LOS TEATROS EN MEDELLÍN Y SUS HISTORIAS CASINO MALIBÚ
La tradición teatral de Medellín es de larga data, por eso no resulta asombroso que la ciudad haya contado a lo largo de su historia con escenarios de indudable valor histórico, cultural y arquitectónico. Algunos de ellos — El Pequeño Teatro, El Teatro Popular de Medellín y
Matacandelas— testimonian, además, las trayectorias de actores, dramaturgos y escritores. El paso de los años ha convertido a dichos lugares en núcleos de la vida social y cultural de la capital antioqueña. No obstante, otros escenarios —vinculados con el teatro, pero también con el cine y la música— han caído en el olvido: sus salas, donde antaño mandaban las artes, ahora se dedican a otro tipo de actividades. Sus antiguas y esplendorosas arquitecturas han mudado, manchándose con el gris del smog y el amarillo de la desidia. Recordamos los dos tipos de teatros: los vigentes y, también, aquellos en los que el telón ha caído, los violines y guitarras se han silenciado y el chorro de luz del cine ya no horada la oscuridad de los días.
La casa en la que funciona y el grupo de teatro Matacandelas son patrimonio cultural de la ciudad. En su historia ha sido epicentro del movimiento teatral. En la actualidad cuenta con uno de los mejores escenarios para montajes teatrales. Ha producido más de 55 puestas en escena.
Con más de cuarenta años, El Teatro Popular de Medellín ofrece, además de programación de eventos dramatúrgicos y musicales, espacios de formación para los nuevos miembros de la comunidad de la actuación. Fundado en 1979, el TPM ha sido uno de los puntos de interés del centro de la ciudad.
reconocimiento popular, que esté en la memoria de la gente, que haya sido un referente cultural, político, económico”, precisa el historiador. Condiciones que cumplen los extintos teatros municipales. Allí la gente gozó y sufrió, construyó parte de su vida social desde los 40 hasta bien entrados los 70.
Una política patrimonial podría garantizar que estos inmuebles sean, por ley, reconstruidos, restaurados o conservados como parte de la memoria social, artística y cultural, puntualiza Mauricio Celis Álvarez, docente de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia. “Esa memoria la merecen tener las nuevas generaciones, las que nos relevan a quienes sí tuvimos la oportunidad de ocupar y vivir esos espacios”