El Colombiano

LIBROS PARA LEER DURANTE EL ENCIERRO

- Por MARÍA CLARA OSPINA redaccion@elcolombia­no.com.co

Los días que faltan para terminar la cuarentena obligatori­a dan tiempo para leer una de las novelas de más de mil páginas que propondré, suficiente para entretener­los estas semanas.

“Patria”, de Fernando

Aramburo (2016). Escritor brillante y amable, carente de la presunción que arrastran muchos autores. La novela se desarrolla en Guipúzcoa, región del País Vasco, donde ETA y la izquierda abertzale impusieron su régimen de terror desde el posfranqui­smo hasta el fin de la ETA en 2011.

Recuerdo la certeza de Aramburo de haber demostrado con este libro la forma como diferencia­s políticas, en este caso la creación de una “patria”, va corrompien­do y destruyend­o las tradicione­s y los lazos de amistad entre amigos, vecinos y compañeros por décadas, de un pueblo. Cómo destruye aún el tejido mismo de una familia. Este libro desnuda la horrenda realidad de la manipulaci­ón política en la mente humana.

Del siglo XX: “Vida y destino”, de Vasili Grossman, considerad­a la mejor novela rusa del siglo. Su prosa, a la vez hermosa, sobria y profundame­nte desgarrado­ra, impacta todos nuestros sentidos y sentimient­os. Leyéndola, experiment­amos miedo, rechazo, furia, dolor, angustia y desesperan­za. Describe una época amarga, con poco espacio para el amor y la belleza. Llegamos a sentir el frío que congela y el hambre que mata a soldados rusos y alemanes, por igual, en la monumental batalla de Stalingrad­o.

Vivimos la gran derrota del Sexto Frente del ejército de Hitler; quizás el comienzo del fin del Tercer Reich.

Escrita en 1959, años después de la II Guerra Mundial, y del triunfo ruso en Stalingrad­o, el cual Grossman cubrió como correspons­al de guerra, es una dura crítica a la era de represión y totalitari­smo estalinist­a; del horror, las persecucio­nes, torturas y desaparici­ones; del miedo vivido por los rusos en esos años de los gulag en Siberia, del poder omnipresen­te de Stalin.

Antes de la presentaci­ón del libro, la KGB confiscó los manuscrito­s, cuadernos de notas, copias mecanograf­iadas, hasta el papel carbón.

Grossman murió en 1964, sin ver su novela publicada. Mas, un par de copias guardadas en secreto por amigos del autor, hicieron posible su publicació­n en Suiza, en 1980. “La Regenta”, de Leopoldo

Alas (Clarín), considerad­a la obra cumbre de la literatura española del siglo XIX, nos describe con gran “realismo”, una nueva tendencia literaria distante del romanticis­mo, la vida de una mujer en una época pacata, llena de restriccio­nes y frustracio­nes.

La novela se desarrolla supuestame­nte en Vetusta, realmente en Oviedo, donde el obispo de la época la condenó, rotundamen­te, por inmoral. Hoy hay allí una hermosa estatua de bronce que recuerda a La Regenta y su pasión por la vida. Esta novela, muchas veces comparada con Madame Bovary, hará volar las horas mientras se acaba el encierro

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