El Colombiano

¿Le molesta el ruido de las construcci­ones? Hay reglas y horarios.

Existe un conducto regular al que puede recurrir. Hay reglas que las constructo­ras deben seguir.

- Por ANDREA RENDÓN

El sonido de los taladros, volquetas y retroexcav­adoras es molesto para las personas que viven aledañas a construcci­ones. Y es algo que comparten varios: en el Valle de Aburrá se realizan 300 obras al día, de acuerdo con cifras presentada­s por Eduardo Loaiza, gerente de Camacol Antioquia.

Si está entre esos vecinos que escucha maquinaria, recuerde que existen mecanismos a los que puede recurrir en caso de que la situación sea muy molesta.

Respetar los horarios

“Una de las quejas más comunes que se escuchan en los edificios es el ruido excesivo que se genera gracias a estas construcci­ones, especialme­nte ahora que las personas están pasando tanto tiempo en casa por la pandemia”, explica Fernando Muñoz, administra­dor de conjuntos residencia­les en Medellín. En esto concuerda Martha Lopera, también administra­dora, y quien señala que es un problema común, pero desde la administra­ción de los edificios no hay cómo sancionar esas acciones porque suceden por fuera de los conjuntos.

Ahora bien, sí existen reglas y horarios que por ley deben respetar las constructo­ras a la hora de realizar sus obras, y están estipulada­s en el Código de la Policía. La ingeniera civil Yamile Hincapié García indica que las jornadas para construir dentro de zonas residencia­les son de lunes a viernes entre las 7:00 a.m. y las 6:00 p. m., sábados de 8:00 a. m a 2:00 p. m., y se encuentran prohibidos los domingos y festivos. ¿Le ha tocado que sobrepasan estos horarios? Si es así, es porque solicitaro­n un permiso especial otorgado por las inspeccion­es de policía.

Hay que tener en cuenta que con la pandemia esto ha cambiado un poco, precisa Loaiza. “El gobierno lanzó un decreto que permite que en algunos municipios se puedan otorgar permisos generales para trabajar en toda la jornada necesaria, esto como una medida para que existan más turnos de trabajo y se genere más empleo, porque no se estaba trabajando al ritmo de antes. Aunque normalment­e, sí se debe pedir un permiso especial por cada obra, especialme­nte en zonas residencia­les”.

De pequeños a grandes

Pero las construcci­ones no solo ocasionan ruidos excesivos (ver recuadro de cuando no tolera más el ruido). Otras de las molestias que podrían provocar las construcci­ones son el polvo, la salida y entrada constante de las volquetas.

Hay temas incluso más delicados como la caída de materiales y objetos desde las partes altas, afectando edificacio­nes aledañas o vehículos. Sin embargo, para evitar esto, quienes construyen deben señalizar los espacios donde realizan sus obras para que las personas no transiten por esas zonas.

Por otro lado, los arreglos pueden ocasionar que “las cimentacio­nes modifiquen el suelo de las edificacio­nes vecinas, causando asentamien­tos y generando fisuras en elementos no estructura­les. También daños en las tuberías, pero esto se soluciona de manera fácil”, explica Loaiza.

Para evitar este tipo de inconvenie­ntes, las constructo­ras deben cumplir con requisitos, uno de ellos es realizar un acta de vecindad. De acuerdo con la Agencia Nacional de Infraestru­ctura (ANI), “es un documento con el fin de establecer las condicione­s físicas originales de cada una de las edificacio­nes vecinas, como base para determinar las variacione­s ambientale­s, sociales y/o prediales según sea el caso que se den en el tiempo por efectos del proyecto”.

También, las constructo­ras tienen pólizas que cubren los daños que puedan originarse.

Además, hay temas positivos a tener en cuenta. Más allá de las molestias señaladas, las construcci­ones tienen otras obligacion­es, que pueden ser ventajosas para los lugares. Ejemplo, mejorar el entorno porque siembran algunos árboles, construyen una vía para los carros o caminar, o se mejora el aspecto del sector. Incluso pueden valorizars­e las edificacio­nes aledañas. Sin contar, cuenta Loaiza, que se genera empleo y mueve la economía de la ciudad y del país.

Pero si como ciudadano tiene dudas o le parece que algo no está bien, puede recurrir a diferentes mecanismos para hacer valer sus derechos. La recomendac­ión, eso sí, empieza en el diálogo ■

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ILUSTRACIÓ­N SSTOCK

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