Piedra de 70 toneladas amenaza vereda de Bello
Por el momento son 19 familias en riesgo, seis de ellas con recomendación de evacuación definitiva. La gente tiene miedo.
Ala vereda Los Espejos, de Bello, la amenaza una piedra cuyo peso es mayor que el de todos los habitantes juntos y el riesgo es tan inminente, que ya las autoridades tomaron la precaución de ordenar la evacuación a seis familias y hacerles advertencia de riesgo a otras 13, esperando que no vaya a ocurrir una tragedia.
En efecto, en esta vereda a pocos minutos del casco urbano bellanita, en la ladera occidental, habitan unas 560 personas que, a un promedio de 80 kilos de peso cada una, sumarían 44.800 kilos, es decir, 44,8 toneladas. La roca, que amenaza con desprenderse de la montaña, tiene un peso calculado en 70 toneladas, casi el doble.
De rodarse podría ir sobre las viviendas o caer a una quebrada cuyo cauce está a unos pocos metros. “Lo que pasaría es que podría taponarla y originar un desbordamiento que causaría una catástrofe”, vaticina Alexánder Velásquez, líder comunal residente en una vivienda a unos pocos metros de la roca. Hay temor en la comunidad.
¿Por qué la amenaza?
El problema no se sabe cuándo empezó, pero la manifestación más concreta se dio el pasado jueves 26 de mayo en horas de la tarde, en medio de un aguacero. “Ese día la piedra se movió como unos dos metros y aunque luego se quedó quieta no sabemos qué pueda pasar”, comenta Alexánder.
La alerta llegó a los organismos de socorro y a la Unidad de Gestión del Riesgo de Bello, que no tardó en hacerse presente en el sitio para evaluar la situación y analizar las medidas a tomar para evitar una tragedia.
Wber Zapata Lopera, secretario de Gestión de Riesgo y Atención de Desastres de la localidad, explicó que en una primera visita de inspección con geólogos expertos se determinó que se trata de una piedra conocida como Granodeorita, “lo que nos permitirá definir los riesgos concretos y la mejor forma de tratarla”.
Mientras este proceso avanza, los habitantes se refugian en la solidaridad de sus vecinos y líderes para evitar ser víctimas en caso de que la enorme roca se desprenda de la tierra. Este apoyo se traduce en el uso de una escuela vecina para albergar a las familias de mayor riesgo, como la de Luisa María Uribe, una embarazada de 23 años que teme perder a su bebé.
“En la familia somos cinco personas, hay una bebé de tres años y un adulto mayor, estamos acá hace seis meses y el miedo es que esa piedra se zafe y como es tan pesada nos tumbe las casas”, dice junto a dos de sus hermanas. Añade que al colegio se van por las noches, pues en el día hay más opciones para escapar en caso de una emergencia, aunque no deja de reconocer que “uno
“En mi familia somos 5 personas, hay una bebé y un adulto mayor, el miedo es que se zafe y nos tumbe las casas ”. LUISA MARÍA URIBE Integrante de una familia en riesgo
no se sabe si va a poder correr, las tragedias no avisan”.
Según el secretario de Gestión de Riesgo, el fenómeno se dio porque algunos habitantes desconfinaron la piedra (socavaron la tierra para abrir más espacio para construir) e hicieron que se desestabilizara y desencadenara la situación de riesgo, por lo que les recomienda a las personas que cuando vayan a hacer procedimientos similares pidan asesoría de expertos.
¿Barrio de invasión?
En Los Espejos, la alcaldía ya determinó que hay 19 familias en riesgo y seis de ellas deberán tener una evacuación definitiva “para salvaguardar sus vidas”, afirma Zapata.
En la vereda dicen que la alcaldía les pide evacuar pero no les da una solución de fondo, que en su caso sería una reubicación en otras casas.
Sostienen que la administración municipal les ha dicho que son un sector de invasión y que por ello no pueden hacer inversiones, pero allí lo niegan y muchas personas sacan documentos de pago de impuesto predial y de compraventa de los lotes.
“Invasión no somos, por acá cada persona ha comprado su lote para construir, nadie llegó a ir construyendo y listo”, afirma una señora que no dice el nombre.
En la vereda no hay servicio de energía propia sino de contrabando y los surte un acueducto veredal que maneja la misma comunidad. La vía que atraviesa el barrio es una especie de placa huella construida con recursos comunitarios y asegura Juan José Giraldo, uno de los primeros pobladores de la zona, que la alcaldía no les ha aportado nada, “todo han sido esfuerzos nuestros, a pesar de que somos una comunidad pobre”.
Por ahora, la piedra está siendo fracturada para aminorar su tamaño y el nivel de riesgo, aunque no se sabe si este método puede generar consecuencias, como nuevos movimientos de la Granodeorita. Los taladros siguen sonando y los habitantes esperando que les saquen la piedra