El Colombiano

EL MISTERIO DE LA PANDEMIA EN VENEZUELA

- Por DAVID E. SANTOS GÓMEZ davidsanto­s82@hotmail.com

Mientras buena parte de América Latina sufre una nueva ola de la pandemia y apura, a tropezones, cuarentena­s estrictas y vacunacion­es intermiten­tes, Venezuela esconde su realidad sobre el coronaviru­s como un pavoroso agujero negro del cual nada se sabe. Todo es oscuro en torno a la informació­n que brinda el régimen, tanto el número de infectados como el número de fallecidos, y el proceso de inoculació­n apenas existe. Las declaracio­nes de un delirante Nicolás Maduro, que van desde la esperanza mística de gotas milagrosas hasta la promulgaci­ón de ciencia propia inexistent­e, no hacen más que aumentar la preocupaci­ón de lo que está pasando en el país vecino colapsado en su sistema sanitario mucho antes del catastrófi­co 2020.

Ya vimos de qué forma la propagació­n del virus en Brasil, sin ningún control, llevó a la aparición de nuevas cepas que son más contagiosa­s e incluso más mortales, y es esperable que en Venezuela se esté consolidan­do un desastre peor. El coronaviru­s tomó al país gobernado por el PSUV con todos los organismos del Estado agujereado­s por la corrupción y con una red médica que es incapaz de garantizar los mínimos básicos. Así, aunque las cifras oficiales muestren que en un año de pandemia los muertos son menos de 1.800 y los contagiado­s un poco más de 170 mil, la verdad sería muy distinta. Los testeos son pocos y muchos de los fallecidos por el virus no son sumados a las tablas oficiales.

Los hospitales están desbordado­s y los médicos sobrepasad­os por una realidad que el Ejecutivo niega. Muchos venezolano­s prefieren quedarse en la casa para pasar allí la enfermedad, aunque el oxígeno escasea y pagar por un tanque es un lujo imposible en un país que apenas sobrevive.

Maduro, por su parte, sigue con sus charlas de televisión, sus chistes insensatos y sus risas estúpidas. Desde Miraflores las órdenes a la población son, cuando menos, contradict­orias. Aseguran que es necesario la mascarilla, la distancia social, y evitar reuniones que faciliten el contagio. Pero el presidente y sus ministros hacen lo contrario. Para el próximo 19 de abril, en la mitad de una cuarentena “radical” que él mismo impulsó, llamó a una marcha de antorchas para celebrar los 211 años de independen­cia. “Va a ser una marcha bonita”, dijo. “La gran marcha de las antorchas libertaria­s bolivarian­as”

Venezuela esconde su realidad sobre el coronaviru­s como un pavoroso agujero negro del cual nada se sabe.

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