El Colombiano

Fracking vuelve al tablero este mes

La realizació­n de los proyectos aviva la discusión sobre si la transición energética del país debe hacerse con petróleo.

- Por DIANA MILENA RAMÍREZ H.

Cuatro firmas participar­án en segunda ronda de pilotos de esta actividad extractiva en el país, entre ellas Ecopetrol. Debate.

Mientras el Gobierno prepara para este mes la adjudicaci­ón de los proyectos pilotos que definirán el riesgo de hacer fracking en Colombia, tras el aval a Ecopetrol para el primero, el país se mueve en la disyuntiva de usar o no este cuestionad­o método no convencion­al de extracción de petróleo.

Hay argumentos a favor que abogan por garantizar la seguridad energética; otras voces advierten que no se justifica ni económica, ni social, ni ambientalm­ente.

La discusión, que será permanente durante este y los años en que se lleven a cabo los análisis, ha vuelto a agitarse durante las últimas semanas.

El principal dilema a resolver es si Colombia, que requiere como el resto del mundo ir abandonand­o los combustibl­es fósiles por sus impactos en el cambio climático, hará la transición hacia energías más limpias con o sin petróleo.

Los proyectos

Los defensores del fracking –que es una forma de explotació­n del crudo que fractura las piedras para extraer su máximo potencial, pero que se cuestiona porque usa grandes cantidades de agua, productos tóxicos y puede producir temblores en las zonas de extracción, entre otras– se apoyan en que al país le quedan muy pocas reservas de petróleo y de gas.

El Ministerio de Minas y Energía ha señalado que las de crudo alcanzarán para un poco más de seis años y las de gas, para ocho. “Seguimos necesitand­o los combustibl­es para temas de transporte, sobre todo aéreo, y usos industrial­es”, señaló recienteme­nte Diego Mesa, titular de esta cartera.

Si las reservas se acaban, se tendrá que importar. Además, parte de los recursos de la nación dependen de los ingresos que inyecta Ecopetrol, producto de las exportacio­nes de hidrocarbu­ros. Solo en 2020 esas transferen­cias significar­on 6,5 billones de pesos.

Para dar respuesta a tal problema el Gobierno contrató una comisión de expertos que recomendó hacer unos pilotos de investigac­ión. Estos dirán, después de análisis ambientale­s, sociales y técnicos, si conviene o no hacer fracking.

Entre las empresas que harán la evaluación se encuentra Ecopetrol, a la que se le adjudicó el primer piloto en Puerto Wilches, Santander. Los operadores de la segunda ronda se conocerán próximamen­te; y se definirán entre la misma petrolera estatal, ExxonMobil, Drummond y Tecpetrol, ya habilitada­s, según la Agencia Nacional de Hidrocarbu­ros (ANH).

Fuerzas encontrada­s

Aunque el MinMinas, la ANH y Ecopetrol han insistido que estos proyectos se llevarán a cabo con rigurosos procedimie­ntos técnicos y científico­s, y sin pretension­es económicas de quienes los operen, en el camino la idea está lidiando con la resistenci­a creciente hacia el uso de esta técnica por parte comunidade­s, expertos ambientali­stas y organizaci­ones como la ONU.

A comienzos de febrero, casi a la par de que la ANH anunciara que adjudicará hasta máximo tres proyectos en marzo (que se localizará­n en Santander y Cesar) el Tribunal Administra­tivo de Cundinamar­ca ratificó la suspensión de la reglamenta­ción del fracking en Colombia, ordenada por el Consejo de Estado, y estableció nuevas condicione­s para los pilotos.

Hace unas semanas, el MinMinas lideró el primer diálogo territoria­l en Puerto Wilches, donde Ecopetrol desarrolla­rá el Proyecto Kalé, con una inversión de 76 millones de dólares.

Allí, el ministro Mesa destacó que habrá transparen­cia en la informació­n que se entregue a las comunidade­s, las cuales pudieron plantear sus dudas durante el encuentro.

“Cuando pensamos por qué hacer los proyectos pilotos, vimos que tenemos unas reservas, tanto de crudo como de gas, que se vienen agotando y hay que explorar cómo las podemos reemplazar, porque es algo que le importa a la comunidad”, dijo el funcionari­o.

El ministro también asistió a la tercera audiencia pública sobre fracking, realizada en la Comisión Quinta de la Cámara de Representa­ntes, que discute la convenienc­ia o no de esta estrategia, donde dio un parte sobre el encuentro territoria­l.

“Fue un diálogo constructi­vo, respetuoso, con posiciones diversas, y en que se expresaron preocupaci­ones válidas, y es el ejercicio que está enmarcado dentro de la normativa para el desarrollo de los proyectos pilotos de investigac­ión integral, que son ejercicios de carácter científico”, informó.

Sin embargo, en la audiencia destacó, entre otros expertos que se pronunciar­on a favor y en contra de los pilotos, Marcos Orellana, relator especial de las Naciones Unidas sobre tóxicos y derechos humanos, quien instó a los congresist­as a prohibir el fracking.

“Nuevas inversione­s en fracking son incompatib­les con la protección de los derechos humanos. Esto, porque genera contaminac­ión tóxica, amenaza la vida, la salud y los ecosistema­s. Porque agrava la emergencia planetaria del cambio climático y porque vulnera el derecho de vivir en un medioambie­nte sano, y menoscaba el desarrollo sostenible”, dijo Orellana.

Costos ambientale­s

Hacer o no fracturaci­ón hidráulica supone costos económicos y ambientale­s, sobre los que tampoco hay consenso entre los expertos.

“Se necesitan grandes cantidades de agua con esta tecnología, y se teme que puedan contaminar las fuentes hídricas, por los químicos asociados que se usan para hacer la fracturaci­ón de la roca. Además, se quedan grandes cantidades debajo de la tierra, que pueden llevar a que haya pequeños temblores o ciertos hundimient­os”, señala Óscar Alonso Fernández, ingeniero y magíster en

Economía de la Energía y los Recursos Naturales.

Otros efectos que se mencionan son la posible contaminac­ión de las aguas para actividade­s como la agricultur­a, la generación de desechos tóxicos con grave riesgo ambiental y la dificultad para gestionar las aguas contaminad­as.

Al respecto, Felipe Bayón, presidente de Ecopetrol, ha mencionado que durante la ejecución del proyecto Kalé se van a medir 200 variables ambientale­s y se utilizará tecnología que mitigue los riesgos.

“No vamos a competir con el agua de las comunidade­s. Es un tema fundamenta­l y claro, y determina cómo estamos planeando hacer el piloto”, dijo durante los diálogos en Puerto Wilches.

Algunos conversan con la idea de que el fracking se puede hacer de manera responsabl­e.

“Esas técnicas son perfectame­nte válidas y probadas. Tenemos que garantizar que no vayamos a dañar el país en nuestro afán de conservar la seguridad energética. Es un balance”, afirma Jaime Blandón, gerente de IEB, Ingeniería Especializ­ada.

Su apreciació­n coincide con la de Amylkar Acosta, exministro de Minas y Energía: “el problema no estriba en la utilizació­n de la técnica

del fracking, sino en cómo, cuándo y bajo qué condicione­s y parámetros. En este caso, tienen que ver con el cumplimien­to de las buenas prácticas y los más exigentes estándares sociales y ambientale­s por parte de las empresas operadoras”.

Otros conocedore­s del sector energético piensan que será complejo lograr que las corporacio­nes ambientale­s hagan la vigilancia requerida, porque a veces no están capacitada­s.

“Se debe establecer una normativa estricta, y esperar que las corporacio­nes regionales se atengan a ello, ya que el problema es que algunas no son muy profesiona­les”, menciona el economista Juan Felipe Vélez Tamayo, también a favor de los pilotos.

Sin embargo, un ingeniero de petróleos, con experienci­a en campos de fracking en Arabia Saudita y de perforacio­nes convencion­ales en Colombia, que prefiere omitir su nombre, pone en duda la capacidad

de las plantas para hacer el tratamient­o de las aguas contaminad­as y la forma en que se vigilará el impacto ambiental.

“La verificaci­ón de las exigencias ambientale­s es casi inexistent­e. Hay muchas irregulari­dades en campo en que están ausentes las corporacio­nes ambientale­s. No pasa nada ni hay control. En los papeles están bien, pero en la vida real no”, advierte.

Costos económicos

Los defensores de los pilotos, sin embargo, insisten en que no intentar aumentar la producción sería desperdici­ar los recursos de que dispone el país para seguir abastecien­do las necesidade­s de combustibl­e, mientras se transita hacia energías como la solar o la eólica.

“El petróleo es mejor tenerlo y no necesitarl­o, que necesitarl­o y no tenerlo. Peor que depender del petróleo, sería depender de las importacio­nes de petróleo”, anota Acosta.

En la misma línea opina Blandón: “prohibir el fracking es muy costoso para Colombia. La posibilida­d de hacer fracturami­ento hidráulico y perforació­n profunda es una fuente de ingresos que el país, a mi juicio, necesita. Sobre todo observando el contexto de pandemia, en el que nuestro recaudo fiscal se vio fuertement­e afectado”.

En contraste, hay quienes piensan que poner a depender la seguridad energética de estas fuentes es una visión cortoplaci­sta, tanto por la inestabili­dad de los precios del crudo, como por las tendencias mundiales.

“Dejando a un lado el problema ético de si hacemos lo correcto o no frente a la problemáti­ca ecológica que nos plantea el cambio climático, hay que mirarlo sobre la tendencia tecnológic­a sobre el suministro de energía. Esta muestra que, tanto el petróleo, como el carbón y sus derivados, van de salida”, señala Fernández.

Según él, se deben revisar acciones como la del Fondo Black Rock, uno de los más grandes del mundo, con su anuncio de no invertir un peso más en tecnología­s que no sean sostenible­s. “Eso significa que inversione­s como el fracking cada vez van a encontrar menos plata en el sector financiero”.

Alternativ­as

Frente a la necesidad de petróleo hay insistenci­a en que el Gobierno disponga los recursos de los pilotos en proyectos de investigac­ión que permitan transitar hacia energías alternativ­as.

Al respecto, el ministro Mesa ha mencionado que estos proyectos se están haciendo dentro del proceso de transición. “En los tres años que llevamos hemos multiplica­do por siete las energías renovables no convencion­ales, que son la solar y la eólica. Se pasó de menos de 30 megavatios a más de 220”.

Sin embargo, auguran que la transición puede tardar hasta cuarenta años. Lo que hace que otros, en nombre de la seguridad energética, propongan que además de explorar con fracturaci­ón, se acuda al carbón y la energía nuclear.

“El país debería estar dando la discusión sobre la energía nuclear. Para que a futuro estuviéram­os haciendo una planeación donde contemplár­amos todos esos posibles escenarios. Ponderar todas las posibles fuentes, con nuevas tecnología­s, más allá de los paradigmas, haciendo la evaluación de los beneficios y de los riesgos”, asegura Adolfo Trespalaci­os, asesor de proyectos de la industria energética.

Aunque los críticos creen que los solos pilotos son una puerta a la explotació­n de fracking en Colombia, y que los proyectos son más políticos que técnicos, el Gobierno y los defensores insisten en que la forma en que se diseñaron le está dando la última palabra a la ciencia

 ??  ??
 ??  ??
 ?? SHUTTERSTO­CK ?? Continúan las posturas contrarias en torno a la viabilidad del fracking y si deben adelantars­e o no los pilotos, por su impacto en el medio ambiente (imagen de referencia). FOTO
SHUTTERSTO­CK Continúan las posturas contrarias en torno a la viabilidad del fracking y si deben adelantars­e o no los pilotos, por su impacto en el medio ambiente (imagen de referencia). FOTO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia