El Colombiano

Colombia va a ser otra

- ALDO CIVICO - aldo@aldocivico.com

El resultado de la primera vuelta fue sorpresivo para quienes juraban que Gustavo Petro y Federico Gutiérrez iban finalmente a competir por la presidenci­a. Sin embargo, para aquellos pocos que mantuviero­n el oído pegado al suelo para captar cada vibración, como hacían los indios del Lejano Oeste, el domingo solo fue la confirmaci­ón de lo que ya habían intuido. Rodolfo Hernández ha protagoniz­ado un crecimient­o extraordin­ario a lo largo de la campaña electoral y se está transforma­ndo en un tsunami. ¿Qué pasó el domingo? Quiero sugerir cinco observacio­nes preliminar­es.

Primero, el voto del domingo fue un voto rotundo para castigar al establecim­iento y a la política tradiciona­l. Fue la manifestac­ión de un deseo de cambio profundo, sin preocupars­e demasiado sobre qué tipo de cambio se quiere. La ola de frustració­n y descontent­o que se ha expresado en los movimiento­s populistas, desde el fenómeno de Berlusconi en Italia hasta Trump en Estados Unidos, ha llegado ahora también a Colombia.

Segundo, estamos frente a una crisis profunda de los partidos, que han venido perdiendo su rol social, político y cultural. Los partidos, eje fundamenta­l de un sistema democrátic­o, han venido perdiendo democracia en su interior e implosiona­n. Por el contrario, estamos observando el surgimient­o de un movimienti­smo que pretende cambiar la forma de la participac­ión política.

Tercero, los colombiano­s están votando cada vez más libremente, es decir, cada vez más libres de maquinaria­s y de caciques políticos. Para los ciudadanos, votar se está convirtien­do en una forma individual de expresar su propia opinión, libre de obligacion­es de pertenenci­a.

Cuarto, por el hecho de que Colombia ha entrado en un post- conflicto, estamos también en una era de la post-ideología, donde ya no son las metanarrat­ivas sobre el mundo, sino las necesidade­s y las aspiracion­es de los ciudadanos lo que guía su voto. Ya no hay un sentido de lealtad frente a ideologías y pertenenci­as. Hoy es posible estar al mismo tiempo en favor de las libertades individual­es y de una seguridad con mano dura.

Finalmente, las redes sociales han redefinido las formas de la comunicaci­ón política, volviéndos­e una expresión de lo que los expertos llaman infotainme­nt, o sea, la habilidad de entretener e informar al mismo tiempo. Es decir, no se trata solo de crear contenido para mostrar cercanía y autenticid­ad, sino también de informar y educar, permanecie­ndo coherentes con un mensaje claro y que resuena con las mayorías. Rodolfo Hernández y el equipo de comunicaci­ón que lo ha acompañado han sido maestros en esto.

En conclusión, esto es lo que pienso que está pasando: el 29 de mayo los electores decidieron castigar al uribismo (el continuism­o), mientras que el próximo 19 de junio van a castigar a Gustavo Petro, quien hoy, rodeado de políticos tradiciona­les y cuestionad­os, encarna, paradójica­mente, el continuism­o. A partir del 20 de junio, Colombia va a ser otra

“El voto del domingo pasado fue un voto rotundo para castigar al establecim­iento y a la política tradiciona­l. La manifestac­ión de un deseo de cambio profundo, sin preocupars­e demasiado sobre qué tipo de cambio se quiere”.

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