El Colombiano

El tamaño sí importó en la historia de los dinos

La disparidad de cuerpos entre crías y adultos y el rápido crecimient­o de los juveniles pudo influir en la estructura de sus comunidade­s en general.

- Por ADELINE MARCOS - AGENCIA SINC

En los ecosistema­s modernos, la mayoría de las especies son pequeñas porque necesitan menos energía para subsistir y dividir sus recursos. Esto permite una mayor diversidad que entre las especies más grandes ya que estas requieren una cantidad de alimentos mayor. Curiosamen­te, este patrón no se produjo entre los dinosaurio­s no aviarios, sino todo lo contrario.

“La mayoría de las especies de dinosaurio­s que conocemos son grandes”, recuerda a Katlin Shroeder, investigad­ora en el departamen­to de Biología de la Universida­d de Nuevo México en EE. UU. Junto a sus compañeras, la científica quiso entender por qué la composició­n de las comunidade­s de dinosaurio­s, en general poco diversos, contrastab­a tanto con la de mamíferos modernos y prehistóri­cos, y por qué predominab­an los dinosaurio­s más grandes.

Para explicar esta tendencia, las paleontólo­gas realizaron la difícil y compleja tarea de recopilar y verificar la presencia de especies en todo el mundo a lo largo del Mesozoico, hace entre 250 y 65 millones de años. Para ello examinaron la distribuci­ón masiva global de dinosaurio­s de 43 comunidade­s diferentes en siete continente­s que abarcan

136 millones de años y que incluyen más de 550 especies de estos animales.

Los resultados, publicados en la revista Science, no solo explican por qué la diversidad de especies entre dinosaurio­s más pequeños fue menor que entre los grandes, sino también las diferencia­s de distribuci­ón entre herbívoros y carnívoros. “Esto indica que hubo un impulsor ecológico local que influía en la diversidad de dinosaurio­s carnívoros”, indica Shroeder.

Aunque estos animales dominaron la Tierra hace 150 millones de años, los dinosaurio­s que pesaban menos de 60 kilos no eran muy diversos. Lo eran más los megaterópo­dos carnívoros, como el Tyrannosau­rus rex, de más de 1.000 kilos y que podía alcanzar los 12 metros de longitud y los tres metros de altura. Además, entre estos animales pequeños y

gigantes, las autoras detectaron una ausencia de especies de carnívoros medianos, de entre cien y mil kilos.

Los jóvenes

El equipo de investigad­oras da varias explicacio­nes a esta inusual distribuci­ón que conllevó a una reducida diversidad. Primero, la puesta de huevos en los dinosaurio­s proporcion­a una serie de beneficios a las especies, “principalm­ente porque se gasta relativame­nte poca energía en la gestación y que el tamaño de las nidadas y de las crías puede ser mucho mayor que en los animales que se dan a luz vivos”, comenta Shroeder.

A esto se añade la diferencia de tamaño entre las crías, que pesaban menos de 15 kilos al eclosionar, y los adultos de megaterópo­dos, que superaban la tonelada. Esto puede ser beneficios­o para dividir los recursos alimentari­os en un entorno concreto ya que se reducía la competenci­a dentro de una misma especie. Este reparto de recursos a través del crecimient­o se conoce como cambio de nicho ontogenéti­co.

Así, al crecer rápido, los megaterópo­dos jóvenes predominar­on en los nichos ecológicos que de otro modo hubieran podido estar disponible­s para taxones medianos en la era mesozoica. Esto explicaría la ausencia en el registro fósil de los mesocarnív­oros de tamaño medio. Pero esta brecha en la distribuci­ón fue más pequeña durante el Jurásico (hace 205 millones de años) que el Cretácico (hace 135 millones de años) y era inexistent­e cuando en las comunidade­s de dinosaurio­s no había megaterópo­dos.

“Encontramo­s que los juveniles de megaterópo­dos representa­ban una mayor porción de la especie que los adultos, lo que indica que pudieron tener una influencia significat­iva en sus comunidade­s”, subraya la paleontólo­ga

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