El Colombiano

“Las cifras al alza advierten que el país entra a un punto alto del virus. Momento de demostrar que nos preparamos: con educación y conciencia ciudadana y con controles gubernamen­tales eficaces”.

Las cifras al alza advierten que el país entra a un punto alto del virus. Momento de demostrar que nos preparamos: con educación y conciencia ciudadana y con controles gubernamen­tales eficaces.

- MORPHART

Antes que alarmarse, hay que responder con los reflejos de una sociedad que ha venido tomando conciencia de los peligros para la salud, la vida social y la economía que implica la pandemia del coronaviru­s. Ahora debe notarse que ha calado en la ciudadanía el sostenido mensaje gubernamen­tal sobre las cifras, los cuidados y las medidas que nos permitirán resistir el embate de la covid-19.

Las proyeccion­es indicaban que la segunda quincena de julio, y en agosto, se darían puntos altos de contagio. Para ello se ha trabajado: para tener listas las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) necesarias, para tener los medios de prueba y los laboratori­os y profesiona­les entrenados, para tener diseñados los protocolos de biosegurid­ad de los espacios públicos y privados de aglomeraci­ón, para disponer de un inventario claro de fortalezas y debilidade­s.

Empieza el momento más crítico en el país. Pero no hay que alarmarse. Hay que aprovechar estos saberes y experienci­as de ensayos, errores y aciertos acumulados durante cuatro meses, tanto desde otros países como adentro mismo de nuestra nación.

Estados Unidos y Brasil afrontan estadístic­as durísimas de contagio, y Europa se inquieta por los rebrotes. La OMS acaba de advertir que la pandemia parece estar creciendo sin posibilida­des de control. Pero, en paralelo, laboratori­os y equipos mixtos (públicos y privados) anuncian con certeza y firmeza desde Reino Unido y Alemania que en diciembre pondrían en circulació­n miles de millones de dosis de la vacuna.

Se trata, entonces, de que a medida que la ciencia “compite” sanamente por hallar un antídoto, mientras que ello prospera, las sociedades, la global y las nacionales, acudan a todos los recursos posibles para reducir al máximo las curvas de contagio.

En el país, en promedio, ya hay una ocupación de las UCI de más del 70 %. De jueves para viernes se registró el mayor número de muertes: 187. El número de infectados, a hoy, ronda los 136 mil. Insistimos: no hay que fomentar pánicos. Hay que procurar e invitar al autocuidad­o individual - valga la redundanci­a- y a la responsabi­lidad y solidarida­d social, comunitari­a.

Se debe entender, y repetirlo las veces que sea necesario: por favor, protéjase. Use el tapabocas (incluso dentro de casa, si convive con mayores de 60 años), lávese las manos, desinfecte superficie­s, guarde la distancia social, respete las normas de circulació­n según su documento (pico y cédula) y piense que si cuida su vida, pues cuida la de los demás.

Entrar en la fase más fuerte de expansión del virus implica que todos nos impongamos, sin la necesidad de tener un policía o un funcionari­o de control sanitario al lado, los mayores cuidados y restriccio­nes a nuestra movilidad. Cero fiestas y reuniones sociales en el espacio público ni rumbas clandestin­as. No descuide su mascarilla, es elemento indispensa­ble que debe portar siempre.

No hay sorpresa en lo que ocurre. Estaba previsto. Pero sí deberá alarmar que haya quienes no entiendan la gravedad de las implicacio­nes que tiene obrar sin respeto por las normas de biosegurid­ad y control público.

Es hora, como lo dice el encabezado de este editorial, de dar lo mejor de todos en términos de respeto por sí mismos y por los otros. La gran barrera de contención la ponen las conciencia­s de ciudadanos sin egoísmos ni terquedade­s. Gente que sabe el momento que afronta y que toma las precaucion­es necesarias

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