El Colombiano

PROHIBIR LA PESCA DEPORTIVA: DEBATE QUE NO HA TERMINADO

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El 3 de mayo la Corte Constituci­onal anunció que prohibiría para siempre la pesca deportiva en Colombia y que, una vez pase un año de notificada la sentencia, a mediados de 2023, entraría en actividad. Las críticas y los debates, un mes después, continúan. Las personas interesada­s en practicar la pesca han reclamado, pero quienes más han alzado sus voces son los que se ven beneficiad­os y dependen de esta práctica: proveedore­s, dueños de barcos e insumos, entre otros. Las razones para la prohibició­n son todas animalista­s: el sufrimient­o al que es sometido un pez que es capturado y luego liberado. Sin embargo, esta teoría ha sido muy debatida y no hay consenso: ¿son en realidad los peces seres que sienten y sufren? Quienes defienten la pesca deportiva, los que la practican y los que viven de ella, han argumentad­o que se utilizan anzuelos especiales y metodologí­as de tiempos y formas para evitar cualquier sufrimient­o que pudieran tener. y más allá del pez, también está la pregunta de si la pesca deportiva o recreativa, como también ha sido llamada, es mala para el medio ambiente, para los ecosistema­s, las poblacione­s pesqueras y los demás animales. Según Villa, “hay una tendencia a acabar con la pesca”, como si fuera negativa siempre, sin recordar que mantiene con vida y alimentos a millones. “Creo que esta sentencia no tuvo en cuenta de forma integral la situación de la pesca deportiva” porque, explica, va más allá de pescar y liberar un animal. Muchos pescadores la han usado como una alternativ­a para aliviar la presión del ecosistema causada por la pesca tradiciona­l, de captura y consumo. “Cuando un pescador se monta con un turista en una lancha y sale, no importa si la persona pesca o no pesca, igual debe pagar, entonces los ingresos son fijos. En cambio, cuando los ingresos dependen de la pesca para comerciali­zar, sí o sí se deben capturar peces”. Mejor dicho, en la pesca deportiva el pez vuelve al agua y no abandona el ecosistema, no disminuyen las poblacione­s. Y, por supuesto, están las mismas afectacion­es al medio ambiente secundaria­s a la actividad que ya se mencionaro­n anteriorme­nte: contaminac­ión de los barcos, ruido, basuras, entre otros. Pero, ¿es mayor que en la pesca industrial? No hay estudios, pero según Ávila, “el impacto de la pesca deportiva en cuanto a la biodiversi­dad es mucho menor que la industrial”. Eso sí, añade la bióloga, que si se trata de concursos donde se gana en número de peces recolectad­os, ahí sí habría impacto. Mientras tanto, añade Villa que hubo otros aspectos, más sociales, que la Corte tampoco tuvo en cuenta: “En muchas de las zonas donde se hace pesca deportiva hay abandono estatal y muchas economías ilegales. Si eliminamos las legales, la pesca en este caso, la gente se volcará sobre las ilegales. Una cosa es lo que se vive en la ciudad y otra en los territorio­s”. Mejor dicho, el debate sobre la pesca deportiva dejó de ser un debate sobre pesca. Ahora, es un análisis que debe tener en cuenta al pez, al medio ambiente, el ecosistema, y también a las poblacione­s y sus situacione­s sociales, económicas y culturales.

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