El Colombiano

De Maybeland a Mabiland

- ESTEBAN VANEGAS

He visto crecer a Mabiland desde sus 18 años cuando llegó con labios trémulos a querer sonar en una radio. Como un ensayo de ceguera, nos vimos esa primera vez sin mirarnos a los ojos, cuando ellos sin intención se encontraba­n, volvíamos la vista a la pared, a las manos, al micrófono. La escuché y ella me escuchó. Aún no tenía identidad, de hecho, era un quizás resonando en el aire de muchas dudas, de mucho futuro sin resolver. Esa primera vez de ese día cualquiera en Medellín, Colombia, la negra voz se llamaba Maybeland, como por las dudas, una artista de la incertidum­bre. A los minutos de hablar, ese Maybe pasó a ser una realidad y de una vez por todas, para siempre y hasta siempre, se convirtió en Mabiland, como la voz aterciopel­ada de su Chocó, como la negra voz del rap, el jazz y el soul. Mabiland, como quien sueña con una tierra repleta de sonidos, con una aldea sin guerras, sin hambre, sin dolor y con baile frenético hasta el amanecer. Pero su nombre es Mabely Largacha, con sangre negra, con África en los poros, con el pacífico en los pies, el jazz en el alma y el hip hop en el corazón. Y luego de ser incertidum­bre, luego de ser un sueño casi imposible de conseguir en medio de miles de canciones sonando a toda hora, en medio de cientos de chicas queriendo figurar, cantar, bailar, likes, etiquetas, crear canciones y vender discos, Mabiland lo logró, consiguió encontrar su voz, desde las vísceras escribió sus propias historias, materializ­ó sus discos y justo ahora presenta Niñxs Rotxs, su más reciente producción discográfi­ca, la consolidac­ión y el despegue de su carrera como artista.

Niñxs Rotxs

Este es un disco doloroso y catártico, se nota sin asomarse en su profundida­d. Algunas de sus canciones se convierten en un grito a los demonios, a los fantasmas que divagan por habitacion­es solitarias y corazones angustiado­s. Rupturas, miedos, incertidum­bre de futuro y ansiedad por el presente, todo en sonoridade­s que sacan a Mabiland de su aldea, la expanden al mundo y su canto se hace uno gracias a beats que la elevan por los aires. Tresillos en la percusión, texturas de guitarras, pianos, rocanrol vanguardis­ta, boom y clap rapero y dembow que la liga a la actualidad sonora.

Mabiland camina con facilidad, sin chocar con las piedras, sin perderse en el fango, entre el rap, el neo soul, el trap, el pop, el rock, la balada y la música que ella misma escucha y le agita el corazón. Se sale de su molde, se apropia del sonido universal y se hace grande para hacernos felices a todos.

Su nuevo disco nos presenta una Mabiland más profunda, con una oscuridad que se materializ­a en luz, en realidad callejera, en letras explícitas y en una naturalida­d sorprenden­te para decir las cosas tal y como salen de su glotis, sin filtro, sin miedo.

Niñxs Rotxs es su nuevo disco, su nueva piel, su presente y el futuro caleidoscó­pico que nos emociona. Sin lugar a dudas Mabiland es una euforia que no acaba y se convierte en un bálsamo refrescant­e para la actual música latina.

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