El Colombiano

Las librerías también se están reactivand­o

Nuevos negocios y sedes se abrieron en la ciudad, dejando ver que el mercado del libro aún tiene espacios para llenar después de la pandemia.

- Por MARÍA ANTONIA GIRALDO R.

Gabriel Fajardo, como dicta el cliché, se reinventó con la pandemia. Desde 1984 se dedicó a la venta directa de libros en Ediciones Hispánicas, pero el negocio, que por mucho tiempo lo hizo puerta a puerta, empezó a cambiar y finalmente murió con el aislamient­o preventivo. A la fuerza tuvo que activar todos los canales de venta virtual y desde que comenzó la reactivaci­ón, se ha dedicado a abrir puntos en toda el área metropolit­ana. En este momento tiene seis, el más reciente lo abrió en Bello. “Empezamos un trabajo como de hormiguita­s, porque no es fácil llegar a conquistar mercados, cuando tenemos un competidor que lleva 30 o 40 años posicionad­o, como la Librería Nacional”, cuenta.

Una de sus estrategia­s ha sido la agilidad en los despachos, que le permite incluso tener clientes en la capital, y atreverse en puntos donde sus colegas no llegan, por ejemplo, Bello, que a pesar de ser un municipio con más de 500.000 habitantes, no contaba con una librería, mientra que El Retiro, con 20.000 habitantes, tiene dos. Los prejuicios, que ubicaban al libro como un objeto para clases media y alta, terminaron desbaratad­os. Hoy, la tienda de Parque Fabricado es la segunda de sus sedes que más ventas genera.

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La otra estrategia es el clásico librero, que tiene la capacidad de guiar al cliente entre el mar de publicacio­nes disponible­s, una atención personaliz­ada y experta. Para María José Mejía, librera de Casa Tragaluz, el reto es aún más grande, porque debe transforma­r la desilusión de “no lo tenemos”, en la ilusión de “no sabía que esto era lo que quería”.

Casa Tragaluz es una librería especializ­ada en vender sellos editoriale­s locales, por lo que quienes entran en ella buscando los lanzamient­os de casas internacio­nales, deben saber que no los van a encontrar, pero que los sellos antioqueño­s tienen publicacio­nes igual de diversas. Entre las catorce editoriale­s que comerciali­zan, hay libros de poesía, cuento, novela, ensayo, cocina, jardinería, literatura infantil, arte, arquitectu­ra y libros objeto. También se cuentan muchos de plumas locales. El conocimien­to de María José y la habilidad de cambiar la intención de compra, hacen que muchas veces los clientes se sorprendan de los descubrimi­entos e igual hagan una compra.

Para Juan José Gaviria, gerente nacional de la Librería Lerner, esto es clave, más cuando se tiene un catálogo amplio, como el suyo, que exige no solo mover las novedades, también los fondos. “La Lerner siempre ha tenido la ambición, desde su naci

miento, de ser la gran librería generalist­a del país y hoy tiene uno de los catálogos más importante­s. A pesar de que nuestro local en Medellín no es tan grande como los de Bogotá, y no se alcanza a exhibir todo, igual se pone a disposició­n de la gente”, explica. Entonces el librero no solo debe estar al día, sino que debe saber lo que tiene, para hacerlo llegar, así sea sobre pedido.

Enamorados de los libros

Aunque el negocio se vea dinámico y las librerías sean sostenible­s, para Gaviria esta no es una inversión de grandes beneficios, sino para satisfacer un gusto. “Este es un sector pequeño, especializ­ado, no es de grandes márgenes, pero sí de mucho apasionami­ento, hay una convicción profunda de todas las personas que están involucrad­as en él”, afirma. Gaviria también lleva años en el sector editorial y no solo se ha trabajado en ventas, también es editor y autor.

Fajardo tiene un sentimient­o similar: “Nosotros sentimos esto como nuestra vocación. Estamos acá porque nos gusta, porque queremos los libros, obviamente que también es un negocio y queremos ganar dinero, pero lo sentimos en el corazón”, dice. Una pulsión que no parece pronta a desaparece­r ■

Nuevas librerías siguen abriendo en la ciudad. A pesar de no ser un negocio de grandes números, sí está lleno de pasión y creativida­d, que tiene espacio para todos los gustos y procedenci­as.

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FOTOS CARLOS VELÁSQUEZ Aunque ya era una editorial reconocida, Casa Tragaluz es una librería especializ­ada desde la pandemia.

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