérdidas que aún son incalculables.
En este tipo de servicios, el aeropuerto de Medellín registra una caída a 70 vuelos en abril, y a 110 en mayo, cuando el promedio es de 170 al mes.
Sin embargo, la actividad ha sabido mantenerse gracias a que se prestan servicios esenciales de salud; Colcharter ha realizado más de 100 traslados de pacientes por covid-19, no sin antes haber adecuado sus naves con tecnología de bioseguridad, como cápsulas de aislamiento, máscaras de última generación y procesos de desinfección.
La FAC señala haber realizado cuatro traslados de pacientes en Antioquia. Desde el Olaya Herrera, aunque no se especifica si es por el coronavirus, desde y hacia Quibdó, Bucaramanga, Valledupar, Montería, Leticia, Apartadó, Santa Marta, Ibagué, Pizarro, Vigía del Fuerte, Pereira, Manizales, Cúcuta, Corozal, Villavicencio, Tolú, Bahía Solano, Guaimaral, Cali, San Andrés, Bogotá, Ayapel y Nuquí.
El director del Grupo de Búsqueda y Rescate Aeronáutico de Antioquia, Carlos Santiago Ramírez, asegura que, aunque es una “fortuna” que este servicio se haya mantenido a flote, después de lo que ha tenido que padecer todo el sector, a los operadores de aeroambulancias se les han incrementado los costos de operación con las disposiciones gubernamentales.
Dice que tanto las actividades de ambulancias aéreas como las operaciones de rescate han tenido que asumir mayores costos en el combustible para aviones; la adquisición de trajes de un solo uso para el personal, que pueden costar 45.000 pesos, así como babuchas y pijamas especiales; las especulaciones por escasez en productos para desinfección, como el amonio cuaternario de quinta generación; y un sobreprecio en las mascarillas N95, que han alcanzado hasta los 25.000 pesos.
Calidad del servicio
Si bien la expansión de estos servicios médicos aéreos ha tenido un repunte en las últimas décadas en Colombia, el sector debe y requiere innovar si pretende permanecer.
Maya asegura que los 20 operadores actuales son suficientes para cubrir la demanda del país, pero considera necesario afinar los controles que ejercen las autoridades, de modo que el servicio se preste con los mejores estándares de calidad internacional que garanticen el salvar equitativamente a las personas, pero destaca que la oferta sigue haciendo posible que más ciudadanos tengan la posibilidad de salvar su vida, mientras el país resuelve los problemas de infraestructura en salud.
“A mí me dicen que el servicio que ofrecemos es para los ricos, pero es todo lo contrario, porque la mayoría de las personas que trasladamos en Sarpa son beneficiarios del régimen subsidiado —sobre todo pacientes de Savia Salud de Chocó—”.
Un dato que reafirma Pérez, quien asegura que el 95 % de los pacientes que han trasladado en Colcharter nunca se había subido a un avión