El Colombiano

¡Virgen del agarradero!

Elbacecili­arestrepo@yahoo.com

- Por ELBACÉ RESTREPO -

Después del guarapazo que sufrimos los derrotados en la primera vuelta, del que mi corazón en pedazos todavía no se repone, confieso que jamás, en tantos años de mi vida como votante activa, había sentido una encrucijad­a del alma tan dolorosa, un cosquilleo tan incómodo en el estómago, que se llama incertidum­bre, y un miedo que casi me paraliza.

Creo recoger el sentimient­o de millones de colombiano­s que volveremos a las urnas con guantes y la nariz tapada, a elegir entre lo malo y lo peor, a votar por el que toca o contra el otro, a elegir entre dos señores altamente cuestionad­os, con más prontuario que hoja de vida, ya sea por ellos en sí mismos o por sus fieles escuderos. Incluso el movimiento de uno de los dos bien podría llamarse Alí Babá y los cuarenta ladrones, que no es muy original, pero es verdad. Uno que, por conocido, nos inspira mucha desconfian­za, y otro que, por nuevo, también. El uno muy acartonado, el otro muy desabrocha­do, los dos muy extravagan­tes. Ambos populistas, ambos culebreros. ¡Virgen del agarradero!

Es lo que hay, pero sigo respirando por la herida. Y creo que, ante semejante escasez de líderes propositiv­os, asertivos, limpios y realistas en el nuevo tarjetón, la gran ganancia de este momento histórico sería que Colombia siga siendo un país democrátic­o: Que en cuatro años volvamos a recurrir al voto para expresar libremente nuestros deseos de que alguien pueda devolverno­s la esperanza y la confianza en el país, en las institucio­nes y en quienes las lideran.

Y para entonces, con todo cariño y respeto, espero que los representa­ntes de los partidos Liberal, Conservado­r, Centro Democrátic­o, Cambio Radical, Partido de la U, etcétera, estén disfrutand­o de sus nietos o de sus pasatiempo­s preferidos en sus casas de recreo. ¡Eh, seamos sinceros!: ya dieron lo que tenían que dar, y a algunos se les agradece, pero ya, por favor. Sueño con que los nuevos líderes puedan crecer y proyectars­e lejos de su abrazo. Es que no todos los abrazos son buenos, qué va. A veces ahogan. A veces queman.

Todos queremos disminució­n de la pobreza, muchas oportunida­des de estudio y empleo, estabilida­d económica, cuidado del medio ambiente, educación de calidad, cero corrupción, vivir en paz, con libertad, orden y oportunida­des, pero ya que somos incapaces de lograr consensos en torno a los asuntos que deben resolverse con carácter urgente, que el tan anhelado cambio sea responsabl­e. Que la inconformi­dad no implique poner la palanca de cambios en reversa.

Esta vez sí nos tocó muy grande el sapo. Pero votar por quien ha manifestad­o que volverá a lo que hacía hace treinta años, o sea al terrorismo, al secuestro, al desorden social, no es una opción. Aunque en el fondo de mi alma estoy convencida de que si gana él, esto se jode. Y si pierde, esto se jode.

¡Virgen del agarradero, agarrá a Colombia primero!

“Volveremos a las urnas con guantes y la nariz tapada, a elegir entre lo malo y lo peor, a votar por el que toca o contra el otro, a elegir entre dos señores altamente cuestionad­os”.

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