Cuídelo: que no se estrese el corazón
Esta reacción afecta a todo el sistema cardiovascular y si se convierte en algo crónico puede causar un infarto.
La idea de que el cuerpo y la mente van de la mano, que lo que pasa en uno de ellos afecta al otro, pasó de ser una simple suposición a una certeza científica.
El estrés es una reacción adaptativa de defensa, que nace de una percepción de peligro (real o imaginaria) y que llega al sistema nervioso central y activa las redes que movilizan tres sistemas básicos: el endocrino, el inmunológico y el Sistema Nervioso Autónomo (el Sistema simpático que activa las respuestas involuntarias y el parasimpático que las desactiva).
Esta cadena fisiológica hace que el cuerpo reaccione de forma inmediata y efectiva, lo que ha logrado que la especie humana sobreviva y prospere en un mundo complejo. El problema está cuando el estrés pasa de ser una respuesta puntual a un estado permanente y se convierte en distrés o estrés mal adaptativo.
Todos los sistemas corporales se ven afectados por el distrés, pero en el sistema cardiovascular aumenta la presión arterial, la frecuencia cardiaca, el colesterol, los lípidos y los triglicéridos en sangre, ocasiona mayor vasoconstricción (que lleva a una menor oxigenación y aumenta el riesgo de infarto o accidentes cerebrovasculares) y altera las placas sanguíneas por el aumento en el cortisol y los triglicéridos.
“Lo que muestran las investigaciones es que no solo afecta el corazón el estrés que se tiene en el presente, sino que las experiencias traumáticas tempranas como abuso o negligencia en el cuidado pueden llevar a enfermedades cardiovasculares en la adultez. A mayor número de experiencias adversas en la infancia, mayor riesgo de enfermedad cardiovascular a futuro”, afirma el psiquiatra y profesor de la Universidad de Antioquia, Antonio Carlos Toro Obando.
¿Se puede controlar?
Hay dos momentos de preven
“Tener estilos de vida saludables protege contra la enfermedad cardiovascular (...) la salud mental es un factor de riesgo que hay que considerar”.
ANTONIO CARLOS TORO OBANDO
Psiquiatra y profesor de la U. de A.
ción para evitar o mitigar el daño cardiovascular por estrés, uno en la infancia y otro en el momento presente (cuando se vive el estrés).
“Con los niños se trata de evitar eventos estresantes fuertes, desde lo básico, que es el acceso a la alimentación, educación, cuidado, amor y sentido de pertenencia. Fomentar en ellos el positivismo, la resiliencia, la asertividad, la seguridad en sí mismos y la espiritualidad. Es fundamental además que cuenten con ambientes donde puedan hablar, preguntar, se les escuche, se les respete, se sientan amados, cuidados, respaldados y seguros. También es importante que desarrollen sus habilidades sociales como la capacidad de resolver conflictos, comprender sus propias emociones y expresarlas de forma efectiva y positiva”, afirma el psiquiatra Toro