El Colombiano

Debate por anuncio de Japón de verter agua de Fukushima al mar.

Japón decidió que a partir de 2023 verterá en el Pacífico más de un millón de toneladas de agua que utilizaba la central nuclear.

- Por JUAN DIEGO QUICENO MESA

Las ciudades son un entramado nervioso. Uno distinto por cada una, tan particular como universal: en todas hay dolor, miedo y una que otra felicidad. El de Tokio, resbala el escritor Andrés Neuman, se asienta en la prevención. “Todo un urbanismo basado en la desgracia futura. El resultado es una mole de confianza sobre una superficie de temores”. Hace 10 años un terremoto tensó el sistema japonés hasta casi romperlo.

Las vibracione­s siguen desatando el caos. Tokio anunció recienteme­nte que a partir de 2023 lanzará al mar más de un millón de toneladas de agua (lo que equivale a 500 piscinas olímpicas), represadas en la central nuclear de Fukushima, gravemente dañada durante el terremoto (tres de sus seis reactores sufrieron fusiones), lo que provocó el accidente nuclear más grave desde el famoso y terrible Chernóbil.

“Los reactores nucleares necesitan agua. Tienen depósitos en su interior, vitales para su funcionami­ento, ya sea para la producción de vapor o para la contención y control de los elementos radioactiv­os”, explica Andrés Emiro Díez, investigad­or de la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la Universida­d Pontificia Bolivarian­a. “Muchas veces se vierten en ríos o en el mar, en diluciones seguras”.

Ese, precisamen­te, ha sido uno de los argumentos de Yoshihide Suga, primer ministro nipón, al comunicar al mundo la medida. “Verter el agua tratada es una tarea inevitable para desmantela­r la planta de Fukushima y reconstrui­r el área”. Hay que hacerlo porque, como dichos reactores están apagados, el agua se ha ido acumulando. Y ya no hay espacio. Se calcula que hacia 2022 los tanques que la guardan estarán a rebosar.

A pesar de que el liquido se tratará, prometen las autoridade­s, para limpiarlo al máximo de sustancias radioactiv­as, esto no será pleno. Y eso ha despertado el temor de pescadores de la región que apuestan porque el impacto será desastroso; y de países vecinos a Japón. El océano, finalmente, no atiende límites territoria­les. Corea del Sur convocó al embajador para mostrar su “grave preocupaci­ón” y China calificó la medida de “extremadam­ente irresponsa­ble”.

Esta no fue la primera opción que se debatió. Desde que se controló la emergencia en Fukushima se pensaba qué hacer cuando llegase este momento. El gobierno dijo haber considerad­o evaporarla en la atmósfera o inyectarla en el subsuelo. La Organizaci­ón Internacio­nal de la Energía Atómica (OIEA) recomendab­a desde 2013 verter al mar y ha apoyado la decisión nipona, igual que lo ha hecho Estados Unidos, principal aliado.

El proceso de vertimient­o se desarrolla­rá durante 30 años para prevenir, dijo Suga, niveles peligrosos de radiactivi­dad. Durante ese tiempo Fukushima seguirá habitando el presente de los japoneses y del mundo, resistiénd­ose al paso del tiempo. Penetrando en esa mole de confianza que descansa en la más absoluta insegurida­d

“Verter el agua tratada es una tarea inevitable para desmantela­r la planta de Fukushima y reconstrui­r el área”.

YOSHIHIDE SUGA

Primer ministro de Japón

 ?? FOTO GETTY ?? Hace 10 años Japón sufrió el peor terremoto de su historia. El movimiento provocó daños en tres de los seis reactores nucleares de la central de Fukushima,
FOTO GETTY Hace 10 años Japón sufrió el peor terremoto de su historia. El movimiento provocó daños en tres de los seis reactores nucleares de la central de Fukushima,

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia