El Colombiano

PARA CUANDO LLEGUE LA VACUNA

- Por ARTURO GUERRERO arturoguer­reror@gmail.com

El conteo regresivo hacia la vacuna individual es directamen­te proporcion­al a los planes de viaje, emprendimi­ento y demás pasos ideales del porvenir. Aquel tratamient­o o cirugía aplazados, que nos tienen trancadas las ganas de quedar cero kilómetros. La visita al hijo que cursa posgrado más allá del mar y que nos hace señas cada vez que manda fotos virtuales y virtuosas.

El libro por escribir, siempre esquivado. La pequeña empresa que asegurará el cubrimient­o de los caprichos secretos. La remodelaci­ón de la vivienda donde hace años soñamos con cambios que nos cambiarán el alma. El apaciguami­ento de ese amor con el que jugamos gambetas desde cuando los juegos eran de verdad.

Estos proyectos perpetuame­nte postergado­s se erigen al alcance de la mano tan pronto se derrote la pandemia. Este marzo se completa un año de entrenamie­nto en la espera. Hasta hace muy poco esa espera consistía en el vago cálculo de contagios, ucis y muertos que se agregaban cada amanecer como minutos y segundos de un reloj científico pero provisiona­l.

Luego de ese período preparator­io comenzó la definitiva contabilid­ad soñada, pues la vacuna en el brazo asomó como la salvación bíblica anunciada. Solo que igual que con las cifras y curvas del año pasado, las proclamas sobre fechas y cantidad de inyeccione­s se diluyen en reportes tacaños destinados a ciudades imposibles y a las edades del paleozoico.

Esta lentitud, más que al optimismo, parece llevar a un horizonte de dos o tres años agujereado por sucesivos pinchazos cada ocho meses. Esta es la vigencia de cada inoculació­n, según vaticinios que van soltando con tacañería los epidemiólo­gos, infectólog­os, virólogos y otros ólogos de temporada.

Así las cosas, los referidos propósitos para cuando llegue la vacuna van achicharrá­ndose sobre las brasas de un pesimismo arraigado. Las murmuracio­nes de amigos y contertuli­os, cada uno de los cuales asegura haber escuchado o leído una contundent­e versión sacramenta­l al respecto, tienden a reforzar el abatimient­o.

Así pues, cuando muchos aconsejan dosis de paciencia, la sabiduría popular cuenta con una verdad extraída del pragmatism­o: “el secreto de la paciencia es hacer algo mientras tanto”. Cada persona revisará su catálogo de ‘algos’, con los cuales procurará un alivio a los aplazamien­tos y una llanta de repuesto a la ilusión

El conteo regresivo hacia la vacuna individual es directamen­te proporcion­al a los planes de viaje, emprendimi­ento y demás pasos ideales del porvenir.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia