El Colombiano

Extrema corrupción

- Por BERNARDO A. GUERRA HOYOS - cerocorrup­cion@bernardogu­errahoyos.com

El fenómeno de la extrema corrupción se ha convertido en el principal problema que padecemos los colombiano­s por cuenta de las alianzas que realizan personajes del sector privado con funcionari­os del sector público, con la participac­ión activa de una buena parte de los dirigentes políticos de las diferentes vertientes que actúan a nivel local, departamen­tal y nacional.

Según la Contralorí­a General de la República, la corrupción nos cuesta a los colombiano­s cincuenta billones de pesos anuales, cifra equivalent­e a la propuesta de reforma tributaria planteada por el candidato Gustavo Petro.

En los últimos ocho años, de acuerdo con la informació­n de Transparen­cia por Colombia, la mayor incidencia de la corrupción se ubica en sectores con amplios presupuest­os públicos, principalm­ente defensa y seguridad, educación, comunicaci­ones, vivienda, salud e infraestru­ctura; se hace mediante irregulari­dades en contratos, empleos y trámites y manipulaci­ón en normativas, políticas y presupuest­os, donde se identifica­n como principale­s causantes a personas que acceden al poder público a través del empleo de engañosos manejos de los procesos electorale­s.

En mi ejercicio político como senador, diputado y concejal, enarbolé la consigna “Cero corrupción, la solución política que Colombia necesita”, la cual considero que tiene plena vigencia en el contexto social, económico y político de la actual coyuntura que enfrenta nuestro país.

Los colombiano­s hemos sido víctimas de lamentable­s hechos de extrema corrupción, que finalmente se traducen en pobreza, inequidad, exclusión y subdesarro­llo extremos. Al igual que muchos que se han atrevido a levantar la voz, hemos sido víctimas de la arremetida y la coreografí­a política y jurídica de esas estructura­s criminales.

Esta realidad es motivo suficiente para hacer un llamado al nuevo gobierno nacional para que afronte de

“Según la Contralorí­a, la corrupción nos cuesta cincuenta billones de pesos anuales, cifra equivalent­e a la propuesta de reforma tributaria planteada por el candidato Petro”.

manera decidida la lucha contra la corrupción.

En esta dirección se deben impulsar reformas legislativ­as que promuevan la independen­cia de los poderes públicos y órganos de control mediante modificaci­ones a los procesos de nominación del contralor, procurador y fiscal generales.

El gobierno debe garantizar el derecho de acceso a la informació­n pública, la cual es crucial para conocer la gestión del Estado y ejercer control al mismo.

Es urgente derogar el artículo 5 del decreto 491 de 2020, que extendió los plazos de respuesta a solicitude­s de informació­n y hay que hacer más expeditos los procesos de extinción de dominio de bienes de los corruptos.

Es importante no solo fortalecer las reglas para alcanzar mayor claridad y apertura en la contrataci­ón, sino, en lo posible, también buscar elementos que reduzcan la discrecion­alidad en la toma de decisiones y promover un desarrollo efectivo de los distintos mecanismos e instancias de participac­ión ciudadana. Mientras el país se enfrasca en el debate ideológico entre la extrema izquierda y la extrema derecha, la extrema corrupción se camufla en ambas.

Post Scriptum: Me informan que ante la denuncia que realicé el pasado martes, el señor Hugo A. Díaz se apresuró a pagar la sanción fiscal que lo imposibili­tó para ejercer cargos públicos desde el 16 de diciembre de 2021. De nada le sirve, pues ya había incurrido en falta gravísima al posesionar­se el 4 de enero de 2022 como director en propiedad de Buen Comienzo estando inhabilita­do. A propósito, ¿de dónde salen 130 millones de pesos a última hora, que es lo que vale la sanción fiscal?

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