6,2 millones de votos están en juego: ¿a dónde irán?
Los que confiaron en Gutiérrez y los demás perdedores tendrán que decidirse por Petro o Hernández. Este último será el más beneficiado.
Las elecciones del domingo 29 de mayo transformaron el tablero electoral. El panorama es inédito: dos candidatos –Gustavo Petro y Rodolfo Hernández– que en las plazas públicas han enarbolado la bandera de los antisistema, se disputan codo a codo la llegada a la Casa de Nariño.
Pero esa llegada no será solos, como lo han querido. En este momento hay 6,2 millones de votos en juego: los 5 de Federico Gutiérrez, los 800 mil de Sergio Fajardo y los 330 mil que reúnen entre los últimos cuatro puestos de John Milton Rodríguez, Enrique Gómez, Ingrid Betancourt y Luis Pérez.
A esa ecuación, súmele los 17 millones de personas que se abstuvieron de votar y que, con el impulso correcto, podrían reconfigurar las cuentas en una segunda vuelta.
En esas sumas y restas hay cifras más predecibles que otras. Difícilmente los electores de “Fico” se vayan con Petro, por lo que esos 5 millones de votos están casi escriturados para el ingeniero.
Pero es probable que varios de los que le dieron el sí a Fajardo se muevan hacia Gustavo, hacia Rodolfo y hacia el voto en blanco.
Tan es así, que la Coalición Centro Esperanza optó por dejar libres a sus integrantes para que decidan a qué proyecto político le apostarán.
Mientras tanto, el exalcalde de Bucaramanga agradece los apoyos, pero dice que no hará alianzas. Esa es su forma de responderle a sectores como el uribismo, que en la misma noche en que se proclamó como vencedor salieron a mostrarle su apoyo.
Lo cierto es que, se alíe o no, el voto de la derecha le caerá a él, mientras que no está tan claro qué tipo de electores le llegarán a Petro.
Los caminos de las alianzas El crecimiento electoral de Petro parece tener un techo: los ocho millones de votos de 2018 o los 8,5 millones de 2022, pues entre las dos primeras vueltas este apenas creció en 500.000 sufragios. ¿Hacia dónde va a crecer el caudal electoral del Pacto Histórico?
Si se mira hacia el lado de Fajardo, las cosas no pintan muy bien por ahí. Durante cuatro años el petrismo ha atacado sin cuartel al candidato de la Coalición de la Esperanza hasta el punto de reconocer –como lo hizo la senadora electa Isabel Zuleta– que el trabajo de quemar electoralmente al exgobernador de Antioquia fue arduo.
A esto se le suma la disputa histórica entre Petro y el parlamentario Jorge Enrique Robledo. Al presenciar los coqueteos del Polo Democrático con Petro, Robledo prefirió armar rancho aparte con el movimiento Dignidad. Tal vez de esta coalición Juan Fernando Cristo, los hermanos Galán y Alejandro Gaviria den el paso y se tomen la foto con Petro, como hace cuatro años lo hicieron Antanas Mockus y Claudia López.
Es muy poco probable que alguno de los aliados de “Fico” termine abrazado con Petro. Ni Enrique Peñalosa ni Alejandro Char estarían dispuestos a hacerlo y su llegada provocaría una crisis en el Pacto Histórico. ¿Qué le queda al aspirante de la izquierda? Esta pregunta es el motivo del desvelo de los asesores del exalcalde de Bogotá.
En plata franca, a Petro le tocará buscar el apoyo de las maquinarias del liberalismo y del Partido de la U. En esa dirección se interpretan los llamados de Ernesto Samper a César Gaviria de adherirse al Pacto Histórico.
Hay otro factor que juega a favor de Rodolfo Hernández. Si bien tiene un menor reconocimiento que Gustavo Petro, apenas el 9,6% de los votantes tiene una imagen desfavorable del ingeniero, mientras el 37,1% tiene esa percepción del senador izquierdista, según Invamer.
En la otra campaña las cosas no pintan tan mal. Rodolfo ha sostenido cordiales conversaciones con Sergio Fajardo, incluso charlaron vía telefónica una vez se conocieron los resultados de ayer. Al ser una incógnita, Hernández no produce tanta animadversión ni cautela.
En su caso parece invertirse el refrán de mejor malo conocido… Con sutileza, muy pronto la derecha pidió puesto en la rodolfoneta. La primera en salir fue la senadora María Fernanda Cabal, la vocera del ala dura del uribismo. Apenas las tendencias electorales pusieron a Rodolfo en la segunda casilla de las votaciones, Cabal trinó: “El triunfo de Rodolfo es el triunfo contra el establecimiento. El país necesita cambios, no el suicidio que ofrece Petro, pero sí autoridad, orden y la prosperidad que ofrece un empresario como el @ingrodolfohdez”. Minutos después, la también senadora Paloma Valencia afirmó en su cuenta de Twitter: “Felicitamos al ingeniero @ingrodolfohdez por su gran votación. Apoyaremos su propósito de combatir la corrupción y derrotar a Petro”. Estos movimientos resultan predecibles: Rodolfo pasó a encarnar el antipetrismo.
La retórica antiuribista del petrismo – su caballito de batalla en estas elecciones– no funciona con Rodolfo. Por primera vez en mucho tiempo, la silueta de Álvaro Uribe no tendrá un peso decisivo en las votaciones. Las bases de su partido se irán con Rodolfo, haya o no guiño del exmandatario. No tienen otro camino.
El centro se fragmentará entre Rodolfo y Petro: la decisión de la Coalición de la Esperanza de no actuar como grupo y dejar en libertad a sus votantes así lo corrobora. Y la izquierda ya demostró que su caudal electoral no tiene la suficiente fuerza para conquistar sola el solio de Bolívar. Las próximas tres semanas serán de infarto ■