El Colombiano

Denunció a General por acosar a su esposa y le impidieron ascenso

El mayor Mario Andrés Peñuela denuncia persecució­n laboral porque un general se enamoró de su esposa.

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Dice un dicho popular que no hay mayor enemigo que el de tu propio destino. El adagio le casa perfecto a la historia de dos oficiales del Ejército Nacional: el general Javier Alberto Ayala — comandante del Comando Conjunto Estratégic­o de Transición— y el mayor Mario Andrés Peñuela, ambos miembros destacados de la Escuela Logística de la institució­n.

Eran bastante cercanos, incluso aparecen en fotos sonriendo con el uniforme repleto de medallas, en una de ellas, Peñuela luce una insignia verde que lo destaca como el mejor de su curso el día en que logró el grado de mayor. Se perfilaba con éxito para ser algún día Teniente Coronel.

Sin embargo, todo truncó cuando el mayor Peñuela vio que el general Javier Alberto Ayala quería meterse con su familia, pues empezó a acosar a su esposa, a mandarle mensajes con contenido sexual. No contento con eso, empezó a torpedear la carrera de su subordinad­o —Peñuela— evitándole los ascensos.

Fiel a la línea de mando, Peñuela denunció al general Ayala con el mismísimo comandante del Ejército, general Eduardo Enrique Zapateiro, pero fue desoído. En un comunicado que dio a conocer, Peñuela dice que Ayala le torpedeó su ascenso a Teniente Coronel del Ejército con la ayuda del “brigadier general Diego Luis Villegas Muñoz, presidente del Comité de Ascenso y con apoyo del comandante de Contrainte­ligencia del Ejército, fui excluido del Decreto 858 del 31 de mayo de 2022 y de mi derecho al ascenso”.

Las denuncias de Peñuela no le cayeron bien al general Ayala, por lo que decidió —al parecer— dañarle la carrera a este promisorio oficial. No se trató solo de un careo de versiones. En los informes el Mayor presentó pruebas como llamadas y mensajes abusivos con alto contenido sexual desde los teléfonos personal e institucio­nal de Ayala, además de una minuta de las veces en que el general Ayala fue a la casa de la familia en ausencia

de Peñuela y envió costosos regalos a su esposa.

Pero no solo se trató de un coqueteo alevoso. Peñuela fue expulsado de la vivienda fiscal donde vivía —las casas que se les otorgan a los militares en servicio dentro de una brigada o batallón—, fue trasladado sin justificac­ión alguna, lo que finalmente derivó en que le bloquearan el ascenso.

Como nadie lo escuchó, el caso terminó como una denuncia ante la Fiscalía General de la Nación. Ahora el mayor Peñuela pide protección porque se enfrenta a “un entramado de corrupción que se protege a sí mismo, en detrimento de la legitimida­d y el honor militar”.

Toda esta denuncia llevó a que el general Ayala pidiera la baja después de 35 años de servicio. En una carta pública contó todo su pasó por las Fuerzas Armadas, aunque no mencionó este caso en el que se le acusa de acoso sexual y, además, de supuestame­nte dañarle la carrera a un buen oficial. El asunto es tan delicado que ya está en manos del abogado Pedro Capacho, quien asegura que no ha sido notificado de expediente penal o disciplina­rio.

En un comunicado del 3 de junio, el Comando del Ejército declaró que el 24 de mayo recibieron una solicitud por parte del mayor Peñuela, para que revisaran cuál había sido el motivo para que no lo llamaran al curso de ascenso. “El decreto expedido por el que se confieren los ascensos y en el cual no fue contemplad­o el oficial es un acto administra­tivo de pleno valor. A la fecha, ninguna acción establecid­a en nuestra legislació­n ha sido pre

sentada por el mayor ante la jurisdicci­ón en la que se manifieste­n las razones de inconformi­dad por su no ascenso”.

El Comando también asegura que antes del 24 de mayo, el mayor Peñuela no había dado a conocer los supuestos acosos por parte del general Ayala.

Pero esta no sería la única denuncia en contra del general Ayala, a quien algunos oficiales recuerdan como un hombre que andaba detrás de las esposas de los oficiales. Su carrera al interior de la milicia no habría sido tan exitosa si no fuera por algunas ayudas. Hace varios años no lo llamaron para hacer curso de Teniente Coronel, “porque nunca cumplió con los requisitos de mando de tropa”, según señalaron fuentes.

Ayala aprovechó el ejército para realizar estudios, se convirtió en abogado. Dice una fuente que Ayala nunca mandó tropa, nunca quiso salir de Bogotá, nunca fue a operacione­s. “Por eso no lo llamaron a coronel”. Sin embargo, un familiar con buena posición en el Ejército movió influencia­s para que lo llamaran a último momento. De ahí, Ayala saltó al Ministerio de Defensa y después a un cargo en Estados Unidos, donde le dieron la baja por hablar mal de la institució­n. Seis años después fue reintegrad­o gracias a una demanda.

Volvió como Coronel full, a un paso de ser General, ascenso que logró con un alto impacto al interior de la tropa, pues no era respetado porque nunca se había ensuciado las botas en el campo de batalla. Ahora Amaya se hace un lado por una denuncia que, según las pruebas, puede dejarlo muy mal parado

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Comunicado de prensa del Comando del Ejército.
Denuncia pública del mayor Mario Andrés Peñuela. Comunicado de prensa del Comando del Ejército.
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FOTO ARCHIVO PARTICULAR A la izquierda el general Javier Alberto Ayala, denunciado por acoso sexual y laboral. A la derecha el mayor Mario Andrés Peñuela al lado de su esposa. La fotografía es del año en que el segundo se graduó con honores del curso de Mayor.

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