LA ERA BIDEN
Tras su posesión, el presidente de EE.UU., Joe Biden comenzó a dar forma a los énfasis que tendrá su gobierno. La situación amerita actuar con rapidez, pues las mayorías solo le aseguran dos años.
“Tras su posesión, el presidente de EE.UU., Joe Biden comenzó a dar forma a los énfasis que tendrá su gobierno. La situación amerita actuar con rapidez, pues las mayorías solo le aseguran dos años”.
En el sobrio discurso de posesión de Biden se dieron varios mensajes de tranquilidad. Las palabras fueron escogidas para exorcizar los demonios que asolaron al país durante los últimos cuatro años. Un discurso que refleja el talante del nuevo presidente, dice el periódico The Guardian, humano, honesto y con los pies en la tierra.
El discurso es solo el comienzo de un mandato presidencial que va a tener un ritmo frenético por la complejidad de la situación. El flamante presidente ya lo dijo en sus primeros trinos “no hay tiempo que perder para enfrentar las crisis”. Se refería a la crisis sanitaria, social y económica.
Y comenzó por donde había dicho que iba a empezar, demoliendo los aspectos más representativos de la herencia que le dejó Trump. Así, con la firma inmediata de diez y siete decretos y acciones de gobierno borró de un tajo la respuesta de este último a la pandemia, revirtió su programa de medio ambiente, desmanteló su política contra la migración y restableció los esfuerzos federales para respetar la diversidad.
En el primer frente, los decretos estipularon el uso obligatorio de tapabocas en las oficinas federales y detuvieron la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Anthony Fauci, el director del Instituto Nacional de Salud agregó que Estados Unidos va a respaldar el esfuerzo global para hacer que las vacunas y las drogas contra el covid-19 estén disponibles en todo el mundo, con lo cual se percibe desde ahora un cambio en la posición de Estados Unidos en la diplomacia de la salud.
Otra de las órdenes ejecutivas instruye a las agencias de gobierno para que utilicen un mecanismo de economía de guerra (Defense Production Act) para incrementar la oferta de diferentes ítems que están escaseando por la pandemia, como las pruebas de coronavirus, las mascarillas N95 y las jeringas de vacunación.
Así mismo, hay que destacar otro fuerte mensaje de Biden, al definir el retorno de Estados Unidos al Acuerdo de París, así como la prioridad que dio a una comunicación con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, que se llevará a cabo el próximo viernes. El punto central en la agenda es explicar la rescisión del permiso transfronterizo para el proyecto del oleoducto Keystone XL. Una de las órdenes ejecutivas firmadas puso fin a ese proyecto controvertido que gravitaba hace más de doce años en las oficinas públicas, y cuya prohibición era una de las promesas de campaña de Biden.
En el frente migratorio la noticia fue la parálisis del muro en la frontera con México, la eliminación de la prohibición de entrada a Estados Unidos desde algunos países musulmanes, la protección de los “dreamers” y la reforma a las leyes de inmigración. Todas en una clara desmarcación con su predecesor.
Por último, una orden ejecutiva firmada el miércoles prohíbe la discriminación laboral en el gobierno federal basada en la orientación sexual y asegura la protección para la comunidad LGBTQ.
Esas primeras acciones de gobierno, muy simbólicas, se suman a la iniciativa anunciada previamente de inyectar 1,9 billones (millones de millones) de dólares a la economía, y que debe tramitarse en el Congreso, con el fin de apuntalar la reactivación y luchar contra la pandemia. Comienzan a tomar forma los énfasis de la administración Biden; el paso debe ser rápido: la situación lo amerita y las mayorías están aseguradas solo por dos años