Hindley puso a Australia en lo alto del Giro
Se convirtió en el primer ganador de ese país en la historia de la ronda, y sucede a Egan Bernal.
El Giro de Italia 105 llegó a su final. La etapa definitiva, una contrarreloj de 17,4 kilómetros, se llevó a cabo entre Verona y la vetusta Arena, carcomido pero aún imponente testimonio del antiguo imperio de los césares. El ganador fue Matteo Sobrero, un piamontés de 25 años de edad. El joven nacido en Alba quemó los cronómetros. Rodó a casi 47 kilómetros por hora y cumplió el recorrido en 22 minutos y 24 segundos.
Vitorearon a Matteo cuando entró a la Arena. Lo aplaudieron como si fuera Francesco Moser, pero luego se olvidaron de él como se olvida un comercial de galletas en medio de una película de drama y acción.
Y es que eso fue el Giro hoy en Verona, el cierre de una película dramática, y Matteo no hizo más que escribir la primera parte. Todos querían saber cómo se definía el conflicto entre Carapaz y Hindley, y todos, también, querían ver por última vez al ` Tiburón del Estrecho', Vincenzo Nibali, quien pedaleó por última vez en el Giro.
Nibali, como una nube de otoño, atravesó la ciudad en su Wilier Triestina. Iba vestido de azul, clavado sobre el manubrio, pero sin intenciones de ganar. Sólo se despedía, cargado de años y gloria. Ocupó el puesto 49 de la fracción. Mejores que él estuvieron los colombianos Harold Tejada y Santiago Buitrago. El primero, del Astana, ocupó la casilla 32, a 2:05 de Sobrero, mientras que el segundo, del Bahrain, llegó en el puesto 42 a 2:29.
Llegó la escena final, el duelo entre Carapaz y Hindley. El ecuatoriano salió con su traje de gala, el olímpico, con la bandera de su país decorando con ribetes su vestimenta blanca. Parecía el gran cóndor andino. Pero eran pocos los kilómetros, era demasiada estrecha la arena de la batalla.
Hindley, el sorprendente australiano del Bora, sólo tuvo que ir a su ritmo, sin comprometer su seguridad en las chicanas, hasta llegar sano y salvo a la meta. Carapaz hizo todo lo que pudo, pero las contrarreloj no son su terreno. Tampoco era el terreno de Hindley, pero supo defenderse. El de Carchi alcanzó a rasparle algunos segundos, pero el Senza Fine, finalmente, confirmó su dueño.
El joven de 26 años de edad, nacido en Perth y subcampeón en 2020, subía al podio, por fin, para bañarse de champaña. “Campeón, campeón”, le gritaban desde todos los rincones de la vieja Arena, y él, que sólo lloró aquel día cuando perdió la carrera con Tao Geoghegan Hart, explotó de alegría. Primer título para Australia en el Giro, un país que, hasta que apareció Cadel Evans, sólo daba velocistas, y qué grandes velocistas: McEwen, O'Grady, Ewan. Ahora cuentan con Hindley para aspirar a lo más grande, porque el joven del Bora, quizás el mejor equipo del momento, está para más proezas ■