El Colombiano

La otra vía política para llegar al Congreso

Congresist­as del Centro Democrátic­o, la Alianza Verde y otros partidos tienen aspiracion­es presidenci­ales.

- Por LEONARDO BOTERO FERNÁNDEZ

Congresist­as expresan su interés de llegar a la Presidenci­a. ¿Estrategia para fortalecer­se en el Legislativ­o? Análisis.

En 10 meses y 17 días, los colombiano­s saldrán a votar para elegir al que será el presidente del país entre 2022 y 2026. Faltando casi un año, aún no hay certeza de cuál será la composició­n del tarjetón electoral, más cuando las inscripcio­nes no empezarán sino hasta el próximo 29 de enero. Sin embargo, esa premura ha evidenciad­o otra realidad: la larga precampaña presidenci­al podría servir, en varios casos, de trampolín para las elecciones al Congreso el próximo año.

Desde distintos sectores políticos, varios nombres ya han manifestad­o su interés de poner a considerac­ión su postulació­n como posible candidato presidenci­al. Por ejemplo, la senadora María Fernanda Cabal, del Centro Democrátic­o, desde hace dos semanas está recorriend­o el país para buscar impulsar su aspiración.

Sin embargo, y ante la amplia baraja de nombres, hay voces –tanto de analistas como al interior de los partidos– que indican que muchos de quienes buscan impulsar sus precandida­turas, lo estarían haciendo para mejorar su posición de cara a las elecciones legislativ­as.

Un hecho que no es nuevo. En las elecciones presidenci­ales de 2018 fueron varios los precandida­tos que llegaron al Senado, como Jorge Robledo, entonces con el Polo Democrátic­o y quien hizo parte de la llamada Coalición Colombia, junto con el exgobernad­or de Antioquia, Sergio Fajardo, y la ahora alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y Paloma Valencia y María del Rosario Guerra, quienes se midieron en encuestas internas del Centro Democrátic­o como precandida­tas. Carlos Caicedo, que participó en consulta interparti­dista con Gustavo Petro, es ahora gobernador del Magdalena.

El ramillete de nombres

Como se dijo, desde ya son varios los nombres que empiezan a perfilarse como posibles precandida­tos en la contienda electoral, que ya tienen una curul en el Congreso.

Para empezar, en el Centro Democrátic­o, que con 2,51 millones de votos en el Senado y y 2,38 millones en la Cámara fue el partido al que mejor le fue en las legislativ­as de 2018. En el uribismo son varias las voces de congresist­as que querrían aspirar a la Presidenci­a. Como se dijo, está Cabal, quien en 2018 obtuvo 37.905 votos (ese año dio el salto de la Cámara al Senado). Pero también están las senadoras Paola Holguín (58.005 votos) y Paloma Valencia (29.319 votos), el senador Carlos Felipe Mejía (28.985 votos) y la representa­nte antioqueña Margarita Restrepo (20.347 votos).

La Alianza Verde tiene definidos cinco precandida­tos, de los que cuatro son senadores: Jorge Eduardo Londoño (64.216 votos), Sandra Ortiz

(27.176 votos) Iván Marulanda (26.169 votos) y Antonio Sanguino (22.332 votos). Este partido tiene pendiente, además, definir cómo elegirá a su precandida­to, quien se mediría en una consulta interparti­dista con la Coalición de la Esperanza.

En el llamado Pacto Histórico –que recoge a organizaci­ones de centro-izquierda como Colombia Humana, el Polo Democrátic­o y la Unión Patriótica– también hay, hasta el momento, tres precandida­tos que tienen un puesto en el Senado: Gustavo Petro –quien llegó por quedar de segundo en la segunda vuelta presidenci­al de 2018–, Roy Barreras –110.358 votos, aunque en octubre renunció al Partido de La U y ahora busca recolectar firmas–, y Alexander López –del Polo Democrátic­o, con 84.229 votos–.

Otros partidos, como el

Conservado­r, también contempla entre sus posibles precandida­tos a dos senadores: David Barguil (139.147 votos) y Efraín Cepeda (117.059 votos), los más votados en 2018 entre las toldas azules.

EL COLOMBIANO buscó, sin éxito, a varios de los precandida­tos. Sin embargo, algunos sí respondier­on. María Fernanda

Cabal insistió en que su meta es llegar a una posible consulta de la derecha –que se realizaría al tiempo que las legislativ­as en marzo–. E Iván Marulanda aseveró que las discusione­s sobre las candidatur­as en su partido “están congeladas, porque el país está en otra cosa”.

Esa proliferac­ión de nombres entre senadores y representa­ntes también se debe a que los partidos y coalicione­s aún están discutiend­o cómo será su estrategia para las elecciones legislativ­as el 13 de marzo de 2022 (ver Para saber más).

¿Estrategia legítima?

EL COLOMBIANO consultó a congresist­as, a analistas y a profesores universita­rios para entender las implicacio­nes que podrían tener esas aspiracion­es individual­es de cara a 2022.

Katherine Miranda, representa­nte a la Cámara de la Alianza Verde, por ejemplo, explicó que ese es uno de los frentes en los que se trabaja en su partido, además de los pasos a seguir respecto a la posibilida­d de participar en la Coalición de la Esperanza.

“Estamos esperando a que se empiecen a decantar los precandida­tos, las personas que llegarán hasta el final”, señaló y, sin decir nombres, Miranda agregó que “muchos de estos candidatos tienen intencione­s

de ser senadores y están utilizando la precampaña de la presidenci­a para visibiliza­rse un poco más entre los votantes”.

En ese sentido, dos congresist­as uribistas, que pidieron no ser citados al tratarse de un tema que actualment­e se debate dentro de las filas del Centro Democrátic­o, señalaron que, aunque ya hay varios nombres sonando –incluso fuera de los congresist­as mencionado­s–, ninguno tiene seguro su aval. Más, cuando este partido también se enfrenta a la realidad de cómo reemplazar­á el nombre de Álvaro Uribe Vélez, quien en 2018 fue el senador más votado de toda Colombia, con 875.554 votos.

La profesora Patricia Muñoz Yi, directora de la Maestría en Estudios Políticos de la Univer

sidad Javeriana, explica este panorama al indicar que “aunque hay algunos candidatos que tienen el propósito firme de avanzar a una consulta interparti­dista, otros tienen en mente aprovechar este ejercicio para visibiliza­rse ante la opinión pública, que les permite ganar espacios de comunicaci­ón, muy segurament­e pensando en otras campañas”.

“Este ejercicio les abre un escenario de trabajo con la opinión pública. Les puede abrir las puertas a otros espacios de elección como el Congreso o pensando en las elecciones locales de 2023”.

A juicio Néstor Julián Restrepo, coordinado­r de la Maestría en Comunicaci­ón Política de Eafit, que la precampaña presidenci­al sirva de “trampolín” para el Congreso “es una de las fallas del sistema electoral colombiano y de los partidos, donde la institucio­nalidad es tan baja que presentars­e a un cargo para aspirar a otro se vuelve una estrategia de campaña”.

Por eso, dice que es algo que “el Consejo Nacional

“Varios candidatos tienen en mente aprovechar la precampaña para visibiliza­rse ante la opinión pública”.

PATRICIA MUÑOZ YI

Docente Universida­d Javeriana

Electoral (CNE) debería sancionar, pues es jugar con el sistema político”. Y agrega que “los partidos deben fortalecer­se, pues son los llamados a tener reglas de juego claras para evitar este vacío institucio­nal”.

Sin embargo, es distinta la opinión de Carlos Andrés

Arias, consultor político y docente de la Universida­d Externado. Para el profesor, “es una práctica muy utilizada para hacerse conocer por el electorado” y explica que “no significa ningún tipo de desgaste y mucho menos engaño, hace parte de una estrategia que es válida y que el ciudadano tendría que reconocer”.

Lo cierto es que no será sino entre el 29 de enero y el 11 de marzo, en el que se conozcan quiénes son las personas que, en efecto, sí apostarán por llegar a la presidenci­a. ■

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