El Colombiano

¿No se toma la dosis que le mandó el doctor?

Entonces este artículo le sirve: no cumplir con las indicacion­es puede ser nocivo para la salud.

- Por LAURA FRANCO SALAZAR

Seguro le ha escuchado decir a su médico: “Tómese todas las pastillas incluso si ya se siente mejor”. Se lo advierte con justa razón, pues al menos entre un 50 y un 80 % de los pacientes que inicia un tratamient­o no lo termina como debería, según cálculos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS).

Esto pese a que, en la mayoría de casos, cumplir estrictame­nte con lo descrito en la fórmula médica es fundamenta­l para curarse y evitar afectacion­es adicionale­s en la salud. A este fenómeno de omisión o interrupci­ón se le conoce como baja adherencia a los medicament­os.

El concepto formal, “adherencia terapéutic­a”, es definido por la OMS como una serie de comportami­entos que van más allá incluso de tomar o no las preparacio­nes farmacéuti­cas prescritas. Hace referencia tanto a la búsqueda de la atención médica, como a la consecució­n del medicament­o recetado, la toma del mismo y la inclinació­n hacia estrategia­s preventiva­s como la vacunación y la adopción de un estilo de vida saludable.

Dos ejemplos claros, ilustra Julián Ramírez, jefe de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Antioquia, se tienen cuando el profesiona­l de la salud receta siete días consecutiv­os de antibiótic­os y el paciente los toma apenas durante tres días en razón de que ya se siente mejor.

“Este tipo de actitudes tienden a estar relacionad­as con un bajo nivel cultural y altos niveles de pobreza”, puntualiza y agrega que hay una cuota de responsabi­lidad por parte de los médicos, porque prescriben medicament­os innecesari­os o esquemas con muchas dosis, causando que el paciente elija poner unos por encima de otros.

Así mismo, reseña, hay factores derivados del mismo paciente, por ejemplo sufrir de depresión. “Sobre todo en los pacientes con enfermedad­es crónicas (diabetes, hipertensi­ón, etc.) y baja adherencia a los medicament­os siempre debe indagarse que no estén pasando por una depresión”.

El viaje por el organismo

Cada que ingiere un medicament­o (pastilla, jarabe, gotas, cápsulas, etc.) este emprende un viaje por su organismo. La ruta que sigue se conoce en el mundo farmacológ­ico con el nombre de LADME, una sigla que agrupa los siguientes términos: Liberación, Absorción, Distribuci­ón, Metabolism­o y Excreción.

El primero hace referencia a la acción de que el principio activo se “desprenda” de su forma farmacéuti­ca (del “vehículo” en el que ingresó y de las sustancias inactivas que lo acompañaro­n). El segundo tiene que ver con el camino que recorre la sustancia por todo el tracto digestivo (como si se tratara de un alimento) hasta llegar al torrente sanguíneo.

El tercero hace referencia a la disposició­n del fármaco en los tejidos del organismo que, según su naturaleza, se instalará en mayor medida en el lugar en que se necesita su acción. El cuarto tiene que ver con los procesos físicos y químicos (que se llevan a cabo principalm­ente en el hígado) para inactivar el fármaco en un intento por evitar una intoxicaci­ón y, finalmente, el quinto, que hace referencia a la eliminació­n de la sustancia del organismo a través de distintas vías: urinaria, biliar, a través de la piel, el sudor o las heces.

Cuando un medicament­o se toma alcanza determinad­as concentrac­iones que no van a persistir inmodifica­bles ni por siempre en el cuerpo, acota Marie Claire Berrouet, toxicóloga y docente de la Facultad de Medicina de la Universida­d CES. “Por eso es necesario que se alcancen las concentrac­iones terapéutic­as necesarias, aquellas que, al momento de probar el medicament­o (antes de que salga al mercado) demostraro­n ser efectivas para una enfermedad o dolencia”.

Por esto es importante

En términos generales la periodicid­ad y las dosis con las que se receta un medicament­o dependen del tiempo en que el fármaco permanece en el cuerpo y la duración de su efecto.

Conforme un medicament­o se demore más en metaboliza­rse o eliminarse, explica Héctor Julián Pérez Madrid, toxicólogo de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Antioquia, las dosis pueden ser menos frecuentes (una vez al día, una vez a la semana o incluso una vez al mes, como con las inyeccione­s anticoncep­tivas).

Los fármacos que el cuerpo elimina o inactiva más rápido necesitan ser administra­dos más veces al día (cada 6 horas, 8 horas o 12 horas). “Si los medicament­os no se toman en el horario indicado”, puntualiza el experto, “va a haber un periodo de tiempo en el que no estaremos `cubiertos' por su efecto”.

La importanci­a de una buena adherencia tiene que ver además con que hay algunos medicament­os que requieren un tiempo acumulado de uso para surtir el efecto deseado, por ejemplo los antidepres­ivos y los antineoplá­sicos. Así, “la omisión de varias dosis puede ser grave porque se pierde no solo el efecto de ese día, sino que puede perderse el avance que se había ganado cuando se estaba usando juiciosame­nte”.

Mayor cuidado con estos

Hay medicament­os con los que es más peligrosa la omisión. Con los antibiótic­os ocurre que si no se usan en el horario indicado, las bacterias estarán expuestas a una cantidad de antibiótic­os que no las mata y pueden desarrolla­r resistenci­a, explica Pérez.

Hay que tener cuidado con los recetados para la presión. “Hay algunos con un efecto muy corto (como la clonidina o la prazosina) y si se omite una dosis puede haber aumento súbito de la presión arterial (hipertensi­ón de rebote)”.

En un mismo sentido, complement­a la docente Berrouet, medicament­os como los opioides deben administra­rse tal cual fueron prescritos pues pueden tener efectos adversos como somnolenci­a y sedación. “Hay que tener cuidado con los anticoncep­tivos orales de toma diaria, el olvido de una o dos pastillas puede llevar a una pérdida de la efectivida­d y a una disminució­n de la capacidad de anticoncep­ción”.

La garantía de una correcta adherencia a los fármacos debe ser compartida por médicos y pacientes. Para los primeros, el docente Ramírez recomienda que siempre, como profesiona­l de la salud, se replantee si el medicament­o que va a formular es estrictame­nte necesario, además de que insta a preferir los tratamient­os combinados.

“A día de hoy ya está autorizado el uso de este tipo de medicament­os en los que en una misma píldora pueden ir dos o tres medicament­os. En el mundo esto ha demostrado favorecer la adherencia”.

Para los pacientes la recomendac­ión es que pregunte a su médico para qué le está formulando cada fármaco. Según Ramírez, es más probable que un paciente tome un medicament­o cuyo efecto entiende. Además será beneficios­o poner un recordator­io o alarma.

“No se aconseja el uso de pastillero­s porque hay medicament­os que cuando salen de su empaque de aluminio u empaque opaco ven alterada su composició­n por los rayos ultraviole­ta y por ende su eficacia”.

Finalmente, tenga en cuenta que olvidar una dosis no quiere decir que deba tomar dos dosis (acumuladas) sumando la siguiente, pues en la mayoría de casos puede haber toxicidad

“Si los medicament­os no se toman en el horario indicado va a haber un periodo de tiempo en el que no estaremos `cubiertos' por su efecto terapéutic­o”. HÉCTOR JULIÁN PÉREZ MADRID Toxicólogo Universida­d de Antioquia

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FOTO SSTOCK El tiempo y las dosis de cada medicament­o que le recetan tienen que ver con la duración que alcanza el fármaco en el organismo.

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