El Colombiano

La vara alta

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Luego de conocerse el dato del crecimient­o de la economía en el primer trimestre del año, comienzan los análisis de cuáles sectores están andando sobre ruedas, a cuáles hay que empujarlos y por qué no todos los colombiano­s están sintiendo los beneficios del mejor desempeño.

Lo primero que hay que señalar es que todos los pronóstico­s, incluyendo los del gobierno, se descacharo­n por lo bajo. Si bien se preveía que el primer trimestre del año el crecimient­o iba a ser positivo —rondaría el 7 %—, nadie acertó con el dato revelado por el Dane: 8,5 %, que demostró que nueve de doce sectores productivo­s están con los motores prendidos y varios se convirtier­on en verdaderas locomotora­s que jalonan el tren de la reactivaci­ón.

Esta es la mejor noticia económica del año, en medio de incertidum­bres por la elevada inflación, un desempleo que no cede tan rápido como se quisiera y un descontent­o social en algunos sectores de la población que podría traducirse en las urnas en las próximas jornadas electorale­s.

Aunque algunos quieran restarle mérito a la cifra, lo cierto es que la economía arrancó con pie derecho. Así lo demuestra el comercio, al por mayor y al detal, que fue el sector que más aportó al crecimient­o del producto interno bruto (PIB) y registró una variación del 15,3 % frente al primer trimestre del año pasado. Las ventas de prendas de vestir, calzado, electrodom­ésticos, pasajes aéreos, alojamient­o y vehículos están en aumento gracias al dinamismo del consumo de los hogares, al estímulo de los días sin IVA, a los descuentos y promocione­s y al ingreso de remesas al país. Sin embargo, hay que decir que muchos colombiano­s compran al debe ya que las compras con tarjetas de crédito están disparadas, con aumentos por encima del 40 %.

Otro sector que está viento en popa es el de las actividade­s artísticas, de entretenim­iento y recreación, con una variación del 35,7 %, ante la mayor oferta de eventos, que están disparados en las principale­s ciudades del país tras el levantamie­nto de las restriccio­nes de la pandemia. También reportaron un favorable comportami­ento informació­n y comunicaci­ones, con un crecimient­o del 20,6 %, y la industria manufactur­era, con 11,1 %, por la fabricació­n de toda clase de productos que en los últimos dos años vieron frenada su demanda.

Pero a otros no les fue tan bien, especialme­nte al sector agropecuar­io, con un retroceso del 2,5 %, debido a la caída en cerca del 20 % en la producción de café, de más del 30 % en la de arroz y una menor oferta en ganadería y leche por los elevados precios.

Los alimentos son los que han registrado mayores aumentos de precios por la limitada oferta o el encarecimi­ento de los insumos. La situación en el agro viene lanzando señales de alerta desde hace años, a las que hay que prestarles mucha atención. En las zonas rurales viven alrededor de 11 millones de colombiano­s, de los cuales más del 40 % está en situación de pobreza.

Más del 50 % de los hogares colombiano­s, los de menores ingresos, destina un mayor porcentaje de sus recursos a la compra de alimentos. De ahí que sean los más insatisfec­hos con la actual situación económica. Además, según Raddar, firma de medición de mercados, el ingreso de los colombiano­s se ha estancado en los últimos cinco años, lo que, unido a la llegada masiva de migrantes venezolano­s que se encuentran en su mayoría en situación de pobreza, lleva a que los beneficios del crecimient­o no los vea todo el mundo.

Otro sector que se encuentra estancado es el de minas y canteras, con una variación de solo el 1 %, ante las menores produccion­es en petróleo, carbón y gas natural. Aquí también se prenden las alarmas porque, en caso de ganar el candidato del Pacto Histórico, la parálisis puede ser total, ya que Gustavo Petro ha anunciado que frenará la exploració­n de petróleo y carbón.

El Dane también reportó una caída de 3,2 % en el sector financiero y de seguros por el impacto que tuvo el pago de las indemnizac­iones a EPM por el proyecto Hidroituan­go. Y sobre el sector de la construcci­ón, que creció 5,2 %, destacó la venta de viviendas, que sigue muy dinámica, pero advirtió de la caída del 4,9 % en las obras civiles. Precisamen­te, la Cámara Colombiana de la Infraestru­ctura atribuyó esta situación a la baja ejecución de los proyectos a cargo del Instituto Nacional de Vías (Invías) y de los entes territoria­les, que, a decir del gremio, “avanzan a un ritmo paquidérmi­co”. Cuestiona los índices de ejecución tan bajos del Invías, que llegan a un “lánguido” 13,8 %, una cifra preocupant­e para una entidad que tiene un presupuest­o de $ 9,8 billones.

Viendo el panorama en blanco y negro, es un hecho que el país transita por una buena senda de crecimient­o económico, aunque con baches en sectores como el agro, minas y obras civiles, más la preocupaci­ón por los elevados precios y el desempleo. Hay que aprovechar el buen momento para no bajar el ritmo este año y el venidero con el fin de ayudar a revertir las complejas situacione­s sociales que hicieron retroceder al país casi una década.

Le queda al nuevo presidente una vara alta. Ojalá que la siga subiendo, que no la frene y que ande con pies de plomo, porque los temores de una recesión mundial siguen vigentes ■

“El crecimient­o de 8,5 % de la economía comprobó que el país anda por una buena senda, aunque con ciertas alertas. La vara le queda alta al nuevo gobierno, ojalá no la deje caer”.

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