Estados Unidos aflojó su presión sobre Venezuela
Washington levantó la restricción de negociar entre las petroleras Chevron y PDVSA. 24 horas atrás dio un giro en su política con Cuba. Colombia analiza escenarios. Los presidentes Joe Biden, de Estados Unidos, y Nicolás Maduro, de Venezuela, no han dialo
En solo 48 horas Washington le dio un giro clave a su política hacia Latinoamérica al flexibilizar las sanciones contra Cuba y Venezuela, países a los que cataloga como antidemocráticos y generadores de riesgo para la seguridad de la región.
En lo referente a Cuba, Estados Unidos reanudó los vuelos comerciales a regiones diferentes a La Habana y levantó la restricción de un máximo de 1.000 dólares trimestrales en el giro de remesas.
Respecto a Venezuela, vecino de Colombia y origen de más de 6 millones de desplazados que han huido de su territorio buscando opciones diferentes a la dictadura de Nicolás Maduro, la Casa Blanca autorizó la exploración de negocios entre las petroleras Chevron y PDVSA.
Los dos son cambios estratégicos en el relacionamiento del Gobierno de Joe Biden con la región, los cuales comienzan a dejar sin sustento una serie de restricciones que se impusieron desde la presidencia de Donald Trump (2017-2021).
Pero, y en esto fue enfática la Casa Blanca, ninguna de las dos medidas implica que Cuba y Venezuela salgan de las listas de países dictatoriales que, incluso, tienen nexos con la ilegalidad. De hecho, la recompensa de 5 millones de dólares por Maduro, acusado en Estados Unidos de narcotráfico, se mantiene vigente.
Un funcionario autorizado por la Casa Blanca precisó este jueves que el levantamiento de la prohibición de negociar entre Chevron y PDVSA les permite a ambas compañías petroleras “hablar”, pero en ningún caso explotar o comerciar con crudo venezolano, por lo que no supondrá “ningún aumento de los ingresos del régimen” de Nicolás Maduro.
Además, apuntó que el anuncio está completamente desligado de la polémica por el anuncio del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador –secundado por otros mandatarios como Jair Bolsonaro, de Brasil; y Luis Arce, de Bolivia–, en el sentido de que no asistirá a la Cumbre de las Américas (prevista para junio en Los Ángeles) si Estados Unidos no invita a Cuba, Nicaragua y Venezuela a participar.
“Quiero aclarar que el Gobierno ( de Biden) hace esto en respuesta a las conversaciones que están teniendo lugar entre el régimen y el Gobierno interino (de Juan Guaidó)”, precisó el funcionario.
Además, agregó, “es resultado de un acuerdo de ambas partes para volver a las conversaciones, algo que deberían anunciar muy pronto”.
Las conversaciones entre la oposición venezolana – agrupada bajo el nombre de Plataforma Unitaria– y el régimen de Maduro se venían realizando en Ciudad de México, pero se suspendieron en octubre del año pasado tras la extradición del señalado testaferro de Maduro, el barranquillero Álex Saab.
En ese contexto, el presidente de Colombia, Iván Duque, advirtió que el regreso de los diálogos entre el oficialismo y la oposición venezolana representa un “triunfo de la resistencia democrática venezolana y, además, es un triunfo del cerco diplomático”.
Incluso, el mandatario colombiano advirtió que Nicolás Maduro no logró su cometido de que se liberara a Saab para volver a los diálogos: “No se lo liberaron; él está extraditado y seguirá procesado”, sostuvo.
Es por eso que Duque aseguró que el llamado cerco diplomático se debe mantener como fórmula para presionar al régimen de Maduro a tener elecciones libres que, a su juicio, permitan transitar de regreso a la democracia.
Lo que sigue ahora con Venezuela y Cuba es, precisamente, diplomacia ■