El Colombiano

Ya nadie quiere manejar bus: faltan 600 conductore­s en la ciudad

El estrés que produce la lentitud en la movilidad ha hecho que muchos migren a otros oficios. Así ocurre. Conducir autobús en Medellín y el Valle de Aburrá se volvió una profesión que genera estrés y no reporta ingresos económicos suficiente­s, por lo que

- Por GUSTAVO OSPINA ZAPATA

Conducir un bus, que llegó a ser el sueño de muchos jóvenes de Medellín décadas atrás, dejó de ser atractivo y en la actualidad ya pocos desean ejercer este oficio, al punto que en la ciudad hay un déficit de conductore­s para este tipo de vehículos, según alertan los empresario­s del gremio.

La Asociación de Transporta­dores del Valle de Aburrá, Asotransva­a, habla de un déficit del 20 %, que serían unos 600 conductore­s los que se necesitan para llenar los cupos disponible­s en las diferentes empresas. Hay buses parqueados por falta de quién los maneje.

Entre las muchas razones que han generado esta situación hay dos esenciales: una, que durante la pandemia por el virus covid-19 los viajes se redujeron y muchos conductore­s o vieron mermar sus ingresos o perdieron sus empleos y debieron buscar otras opciones laborales.

“Muchos se fueron a trabajar de volquetero­s en los proyectos de vías 4G o se ubicaron en otras empresas y mejor se quedaron ahí”, señala el gerente de una importante empresa de buses de la ciudad que pidió reservar su identidad.

Iván Darío Restrepo, presidente de Cotransa y gerente de la empresa Santra, añade que algunos buseros se fueron a trabajar en las plataforma­s digitales como Uber y Cabify, entre otras, que les resulta más rentable y menos estresante. “Lo que más los ha llevado a desistir de este oficio son los trancones, porque recorridos que antes demoraban 60 minutos ahora tardan entre dos y 2 horas y media, y eso es muy desestimul­ante”, indicó el directivo gremial.

Cotransa (Corporació­n de Transporta­dores de Antioquia) agrupa a las empresas de transporte público del Valle de Aburrá, incluida la misma Asotransva­a. Se creó en 1974.

¿Por qué las congestion­es?

Juan Gonzalo Merino, gerente de Asotransva­a, sostiene que el negocio del servicio público de buses ha perdido competitiv­idad debido a las dificultad­es que afrontan los buses en las vías: calles estrechas, con la mitad de los carriles ocupadas con parqueo y falta de carriles exclusivos.

“Es necesario que se diseñen carriles segregados, preferenci­ales y contrafluj­os para poder ser competitiv­os y eficientes”, indica.

Rubén Darío Restrepo, de Cotransa, señala que al aumentarse los tiempos de desplazami­ento se reduce el número de viajes y pierden ingresos tanto las empresas como los conductore­s, porque en este servicio son claves la competitiv­idad y la eficiencia para poder satisfacer a los usuarios.

70

conductore­s es la cuota de vacantes que tiene una sola empresa: Coonatra.

“Actualment­e, estamos con una velocidad comercial de 9 km por hora, nos saca ventaja hasta alguien que vaya a pie con solo tener una buena resistenci­a física”, advierte.

Según el último censo del parque automotor de Medellín (Secretaría de Movilidad) a 2020, en la ciudad están matriculad­os 9.912 buses, busetas, minibuses y microbuses. Y en el Valle de Aburrá rueda un parque automotor de 900.000 motos y 800.500 vehículos. En las calles la competenci­a es dura.

“Aparte de la cantidad de carros hay que sumarles las ciclorruta­s, que redujeron los carriles y estrecharo­n las vías”, expone Andrés Espinosa, director de Gestión Humana de Coonatra, que opera las rutas Floresta San Juan, Circular, Calasanz-Bostón y Copacabana. En el momento, esta empresa tiene abierta una convocator­ia para 70 conductore­s con licencias C2 y C3, que son las requeridas para conducir buses de servicio público. Con licencias C1 se pueden conducir incluso microbuses.

El presidente de Asotransva­a señala que la recategori­zación de las licencias está costando entre 1'600.000 y 1'900.000 pesos. La recategori­zación es el paso de una categoría a otra superior. El desespero es tal, que algunas empresas están patrocinan­do este proceso para poner a operar los buses parados, ya

que en los parqueader­os estos representa­n un lucro cesante, lo que no se compadece con los tiempos actuales, cuando hay una reactivaci­ón económica y el transporte público está recuperand­o su operativid­ad como estaba antes de la pandemia.

Algunos de los empresario­s consultado­s advierten que hay otros fenómenos que han desmotivad­o el deseo de conducir un bus, como la insegurida­d. No es secreto que los atracos en los últimos años han sido frecuentes incluso a sabiendas de que ya estos vehículos llevan cámaras que graban todo el tiempo las escenas que ocurren durante los viajes. Esto, al parecer, no ha evitado los asaltos. Precisamen­te, un conductor de Coonatra fue agredido con cuchillo por un atracador hace dos semanas, en un hecho que ocasionó que el bus se accidentar­a y la víctima fuera conducida a un hospital por la gravedad de las heridas.

La Secretaría de Movilidad afirma que al conocer esta situación ha iniciado visitas a las distintas empresas de transporte para conocer la dimensión del problema y buscar alternativ­as que incluso involucren a otras secretaría­s y dependenci­as de la alcaldía ■

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FOTO JAIME PÉREZ

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