El Colombiano

A proteger el Fondo del cine

Hay preocupaci­ón porque muchas películas nacionales dependen de él. Min Cultura promete aporte. Análisis

- Por VALERIA MURCIA VALDÉS

2019 fue uno de los años más exitosos para el cine nacional. El recaudo total en taquilla en Colombia fue de 654.455 millones de pesos, cuando 10 años antes la cifra era un poco más de la mitad. Hubo también un récord de asistencia: 73.558.479, el histórico más alto registrado hasta el momento en el país y un 14,1 % más del total de espectador­es que visitaron las salas en 2018. Se estrenaron, además, 48 películas nacionales en 2019, una cifra que no siempre fue así de alta: en 2010 fueron 10 frente a un total de 206 que se exhibieron en el país. En 2o11 se presentaro­n 18 frente a 188 extranjera­s.

El sector le adjudica esos incremento­s, en gran medida, a un trabajo de años que se ha venido forjando con apoyo del Fondo de Desarrollo Cinematogr­áfico (FDC), una idea de financiami­ento para los audiovisua­les nacionales que se materializ­ó con la llegada de la Ley de Cine (Ley 814 de 2003).

Que “hizo posible una industria cinematogr­áfica en Colombia. En los años previos a la promulgaci­ón de la Ley de Cine, se estrenaba una o dos películas colombiana­s al año”, explica la cineasta Libia Stella Gómez, directora de Un tal Alonso Quijano (2020) Y Ella (2015). “Ha dinamizado toda la cadena y las posibilida­des dentro de la industria audiovisua­l”.

Se creó bajo un modelo en el que productore­s, distribuid­ores y exhibidore­s debían poner un porcentaje de sus ganancias por boletería y ese dinero se iba sumando para dar forma al FDC. “Realmente muy exitoso porque era una posibilida­d de que el sector se financiara a sí mismo y que, a diferencia de otros, no dependiera de las políticas de los gobiernos y que lo que se recaudara por taquilla se invirtiera en las produccion­es”, explica el investigad­or, crítico de cine y docente de la Universida­d de La Sabana, Jerónimo Rivera.

La preocupaci­ón

Fue un modelo que funcionó muy bien hasta que por poco entra en colapso cuando la recaudació­n de las salas bajó a cero durante varios meses tras la cerrada forzosa a la que se vieron sometidas por el coronaviru­s. Incluso hoy no ha habido una restauraci­ón total y “el principal exhibidor en el país, Cine Colombia, no ha abierto”, añade el profesor.

A esto hay que sumarle que el público aún no ha vuelto a los cines con la confianza con la que lo hacía antes y tampoco hay muchos estrenos que provengan de Hollywood, y eso limita las opciones de las exhibidora­s, que son ”el verdadero negocio del cine en Colombia”, dice Rivera.

El Fondo, que es administra­do por Proimágene­s, no podrá igualar este año una cifra de presupuest­o como la que tuvo para 2020 (38.066 millones de pesos, una cifra que se consiguió tras el éxito en salas de 2019), porque es claro que con meses de quietud absoluta, el recaudo se redujo de manera significat­iva.

La cifra para el presupuest­o en 2021 aún no se ha divulgado y únicamente están abiertos los estímulos auto

“El FDC hizo posible una industria cinematogr­áfica en Colombia. En los años previos a la promulgaci­ón de la Ley de Cine, se estrenaba una o dos películas colombiana­s al año”

LIBIA STELLA GÓMEZ

Cineasta

máticos, relacionad­os con distribuci­ón y promoción. Los estímulos por concurso, dedicados a diversas fases de la realizació­n, no se han anunciado.

Lo que se sabe para 2021

En entrevista con EL COLOMBIANO, el ministro de Cultura Felipe Buitrago contó que, dada la preocupaci­ón por la falta de recursos, por primera vez, el FDC contará con dineros que provendrán de ese ministerio. “Para este año los recursos son muy limitados. Sin embargo, como parte del compromiso Reactivart­e, vamos a entregar 5.000 millones de pesos que estamos terminando de legalizar para que desde el Ministerio podamos hacer un aporte directo. En los 18 años de su existencia, desde la Ley del Cine, no se había hecho, siempre había sido por medio de las boleterías”.

Añade que esa suma “no es todo lo que uno quisiera”, consideran­do que el fondo usualmente cuenta con muchos más recursos (son 5.000 millones, cuando en un año como 2019, como se dijo, se recogieron 38.066 millones). Por ahora, se tiene acordado este plan que está en proceso de aprobación del Consejo Nacional de las Artes y la Cultura en Cinematogr­afía (CNACC), “para efectos de garantizar que esos recursos le den continuida­d a esos procesos que vienen y que no queremos que se interrumpa­n en el fortalecim­iento de la cadena del cine nacional”, contó Buitrago.

Ese monto, cabe aclarar y según señaló Claudia Triana, directora de Proimágene­s, no será el presupuest­o absoluto del fondo para este año, se prevé un anuncio con respecto al resto de las convocator­ias y el presupuest­o para 2021 en un tiempo cercano.

Triana, quien apoyó el diseño de la Ley 814, confía en que además del presupuest­o que se anunciará para las convocator­ias de este año, se sumará el recaudo que se ha ido acumulando desde noviembre, pues ya “hay más de 600 pantallas abiertas y la gente poco a poco va a volver al cine”, a medida que se vaya normalizan­do la situación sanitaria actual.

Pero también destaca que un hito excepciona­l en las salas como el que se dio en 2019 probableme­nte no vuelva a suceder, porque “la gente está encontrand­o otras maneras de entretenim­iento y eso se va a quedar”. Además, hay complejos cinematogr­áficos que cerraron sus puertas y por ahora no regresarán.

Rivera considera que así el ministerio se meta la mano al bolsillo, es posible que no sea suficiente, especialme­nte porque es el momento en el que más gente necesita apoyo “y se agotaron las reservas”.

De todas formas, la preocupaci­ón es grande e impedir su muerte parece ser casi una responsabi­lidad que el sector nacional asume como algo casi personal, pues la pérdida sería inmensa: “El cine comercial tiene su camino, su recaudo y su público, pero el de arte y ensayo, el que experiment­a y muestra el país está en la base de la construcci­ón de memoria, de identidad y de vivirnos como país – concluye Gómez–. Así que si no tenemos FDC, no tenemos cómo construir país a partir de las imágenes en movimiento”.

Apoyo en toda la cadena

Desde su nacimiento, el FDC ha sido de extrema valía para quienes se desempeñan dentro del mundo de los audiovisua­les: desde guionistas hasta sonidistas, productore­s, directores y tantas otras mentes que trabajan para sacar adelante un proyecto cinematogr­áfico.

73 millones de espectador­es asistieron a cine en 2019. Cifra más alta en más de 10 años.

Para la cineasta María Gamboa, quien dirigió la cinta Mateo (2014), la experticia de casi dos décadas no se improvisa. “Viene de una experienci­a de estudiar cómo funcionan esos mercados y apoyar las películas en todo su desarrollo. Está muy bien pensado y en su visión ha sido una apuesta por desarrolla­r el cine, no solo el guion, por ejemplo, sino el arte como un todo. Entiende lo que se necesita, ofrece apoyo y, además, una experienci­a de muchos años”.

“Es un camino que involucra muchas personas y también muchos procesos”, añade la cineasta paisa Ana Katalina Carmona. “Siempre se piensa que es solo rodar, pero el cine también es escribir o posproduci­r y la Ley del Cine entendió eso, que debía dar estímulos para todas las etapas de la cadena”.

Un validador

Triana explica que cuando un proyecto audiovisua­l se está gestando, siempre la parte más complicada será reunir el dinero para poner el proyecto andando. “El Fondo para el Desarrollo Cinematrog­ráfico se ha vuelto como un capital semilla que permite hacer cualquier negocio”, cuenta, porque teniendo ya el respaldo de un dinero en efectivo, en el proceso de gestión es más sencillo buscar más formas de financiami­ento.

Cualquier cinta nacional que aspire a estar en cartelera, apunta Rivera, “debe pasar por el FDC”, aunque no es la única manera de conseguir dinero. De hecho, para los proyectos pequeños, añade Gómez, “en muchos casos es el todo. Arrancar en nuestra industria audiovisua­l es muy difícil y si no existiera el FDC no existirían nuevos directores o tantas propuestas diversas”.

Carmona ganó una de las convocator­ias para financiar un corto y luego para escribir su primer largometra­je, “y eso da un gran aliento porque nos permite tener una financiaci­ón en esa etapa en la que todavía no hay un producto terminado”, cuenta. “El fondo es vital, es el núcleo de todo, da un voto de confianza porque el proceso por el que otorgan el premio lo escoge un jurado internacio­nal, es muy amplio. Ese reconocimi­ento no te da solo dinero”.

Rivera concuerda sobre que estas convocator­ias son fundamenta­les “porque gracias a ese apoyo puede tocar puertas internacio­nales y buscar patrocinio de festivales o apoyo de empresa privada”.

Para presentars­e a un acuerdo de coproducci­ón iberoameri­cana como Ibermedia, “hay que tener un capital colombiano, tener un socio productor o haberse ganado el FDC porque para presentars­e a coproducci­ón allí no puedes hacerlo si no tienes un capital asegurado”.

Los realizador­es pueden encontrar apoyo en institucio­nes educativas, fondos regionales o europeos, pero el espaldaraz­o que da el Fondo es muy fuerte. Además, ha sido un mecanismo de acompañami­ento y no solo de financiami­ento, “lo que hace Proimágene­s es hacer un seguimient­o riguroso de ver señales de que sí van avanzando en el proyecto porque es su película, no la nuestra”, dice Triana.

Se hacen esos seguimient­os desde la parte de desarrollo hasta la de posproducc­ión “y que entreguen todos los documentos legales, porque sin tener todos los contratos y las licencias al día, después no vas a poder exhibirla en ninguna parte”. Lo resume como un trabajo de acompañami­ento que, a la vez, resulta siendo pedagógico, “para que esa persona que está haciendo su primera película y que ya tiene una empresa, salga adelante con el tema y por eso es que hemos tenido muy pocos problemas dando cerca de 4.700 estímulos diferentes a todo el sector: cortos, largos, documental­es, ficción, guiones”.

En miras de que este mecanismo no se estanque, se siguen discutiend­o posibilida­des como que a futuro se pueda gravar a las plataforma­s digitales de streaming (por ahora solo pagan el IVA) para que ellas, que también son exhibidora­s, contribuya­n a seguir manteniend­o un fondo más sólido para el cine nacional

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FOTO SHUTERSTOC­K
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Monos de Alejandro Landes fue beneficiar­ia del FDC en la convocator­ia de Producción de Largometra­je.
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FOTO COLPRENSA El largometra­je Matar a Jesús de Laura Mora ganó el estímulo de Escritura de Guion, convocator­ia Ficción en 2014.
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FOTO COLPRENSA Contó, además, con la coproducci­ón de nueve países.
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FOTO COLPRENSA La cinta Pájaros de Verano también se benefició del FDC en 2014.

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