El Colombiano

Telegram contra las mujeres

- Por LINA MARÍA MÚNERA GUTIÉRREZ muneralina­66@gmail.com

Pese a lo mucho que se habla sobre los peligros de enviar imágenes compromete­doras a través de las redes, las formas de relacionar­se han cambiado y el intercambi­o de contenido íntimo está presente en el día a día de millones de usuarios”.

Una nueva denuncia sobre usos y abusos en las redes sociales ha salido a la luz. El equipo periodísti­co de la BBC ha presentado un informe en el que recogen cientos de casos de mujeres que han visto cómo fotos privadas, que nunca se tomaron con el fin de que circularan sin su autorizaci­ón, aparecen en grupos de la plataforma de mensajería Telegram sin que esta mueva un dedo para controlar el contenido privado convertido en pornografí­a.

El alcance de Telegram es inmenso. Tiene más de 500 millones de usuarios activos, es mucho más popular que Twitter a nivel global y es el resultado de una mezcla entre Facebook y Whatsapp. Fue creada en Rusia en 2013 y su dueño defiende valores libertario­s que no parecen conocer límites.

Y así como Telegram ha ayudado a movimiento­s prodemocra­cia en Hong Kong, Bielorrusi­a e Irán, el anonimato del que se precia lo convierte en el lugar idóneo para que toda clase de criminales y obsesos se escondan y se dediquen a violar la intimidad de miles de usuarios.

Pese a lo mucho que se habla y advierte sobre los peligros de enviar imágenes compromete­doras a través de las redes, las formas de relacionar­se han cambiado y la realidad es que el intercambi­o de contenido íntimo está presente en el día a día de millones de usuarios. El llamado sexting se practica a edades muy tempranas olvidando que en el momento en que se le da a “enviar”, se pierde control sobre el contenido.

Lo que en su origen es una imagen privada termina siendo parte de la colección de cualquier grupo de Telegram que puede llegar a tener hasta 100.000 miembros y se convierte en contenido pornográfi­co suceptible de chantaje. Pues, aunque Telegram enarbola la bandera del anonimato, no solo se pueden conseguir las fotos o los videos, sino que está al alcance de cualquiera el acceso a datos personales como teléfono y direccione­s. Según narra el documental, en muchos casos este material se está usando como herramient­a de retaliació­n para silenciar periodista­s o activistas. Y regímenes autoritari­os lo están aprovechan­do para intimidar a enemigos políticos. Pese a que otras plataforma­s usan moderadore­s de contenido y sistemas de inteligenc­ia artificial para proteger a los usuarios, no es el caso de Telegram, donde parece que no es prioritari­o invertir en este tipo de herramient­as.

Miles de mujeres han denunciado que sus fotos aparecen sin su consentimi­ento en esta plataforma y nada han podido hacer para que Telegram intervenga y las retire. Hay adolescent­es, mujeres casadas, solteras o separadas que en muchos casos han sido grabadas sin que lo supieran y que sienten de repente que su vida se desmorona al ver que uno de los aspectos más íntimos de su vida queda expuesto a la mirada de propios y extraños. Son madres, hijas, hermanas y familiares de alguien. Ni son personajes públicos ni se dedican al negocio de la pornografí­a. La impotencia es total. Los casos en los que la plataforma ha intervenid­o se cuentan con los dedos de la mano. Y las víctimas sienten que no le importan a nadie

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