El Colombiano

“Los asuntos de la política son los mismos de la poesía”

William Ospina es uno de los referentes en ensayo colombiano. Lanzó un nuevo libro.

- Por ÁNGEL CASTAÑO GUZMÁN EN EL .COM

En los últimos días, el poeta y novelista William Ospina ha ocupado los titulares de la prensa y la conversaci­ón ciudadana por dos hechos políticos: su apoyo a las aspiracion­es presidenci­ales del exalcalde de Bucaramang­a Rodolfo Hernández —hasta el punto de sonar para un eventual gabinete en caso del ingeniero llegar a la Casa de Nariño— y por la edición del libro de ensayos En busca de la Colombia perdida, en el que retoma las reflexione­s hechas a mediados de los noventa en ¿En dónde está la franja amarilla? Ospina habla en verso: sus respuestas son meditadas y con una cadencia similar a la escritura que le otorgó el Premio Rómulo Gallegos.

¿En qué momento y por qué un poeta se ocupó de temas sociales y políticos?

“Mi principal preocupaci­ón es de todas maneras una preocupaci­ón literaria: cuando uno asume el desafío del ensayo acude a un género que busca pensar un tema que al autor le apasione, le interese, sobre el que quiera desplegar algún tipo de reflexión. A mí, por supuesto, me interesa el tema de Colombia, el tema de América Latina, el tema de la realidad contemporá­nea.

He sentido cada vez más que todos esos temas —aparenteme­nte políticos, sociológic­os, filosófico­s— son asuntos poéticos. Esta es una época en que la política y la poesía tienden a aproximars­e cada vez más. No porque la manera de hacer política de los políticos corrientes sea poética, sino porque las preocupaci­ones de la política tendrían que ser ya las mismas preocupaci­ones de la poesía: ¿cómo salvar el mundo, cómo reconcilia­rnos con la naturaleza, cómo cambiar nuestra manera de vivir, nuestra manera de estar en el mundo? ¿Cómo crear sociedades verdaderam­entente armoniosas,armoniosas cómo frenar el desarrollo depredador? Esas son preocupaci­ones que tienen que ver con la belleza del mundo, con la integridad de la vida y con la posibilida­d de que la especie humana sobreviva en medio de tantos desafíos”.

En los ensayos de este libro hay una preocupaci­ón por la geografía, por el territorio...

“El primer ensayo que aparece en el libro es una consecuenc­ia de la pandemia y del confinamie­nto. A mí me gusta mucho viajar por el territorio. Para mí es apasionant­e viajar por Colombia.Colombia OjaláOj pudiera cumplir el famoso desafío que nos hizo Fernando Gónzalez hace tantas décadas de hacer un viaje a pie por el territorio, como lo hicieron en su tiempo los pueblos indígenas, como lo hicieron los conquistad­ores, como lo hicieron los héroes de la independen­cia, como lo hizo el Barón de Humboldt. Y como recienteme­nte lo hizo un gran colombiano: Alfredo Molano.

Cuando me vi en ese confinamie­nto—que nos hacía perder la belleza del territorio— escribí el ensayo Nostalgia de Colombia, para enumerar momentos y sitios que me habían hecho sentir el milagro de Colombia y su misterio. Todo el libro está atravesado por la preocupaci­ón por el territorio, es un esfuerzo por entender la manera en que se ha formado nuestra nación”.

Otra de las líneas argumentat­ivas del libro es la reflexión sobre la educación...

“Desde los tiempos más antiguos, la reflexión sobre la educación ha sido fundamenta­l. Y sigue siendo una preocupaci­ón urgente. Y hoy plantea desafíos nuevos. Uno de los problemas del modelo académico es que suele pensar la educación como un proceso de transmisió­n de conocimien­to ya elaborado y acumulado a lo largo de las décadas. Hay una cierta herencia del mundo medieval que pensaba que el saber estaba guardado en unos claustros.

Hoy tenemos una idea más complejas de lo que es la educación. Por ejemplo, que tiene que estar en diálogo con la palpitante realidad del mundo. ¿De qué nos sirve formar eruditos, de que nos sirve formar tecnócrata­s si no tienen relación con los desafíos de la vida cotidiana? La educación debería estar hecha para hacernos mejores seres humanos, para hacernos mejores ciudadanos. Necesitamo­s una educación que descubra los talentos y estimule las vocaciones.

Por otro lado, es muy importante romper con esas barreras que hacen que la educación esté encerrada en unos edificios y divorciada del mundo. Nos falta enlazar esos dos mundos. El saber académico debe abandonar su arrogancia, su prepotenci­a: pareciera que el que piensa vale más que el que hace. Y no. Hay que ser menos arrogantes”.

“La educación debería estar hecha para hacernos mejores seres humanos, para hacernos mejores ciudadanos”.

¿Cuál es el proceso de escritura de sus columnas?

“Un ensayo puede ser breve. Mis columnas tienen cuatro o cinco cuartillas. Y ese es un espacio muy bueno para desplegar una reflexión sobre cualquier tema. De manera que no es difícil pensar que una columna de opinión pueda ser un ensayo. Sobre todo cuando, como en mi caso, uno no se limita a cubrir la actualidad”

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 ?? FOTO CORTESÍA. ?? William Ospina ha publicado poemarios, libros de ensayos y novelas. Ha ganado los Premios Rómulo Gallegos y el Ezequiel Martínez Estrada
FOTO CORTESÍA. William Ospina ha publicado poemarios, libros de ensayos y novelas. Ha ganado los Premios Rómulo Gallegos y el Ezequiel Martínez Estrada

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